𖥻𝟻˖

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A la mañana siguiente esperé a que Hyunjin saliera de su casa, habíamos quedado en el restaurante con mi hermano a las dos de la tarde, y no le gustaba que la gente fuera impuntual. Llegamos dos minutos antes de la hora acordada, el local estaba repleto de gente, era elegante y espacioso así que no suponía ningun problema la multitud que había allí. La mesa estaba cubierta con un elegante mantel blanco y las sillas tenían un cojín rojo de terciopelo. Mi hermano ya estaba sentado en una de las mesas, junto con su prometida, nos sentamos después de habernos saludado, el mesero vino para darnos la carta. Fuimos mirando que había en aquel restaurante para pedir, yo cogí un bistec poco hecho con patatas y puré de champiñones. Mi hermano pescado, y su prometida y Hyunjin pasta, pedimos vino también y comenzamos a hablar.

—Me llamo Minjun —se presentó.— Encantada.

—Yo soy Hyunjin, su novio —sonrió mientras me señalaba.

—A mi ya me conoces —dije.

Estuvimos un rato comiendo en silencio, de pronto, Minjun habló.

—¿Cómo os habéis conocido? —preguntó la chica.

—En un restaurante —contestó el pelinegro.

—En un hotel —dije a la vez que Hyunjin.

Lo miré con la ceja levantada.

—En el restaurante de un hotel, sí —me apresure a decir.

—¿Quién se declaró primero? —preguntó esta vez mi hermano.

—Él.

—Jeongin.

Volví a mirarle mal.

—Eh... fuimos los dos a la vez —dijo finalmente Hyunjin.

—¡Qué romántico! —expresó la prometida de Jungsu.

—¿Y vosotros? ¿Quién se declaró primero? —preguntó Hyunjin.

—Fui yo —respondió Minjun.— No podía esconder más mis sentimientos hacía él y antes de que se enterase por su cuenta o por otras personas me declaré —se cogieron de las manos y se miraron enamorados.

Yo fingí que ese momento empalagoso no me había dado mucho asco y seguí comiendo mientras Hyunjin seguía haciendo preguntas a la pareja.

—¿Tenéis pensado adoptar? —preguntó de golpe mi hermano.

Yo expulsé el agua por la nariz y comencé a toser, Hyunjin me pegó palmadas en la espalda para que mi tos parase, al cabo de unos minutos se detuvo.

—Empezamos a salir hace unas semanas, creo que es muy pronto para pensar en eso —dije.

—A mi me gustaría —habló Hyunjin.

—¿Tener niños? Pues les cambiarás tu el pañal.

—No tienen porque ser bebés, además, sería bonito cuidar de uno, sería como tener un hijo propio.

—No me gustan los niños, dejemoslo ahí —me crucé de brazos.

Él se encogió de hombros y siguió devorando su plato. El resto de la comida fue tranquila, el pelinegro seguía hablando con la pareja, y yo intervenía de vez en cuando en la conversación, sólo cuando se volvía interesante o veía que Hyunjin no sabía algo de mi. Al terminar el postre partí la cuenta con mi hermano y nos fuimos de allí. Nos despedimos de Minjun y mi hermano nos pidió que le acompañáramos a elegir su traje de novio, mis padres ya estaban delante de la tienda. Tenía un escaparate enorme donde se encontraban tres esmóquines, todos de color negro, con corbatas de diferentes colores. La tienda tiene mil y un pasillos, parecía un laberinto y los trajes eran sus paredes, el techo está decorado con una grande lámpara de telaraña. Fuimos caminando por todos lados en busca de un esmoquin que a mi hermano le gustara. Me terminé cansando y me senté en un sillón color crema, Hyunjin continuó siguiendo a Jungsu arriba abajo, mi hermano era bastante indeciso y no paraba de quejarse sobre los trajes: "Es muy corto de abajo", "Me va enorme", "No me gusta la tela", "Es muy caro", entre otros lamentos. Me estaba empezando a aburrir y mirar trajes extravagantes había dejado de ser mi único entretenimiento, al final cogí el móvil para ver si alguien me había escrito, no tenía ninguna notificación, ni siquiera mis padres me habían hablado hoy. Tampoco tenía noticias de mi jefe y no sabía si me había mandado trabajo o no. Al final terminé en Instagram mirando posts de comida y belleza. Tiempo después Hyunjin se acercó a mí, agotado.

