Minho lleva una vida tranquila, va a una buena universidad, es buen estudiante y siempre pasa buenos momentos con su mejor amigo, Han Jisung.
Sin embargo, cuando cinco niños aparecen en su casa llamándolo "papá" las cosas se descontrolan y su apasib...
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Cuando Jisung cumplió nueve años, su mamá volvió a casarse, no se mudaron, pero un señor de pinta amable y su hijo un año menor, llegaron a vivir con él.
Lee Taeyong era un niño singular, no tenía miedos como Jisung, solía hacer lo que se le venía en gana y su respeto solo estaba dirigido a quienes se lo ganaban, no se llevaban del todo bien, Taeyong siempre creyó que Jisung era el perfecto hijo que él nunca podría ser, sin embargo, cuando Navidad llegaba y sus padres se marchaban a sus salidas de negocios, él esperaba impaciente que su hermano mayor llegara con una taza de chocolate caliente y un pequeño regalo, Jisung siempre tenía un regalo para él y Yong siempre fingía despreciarlo, pero cuando el castaño no veía, sonreía y agradecía sollozando bajito.
— Lo siento...— Taeyong se arrodillo frente a la lápida blanca— Lo siento tanto, hyung...
El cumpleaños número quince de Taeyong llegó y el único que se acordó de eso fue Jisung, siempre era Jisung, ese día decidió que debía derribar todas esas barreras que tenía hacia su hermano y se aferró a él sollozando disculpas que a Jisung no le importaron, tenía un hermanito... al fin lo tenía...
Sin embargo, ese mismo año su padre murió y la madre de Jisung nunca lo quiso por ser una "aberración homosexual", sintió miedo... demasiado... pero su hermano mayor lo protegió, lo acunó entre sus brazos y besó su frente prometiendo que el sé encargaría de todo.
— Te odio— había gritado el pequeño Lee a su hermano— Eres un cínico... un idiota...
Pero Jisung no le contestó, bajó la mirada y sollozo en silencio dándole un fajo de billetes y una mochila con sus cosas, no se dijeron más, se fue, huyo de la casa, dejando a su hermano mayor atrapado con su odiosa madre, un corazón roto y un mejor amigo estúpido.
Lo admite, dudó durante meses en los que Jisung le llamaba desesperado, pero cuando sentía la mano de Hendery sobre la suya dejaba todo lo demás de lado, era feliz y egoísta.
— Si lo hubiese sabido... —se dejó caer acariciando la lápida, limpiandola con sus lágrimas que no cesaban— Si lo hubiese evitado, hyung ... estarías aquí... conmigo
Era joven y estúpido, estaba enamorado y lejos de su familia, no tenía miedos de entregar su corazón en bandeja de plata al primer idiota que le jurase amor eterno, ese idiota apareció una noche, borracho y con el ceño fruncido, gritandole groserías que el chico nunca entendió.
Sí, huyó con Hendery, su mejor amigo, con ayuda de Jisung pero su gigante amigo nunca le dijo ni un mísero te quiero, nunca le miró con sus ojos, él al igual que su hermano sentía y sufría un amor unilateral.
Aún no entiende cómo hizo que su vida se volviera un infierno en tan poco tiempo, el tipo loco le encerró en su departamento y solo se dedicaba a manosearle y golpearle, Hendery no preguntó y él no se atrevió a decírselo a nadie.
