Minho lleva una vida tranquila, va a una buena universidad, es buen estudiante y siempre pasa buenos momentos con su mejor amigo, Han Jisung.
Sin embargo, cuando cinco niños aparecen en su casa llamándolo "papá" las cosas se descontrolan y su apasib...
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Los pequeños observaron con pánico como el agua arrasaba todo a su paso, sus ojitos bañados en lágrimas intentaron consolar a su mami, no entendían qué estaba pasando, solo sintieron como su mami los tomaba en brazos y con mucho esfuerzo los llevó hacia un camarote, los sentó en la parte más alta y empezó a consolarlos.
— Mami tengo miedo—se quebró el pequeño Bangchan sollozando— Quiero irme a casa
El pequeño Felix se refugió en los brazos de su mami y lloró con fuerza, si él no hubiese corrido, no estuviesen en esa situación, su corazón se sintió culpable y ver a su mami llorar no ayudaba en nada, Felix quería a papi y a mami abrazándolo, no quería estar mojado y con frío en ese feo lugar.
— Ya nos iremos a casa— susurró limpiando las mejillas de su hijo mayor— Confía en mi, bebé, los llevaré a casa...
— ¿Y comeremos tus galletas mami?— preguntó Felix con inocencia— ¿Harás muchas galletas mami? ¿Vamos a salir de aquí, vedad? ¿Mami me lo pedes pometer?
— Con chispitas de chocolate y vainilla— contestó besando la mejilla de su pecosito— Haremos galletitas con formitas y jugaremos a todo lo que quieran...
— ¿Mami me puedes comprar un nuevo rilakkuma?— preguntó Bangchan avergonzado— Mami, mi rilakkuma se lo llevó el agua...
— Te haré uno nuevo cielo— sollozo el mayor rezando para que Minho le comprase uno en un futuro a su hijo— Tienen que ser buenos con papi ¿Esta bien? ¿Me lo pueden prometer?
— Ya no haremos bromas, mami— sollozaron abrazándose— Ni nos portaremos mal...seremos buenos...
Jisung observó el agua inundar rápidamente la habitación, busco una salida pero solo se escuchaban llantos de desesperación por todos lados, necesitaba pensar en algo, no podía dejar a sus niños morir, revisó a sus hijos con media sonrisa y besó sus frentes muchas veces.
— ¿Mami, si salimos de aquí...—murmuró con calma Bangchan— puede papi volver a casa?
— Claro que sí, mi vida—
El agua empezaba a llegarle hasta las rodillas, si quería salir debía de apresurarse ahora, observó el pasadizo y vio cuerpos flotando en el agua, algunos lastimados y sangrando, otros simplemente morados, sus niños lo observaron con miedo desde el camarote, tenía que sacarlos de ahí antes de que el barco terminase de hundirse.
— Vamos a jugar algo ¿Está bien?— preguntó con fingida alegría— solo tienen que cerrar sus ojitos un rato mientras mami los carga, yo les dire cuando abrir y si lo logran, mami les dará muchos besitos...
— ¿Muchos mami?— preguntó Felix inflando sus mejillas— ¿Mami me amará por siempre, verdad?
Los ojos de Jisung se llenaron de lágrimas mientras abrazaba a sus pequeños, quería atesorar cada segundo junto a sus hijos, no era tonto, sabía que ese era su final, sin embargo tenía que luchar, por sus niños y su bebé en camino, no podía rendirse sin luchar, él no era así.