—Tu hermano es un indeciso —dijo.— Ya ha visto treinta trajes y no le gusta ninguno —suspiró.

—Para que veas lo que tenía que vivir yo constantemente, por eso no iba de compras con él —contesté.— Nos pasamos tres horas en la misma tienda solo porque la tela no le gustaba, pero el estampado sí, fue un desastre —me empecé a reír al acordarme de la situación.

—Si lo sé no vengo —se quejó.

Yo me encogí de hombros, los dos nos quedamos en silencio mirando nuestros teléfonos, de pronto, el de Hyunjin empezó a sonar, en la pantalla se vio el nombre de "Felix♡", el pelinegro se levantó y cogió la llamada.

—¿Sí, cielo? —preguntó Hwang—. No... Todavía estoy con mi cliente, intentaré llegar pronto —paró de hablar—. De momento no se cuando será la boda, sí, no se cuándo me iré —hubo un momento de silencio.— Vale, te quiero, hasta pronto —colgó y se sentó de nuevo a mi lado.

—¿Quieres irte? —le pregunté.

—No puedo marcharme sin más, esperaré hasta que tu hermano elija el traje.

—Si esperas a que compre algo no te irás de aquí ni dentro de diez años —le solté, él se rió.

—Está bien, no creo que dure mucho más, parece que se está cansando ya —le señaló con un movimiento de cabeza.

Tuvo razón, después de un rato mi hermano apareció agotado y un poco molesto, comentó que ningún traje le gustaba y que lo mejor sería marcharse e irse a otra tienda, pero como era tarde se dejaría para mañana. Salimos del local y caminamos durante un buen rato hasta llegar al coche de mi hermano, nos subimos y condució hasta donde creía que estaba mi casa. Después de despedirnos nos bajamos del auto, Jungsu siguió su camino y Hyunjin y yo giramos la calle para llegar a nuestro apartamento, subimos las escaleras, y cada uno se metió en su apartamento. Cuando entré fui directamente a la ducha, puse música desde mi móvil y bajo los finos chorros de agua comencé a cantar. Me estaba enjabonando el pelo cuando la música paró, alguien me estaba llamando, que oportuno, justo cuando tengo todo el jabón en los ojos. Rápidamente intenté coger el teléfono, me aparté el jabón de la frente y miré el nombre en la pantalla, era Hyunjin ¿y ahora que quiere?, le cogí la llamada.

—¿Pasa algo? —pregunté.

—¿Sabes cuando nos marcharemos para celebrar la boda?

—Eh..., todavía tengo que hablarlo con mi hermano —el jabón comenzó a escurrirse por mi frente.

—Cuando sepas algo avísame, no quiero irme sin despedirme de Felix.

—Sí, sí —un poco de jabón entró en mi ojo derecho.— Oye, tengo que dejarte, me está entrando shampoo en los ojos.

—¿Qué? —preguntó atónito—. ¿Te éstas duchando?

—Me has pillado en la ducha, no podía hacer otra cosa —cerré los ojos.— ¡Ah! —grité.

—¿Éstas bien, llamó a una ambulancia?

—No te burles, voy a colgar, hasta mañana.

Dejé el móvil en el fregadero y rápido como el viento me lavé el pelo para deshacerme de todo el shampoo. Seguí por lavarme el cuerpo, y después de estar todo limpio me seque, me vestí y me fui a la cama, al no tener noticias de mi jefe me puse a leer un poco, para variar de las series. Al entrarme el sueño apagué las luces y dejé la lectura para irme a dormir.

Novio de alquiler [ʜʏᴜɴɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora