Capítulo 12: Queen

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Su mano fue presionada más de lo esperado, podía sentir con esa fuerza lo nervioso que se sentía.  Las manecillas del reloj parecían avanzar lento y mucho más lento cada vez que daban otro paso, mientras bajaban por el ascensor y mientras más miraban como otras personas caminaban en la misma dirección.

Nadie lo conocía, nadie sabía siquiera su nombre, pero si por el fuera cubriría su rostro para evitar los supuestas miradas que  bajo su estado de alerta, creía que le daban.

Pues claro, quizás unas miradas pudo recibir, pero ninguna de ellas por la razón que él creía, su mente parecía juzgarse a sí mismo por emprender rumbo a aquel salón de recibimiento desde donde se podía escuchar la música suave. Muchos ya habían entrado y a ellos no les faltaba tanto.

NamJoon lo sostenía de igual manera, era un soporte crucial considerando todo lo acontecido y a pesar de que al día siguiente tuviesen que verse como completos desconocidos no le importaba.

Cuando llegaron a la gran puerta desde donde varios guardias se aseguraban de mantener el orden sus miradas casi furtivas se encontraron. Los tacones de sus zapatos finos resonaban en sus oídos cada vez más y las telas que casi llegaban al piso los hacían ver como personas importantes, porque claro, JuJin les había dicho que no llamarían la atención, pero los adornos brillantes que decoraban sus cabezas eran dignos de la realeza y cualquiera que los mirara creería que ellos eran los anfitriones.

Uno de los asistentes vestido con ropa elegante y un pañuelo en su antebrazo pasó cerca de ellos ofreciéndoles una copa de un cóctel bastante dulce el cual SeokJin no terminó de entender el nombre.

Cuando ese sutil trago pasó por su garganta pudo sentir algo de tranquilidad. Hace pocos instantes se encontraba casi mareado por toda esa gente, por la cantidad de mujeres abrazadas de la cintura y hombres tomados de la mano al igual que él. NamJoon no había querido soltarlo a pesar del calor y el sudor que ambos estaban sintiendo.

—NamJoon — susurró a una altura que solo su contrario podía oir— Ya me siento mejor, puedes soltarme si quieres.

NamJoon lo observó brevemente y dio un trago a su bebida como respuesta. Claramente no lo soltó, quería sostenerlo todo el tiempo tiempo fuera posible porque en su mente seguía corriendo la cinta de sus recuerdos. Él no era del tipo que reflejará fácilmente sus pensamientos con expresiones o lenguaje corporal, pero cómo deseaba en ese momento tomar fuertemente al castaño y llevárselo a alguna parte sin que nadie los viera.

NamJoon sentía deseos de tener y sostener a SeokJin de todas las maneras posibles, no dejaba de recordar su rostro y los pequeños sonidos que soltó. A decir verdad, la fuerza de voluntad que estaba empleando en ese momento para no cometer una locura era inmensa.

Él sabía que sus deseos podían ser compartidos, que SeokJin se había sentido igual de cómodo con él. Sintió por breves instantes el impulso de desaparecer junto con él en algún  lugar del país o del planeta cuando vio su rostro afligido la noche anterior.

SeokJin era un hombre interesante aunque no muchos lograrán notarlo, era bello, a pesar de que él pareciera no darle importancia a eso. NamJoon no lo quería admitir, pero dentro de su ambición también anhelaba quedarse de pie contemplando frente a frente el rostro del mayor, pero temía que si intentaba hacerlo perdería la compostura. Y eso era lo que más le urgía, perder la compostura. Sostenerlo como no se había animado a hacer antes. Besarlo tan profundo que se sonrojada solo con saber que lo estaba haciendo en público.

—¿Y dejar que escapes?— susurró con una pizca de ironía— No creo que pueda soltarte.

SeokJin no supo qué responder, no era como si el agarre le molestara de alguna manera, pero sentía más confianza de estar ahí si NamJoon lo sostenía como lo estaba haciendo.

Zaino [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora