Ya había terminado mi tarea y estaba mirando qué ponerme. No tenía mucha ropa, ya que la mayoría me quedaba grande porque había bajado mucho de peso.
—¿Issy, qué haces? —pregunta Camil, asomando la cabeza por la puerta.
—No sé qué ponerme —digo, mientras tiro una blusa al suelo.
—Deja, te ayudo —dice, entrando en mi habitación.
Estábamos las dos desparramando ropa por toda la habitación. Al pensar en ello, me pregunto, ¿por qué Camil estaba aquí? Ella y Meg... No, no creo.
—¿Qué te parece esta? —me muestra una minifalda color mostaza.
—Me gusta, esperemos que me quede.
Cuando finalmente me pongo la falda, me siento feliz, ya que me quedó a la perfección. Me decido por una blusa negra y unos tacones pequeños del mismo color. No sabía si maquillarme o no, hacía mucho que no lo hacía.
Dylan llegaba en cinco minutos y Dalet ya estaba lista; parecía una princesa. Al final, sí me maquillé y disfruté tanto del proceso. Me sentía feliz y segura de mí misma. Tal vez debería haberme arreglado desde antes.
—Te ves hermosa —me mira sorprendida Meg.
—Gracias, Meg.
Dalet comenzó a llorar. Sabía que tenía hambre y yo casi ni había comido, ya que no quería la fórmula. La tomo y trato de tranquilizarla mientras le doy su biberón.
—Hola —era Dylan, asomándose en la puerta.
—Hola —digo, algo apurada.
Me empiezo a poner nerviosa, pero, por suerte, Dalet ya no lloraba.
—Te ves linda —dice, sonriendo.
No lo estoy mirando, así que no puedo ver sus gestos.
—¿Ya estás lista? —pregunta.
—Sí —contesto.
Subirme al auto de Dylan me provocaba nervios. Aunque no era el mismo auto, ya que el otro lo destrozó el día del choque, él sube la carreola de Dalet y se sienta al volante.
—¿A dónde iremos? —pregunto.
—Sorpresa —responde, mientras arranca el motor.
En todo el camino me mantengo callada, al igual que Dalet, que parece también sentirse incómoda.
Llegamos a un lugar que era como un bosque, pero para ricos. El guardia saluda a Dylan y pasamos. Al llegar, veo un tipo picnic con demasiada comida.
—Siéntate —sonríe.
Primero toma el portabebés y acuesta a Dalet con cuidado, que aún estaba dormida. Luego, se sienta junto a mí.
—¿Te acuerdas de la primera vez que vinimos acá? —pregunta Dylan.
Eso me parece extraño; Dylan y yo nunca habíamos estado aquí.
—Dylan, nunca hemos estado aquí —digo, confundida.
—¿Cuánto tiempo llevábamos? —pregunta divertido. —¿Tres días o cuatro? —se está burlando.
—Duramos un año, pero nuestra relación era extraña. A veces nos dejábamos y regresábamos —digo, mientras tomo una fresa de mala manera.
—No te creo —toma una fresa.
—Creo que fue una mala idea —tomo otra fresa.
—No es mala idea, solo sé sincera —sonríe burlón.
—Dylan, te digo la verdad, nunca me has traído aquí. Duramos un año porque mi mamá te obligó a que me dejaras —suspiré.
—¿En serio? —su mirada se torna seria. —Entonces, cuéntame la historia.
—La primera vez que hablamos fue en el vestidor de hombres. Yo había entrado porque me escondía de una maestra. Solo estabas tú. Empezaste a pelear conmigo, ya que tienes un ego tan alto que crees que todo gira en torno a ti. Ese día me diste tu sudadera —suspiré. —Al principio, mis amigos se alegraron porque yo tenía un crush contigo desde hace unos años.
—Lo sabía, tú estás inventando todo —se burla.
La alarma comenzó a sonar; Dalet seguía dormida, pero le tenía que dar el medicamento. Así que saco la pañalera, ignorando a Dylan, y busco sus medicamentos. Me pongo de pie y tomo a Dalet con cuidado; empieza a llorar, así que trato de calmarla.
—Princesa, cálmate —digo.
Después de unos 15 minutos, Dalet se tranquiliza y toma su medicamento. Me vuelvo a sentar, pero ahora con Dalet en brazos.
—¿Ya me dirás la verdad? —vuelve a preguntar.
—Dylan, eres el mismo idiota de siempre. Me hubiera encantado que no hubieras tenido ese accidente y que Meg no me hubiera dicho todo lo que pasó en realidad —doy un largo suspiro. —Si eso no hubiera pasado, tú y yo por fin nos dejaríamos. Me dejarías vivir feliz, tal vez me podría enamorar de otra persona, no lo sé, solo ser feliz —digo, mientras lo miro con coraje.
Dylan me mira boquiabierto. Dalet empieza a reír y yo lo miro con furia.
—Issy...
—Ya me voy —me pongo de pie y tomo las cosas de Dalet.
En realidad, no sabía dónde carajos estábamos y no podía con todo.
—Te llevo —me quita la pañalera mientras yo llevaba la carreola con Dalet.
—Adiós, Dylan —le digo mientras nos dirigimos hacia la salida.
—Adiós, Tom —saluda el guardia.
Al subir al auto, me doy cuenta de que Dylan nota que estoy molesta. Me parece muy idiota lo que había hecho.
Eran las tres y quince de la madrugada. Estaba comiendo un emparedado con Laech. Dalet nos había despertado, pero ya estaba dormida.
—Quisiera ser bebé —digo, cansada.
—Yo también, solo lloran y comen.
Después de comer, tratamos de dormir, pero el sueño se había esfumado, así que nos pusimos a limpiar la habitación.
Íbamos de camino al colegio; Dalet se había quedado con una señora que había contratado Laech.
—Tengo sueño —dice Laech sin ganas.
—Yo igual —bostezo.
Estábamos en el techo, fumando y riendo como de costumbre. Por alguna razón, estábamos persiguiendo a una hormiga, y eso nos daba risa. Mi celular comenzó a sonar. Era Dylan.
—¿Podemos hablar? —dice.
—Hablar podemos, sí —contesto.
—¿Estás bien?
—Sí —nos reímos Laech y yo.
—Te veo en el patio —me dice antes de colgar.
Bajamos como pudimos. Cuando llegamos, todos estaban morados. Si hubieran visto, fue muy gracioso.
Llegué al patio y vi a Dylan sentado en una banca junto a un pulpo que hacía marometas.
—Quería pedirte disculpas —dice, serio.
No quería reír, pero fue inevitable. El pulpo era muy gracioso y una explosión de risas salió de mi boca.
—¿Isabella? —me mira confundido.
—Perdón, el pulpo está gracioso.
Dylan voltea, ignora al pulpo y me mira sin entender nada.
—¿Fumaste? —pregunta.
—Un poco —rio.
Me desperté en una habitación, sin saber cómo ni por qué. Lo único que estaba claro era que era la habitación de Dylan.
Espero que les guste el capitulo. Besos.
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El Fuck Boy (EDITANDO)
Romance-Pensé que teníamos algo-las lágrimas comenzaron a caer. -Pensaste?, enserio crees que yo me enamoraría de alguien y menos de ti solo quería acostarme contigo y lo logre. -Eres un idiota-digo con la voz entrecortada