Mi novio me mando un mensaje, diciendo que nos viéramos en la cafetería que nos encantaba, era el lugar en donde nos habíamos conocido. Me arregle y fui al lugar, al llegar entre y lo miré, me sonrió y me hizo señas para que me acercara.
Camine a donde estaba y me senté.
-Hola, amor -me estire y le di un pequeño beso en los labios.
-Hola, princesa -sonrió.
-Bien, dime ¿qué pasa, es malo? -hablé preocupada.
-Pidamos algo primero, mi amor -sonrió y asentí, tomó mi mano y beso mis nudillos.
-Esta bien -mi novio habló al mesero, quien nos trató bastante bien, como siempre.
Pedimos dos cafés y galletas de chocolate, además por ser clientes frecuentes, nos dijeron que nos obsequiarían un pedazo de pastel de fresa.
El mesero se fue y yo miré a mi novio, intentando que me dijera algo, estuvimos viéndonos algunos minutos, hasta que decidí hablar.
-¿Entonces? -el rió.
-Primero, te ves hermosa hoy _____ -acarició mi cara y sonreí sonrojada.
-Dime bebé -hice un puchero. Tomó mis manos, acariciándolas
-Solo tomaría veinticuatro horas. Vámonos -solté mis manos, mirándolo extrañada.
-¿Q-Qué? -antes de que me respondiera, el mesero llegó, poniendo nuestras cosas sobre la mesa.
-Gracias -habló mi novio y yo sonreí en agradecimiento.
-Buen provecho -se fue. Volví a mirar a Mitchell.
-Desechemos nuestros planes de respaldo. Vámonos de aquí, de Australia. Vamos a Los Ángeles, Miami o New York, a donde tú quieras, solo los dos -me sorprendí.
-Mitch -hablé como pude.- ¿de verdad? -sonreí grandemente.- quiero gritar de la emoción... ¿puedo gritar? -chille emocionada, provocando risas por parte de mi chico.
-Sí -volvió a besar mi mano.
-Mitchell... pero, ¿qué dirán los demás?, ¿qué dirán tus padres?, ¿qué dirán los míos? -la preocupación me estaba consumiendo.
-Mi amor, la gente no puede entender. Tus padres y los míos, tampoco... ¿a quien le importa si aprueban? Me enfrentaré a todos... a todos para estar contigo -se acercó para besarme.
-Yo... yo no, no se que decir -hablé.
-Todo lo que tomaría son veinticuatro horas. Firma el cheque y el lugar es nuestro -lo mire a sus ojos, ese brillo con él siempre me veía-. Es un poco pronto pero quiero volver a casa pronto -.
La ilusión en sus ojos, en su voz, nunca lo había visto así y hacía que mi corazón latiera tan rápido, que podría salirse. Mi sorpresa y emoción no podía ocultarse.
-Escuché una vez que un sabio dijo... "solo los tontos se apresuran", pero no soy del tipo que piensa demasiado... cuando algo se siente tan bien -sonrió derritiéndome totalmente, le sonreí de vuelta.
Siempre me encantaba como Mitchell sabía decir las palabras exactas, haciéndome saber lo importante que era para él y como me hacía saber lo mucho que me amaba.
-Y te prometo que me refiero a cada palabra, nos conocimos para amarnos -sonreí.- pintaré el mundo que te mereces, con todos los colores que imaginas. Joder, no puedo esperar a que suceda -me acarició el rostro delicadamente.- todo lo que tomaría son veinticuatro horas, ¿que dices, amor? -.
-Estoy emocionada, siento mi corazón latir como si hubiera corrido mil kilómetros -no podía borrar mi sonrisa.- si, mil veces si, mi respuesta será siempre si -me acerque y le di un gran beso en los labios, sus cálidos labios moverse contra los míos, sentía tan bien.
-Te amo, te amo mucho -habló cuando nos separamos del beso.
-Te amo más -dije y nos volvimos a fundir en otro beso.
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•23/02/2022•
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