Prólogo

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_*_*_*_  SECUESTRO  _*_*_*_

— ¿Y bien? ¿Señorita ya acabó? — Preguntó la mujer a cierta oji-violeta que yacía sentada en una banca rellenando un formulario para poder obtener una beca en una de las universidades más importantes de su país

Shinobu, era una recién graduada con honores de una escuela de medio nivel de estatus social.

— S-Sí, un momento por favor — Rogó suavemente mientras apresurada su pulso para poder escribir más rápido

Llevaba semanas esperando esta oportunidad y no la desaprovecharía, sin embargo el miedo y el nerviosismo le quería hacer una mala jugada. Y bueno así lo hizo ya que tuvo un notable error al momento de rellenar aquellas hojas del formulario.

La mujer, ya impacientada decide arrebatarle la hoja de las manos a la joven que la vio con una notable confusión y leve enojo.

— Lo siento, ya es tiempo de entregar esto — Afirmó — La llamaremos señorita Kochô — Finalizó dejándola sola

No le quedó de otra más que ponerse de pie y caminar a las afueras de esa universidad de la cual estaba segura que no podría ver más.

Caminó por un gran tramo hasta llegar a un semáforo que estaba en verde, se podía admitir que estaba lo bastante cansada como para no notar que el semáforo estaba en verde y se cruzó la carretera sin ver que este último estaba en verde.

Alguien la toma de la muñeca impidiendo que cruzara la calle y la atrajo devuelta a la acera, así impidiendo que una tragedia sucediera.

Estaba sorprendida ya que de la nada había sido jalada hacia atrás y casi cae de no haber sido que esa persona la sostuvo con cuidado para no hacerla caer al suelo.

— ¡Debe ver el semáforo antes de cruzar la calle o terminará atropellada señorita! — Su voz se oía tan grave, varonil y animosa

A pesar de que sus palabras fueran aquellas él tenía una deslumbrante sonrisa en el rostro, no podía negarlo tenía un buen porte, su cabellera era rubia y muy llamativa, sus ojos eran lindos y muy llamativos, tal y como el mismísimo amanecer y por su vestimenta podía ver que era algún tipo de ¿empresario? No, tal vez solo era una mera suposición, pero era bastante apuesto y no podía negarlo

— G-Gracias — Logró agradecer en un semi susurró no podiendo evitar mantener la mirada puesta en el joven hombre que le había salvado la vida

— No se preocupe, parece estar cansada, si quiere la puedo llevar a casa — Acotó sin ningún doble sentido en las palabras, sin embargo la joven era bastante desconfiada y cambió su expresión haciéndolo reír — No se preocupe, no tengo intenciones de hacerle daño señorita — Rió amable dándole un toque de confianza a la muchacha que solo lo veía con  confusión

Bueno ¿qué tantas probabilidades hay de irte con un desconocido y que todo termine bien? No muchas, y las pruebas son nulas pero vamos, no es como que le importe vivir su vida. Después de todo está completamente sola en este mundo y no tiene por quién vivir. Su vida no tiene sentido y el hecho de ir con un desconocido no le afectaría demaciado. O bueno eso cree ella.

El muchacho aún la tomaba de la mano pero prontamente la soltó y caminó a la par de ella hacia algún estacionamiento en donde logró ver un automóvil lujoso de color blanco y vidrios negros. Está bien, los vidrios negros la estaban asiendo desconfiar un poco pero su cuerpo no se detenía nisiquiera por esas "señales de alto"

Era tan caballeroso que parecía irreal, le había abierto la puerta de copiloto del coche dejando que ella entrara primero para luego darle media vuelta al mismo e ingresar en el lado del conductor para poder encender el motor.

La fuente del silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora