𖥻𝟷˖

1.5K 133 32
                                    

Fui dando vueltas por todo Seúl hasta dar con lo que encontraba. Divisé un cartel para alquilar una novia entre mucha propaganda de lejía, restaurantes y una peluquería para animales. En aquel trozo de papel pude leer el nombre del local: "Get your couple", puesto en grande de un color morado chillón, y abajo de esto todos los contactos, tanto el e-mail como el número de teléfono. También vi la dirección y el horario, era martes así que debería de estar abierto, como caminar hasta el sitio me daba demasiada pereza llamé por teléfono, tres segundos después la voz de una mujer sonó al otro lado de la línea.

—Buenos días, ¿busca pareja? —me preguntó.

«Si llamo es porque sí ¿no cree?», pensé.

—Eh, sí, sí, ¿tienen a alguien disponible?

—Mmmm... Sí, tenemos a tres trabajadores a nuestra disposición —contestó.— ¿Podría decirme sus gustos?

—De altura normal... Supongo, la verdad eso me da igual, pero debe de tener buen sentido del humor —contesté.

—¡Perfecto! Hyunjin es la pareja que buscas, dime tu dirección junto con tu nombre y una breve descripción de como eres y pronto estará allí —feliz de haber encontrado una novia le dije mi nombre, lo que llevaba puesto y en donde me encontraba.

Colgué y me dispuse a esperar a mi queridísima chica. Mientras esperaba me metí al chat que tenía con mi familia, habían más de cien mensajes y la mitad eran fotos de mi hermano y su novia. Mandé stickers graciosos y esperé a una respuesta que nunca llegó, ya que se vio tapada por más fotos. Levanté mi vista y vi a toda la gente que caminaba de un lado para el otro, algunos con más prisa que otros.

—¿Jeongin? —una voz masculina captó mi atención.

—¿Sí...? —pregunté confundido.

—Un placer —hizo una reverencia.— Soy Hyunjin, tu novio de alquiler.

Mi boca se abrió instintivamente, me esperaba de todo menos a un hombre alto, de pelo negro y largo, vestido como si hubiera salido del gimnasio.

—Tiene que ser un error —le dije.— Yo busco una novia, no a un novio.

—Pues es raro, porque llamaste a un local de parejas del mismo sexo —explicó cruzando los brazos.

—Eh, eh, eh, en ningún momento he visto eso en el cartelito —contesté, empezando a mosquearme.

—Pues deberías de leer mejor, porque es enorme, esta hecho precisamente así para que no hayan confusiones como esta —él parecía que se estaba irritando de igual manera que yo.

—¿A sí? Entonces la que me ha atendido debería de habérmelo dicho, porque los ciegos no pueden leer ¿sabes? —empecé a dar golpes en el suelo con mi pie.

—¿Y para que coño los ciegos llamarían por teléfono? ¡Si no ven!

—Aún así, tu nombre es unisex, yo no sabía que vendría un hombre.

—Es igual, olvida el tema, págame y me voy —me extendió la mano.

—¿Perdona? ¿He oído bien?

—A parte de ciego, sordo —dijo rodando los ojos.

—Eh, que yo ciego no estoy, si no, mira el cartel de allí.

Y eso hizo, se acercó al papel y luego me hizo una seña para que me acercara.

—La parte donde pone que somos del mismo sexo esta arrancada —habló señalándolo.

—¡¿Y cómo se supone que iba yo a saber eso?! —exclamé. Él se encogió de hombros.

-Págame y dejémoslo en una equivocación.

—No te voy a pagar —dije seriamente, y empecé a caminar.

—¡He perdido tres cuartos de mi vida por tu culpa! -gritó-. Al menos podrías hacer el favor de pagarme.

—No, gracias.

—Págame, págame o te meto una denuncia por acoso.

—Qu- —me atraganté con mi saliva.— ¿Acoso de qué? ¿Pero tú estás chiflado? —pregunté.

—No, págame.

—¿Qué opina tu novia de esto, eh? —le dije para cambiar de tema.

—Tengo novio, y le da igual, sabe que es trabajo.

—Pues peor aún si es un tío —susurré.

—Bueno, ¿me pagas o no?

Al final tuve que pagarle por lo insistente que había sido, busqué a una persona con humor no a un descerebrado. Desesperanzado por no haber encontrado nada fui en dirección a casa de mi hermano para que me contara lo que tenia planeado para su boda. Cogí el autobús, ya que era lo que más cerca quedaba de mí y después de unas largas paradas me bajé en la calle donde mi hermano vivía. El cabrón vivía en una mansión que supuestamente había pagado él con su propio esfuerzo. Su casa estaba rodeada de vegetación y árboles, aquello parecía el Amazonas. Toqué al timbre exterior y la verja se abrió automáticamente de par en par, seguí el camino de rocas y flores, las cuales había plantado su prometida y comencé a subir las escaleras de piedra. «Normal que su novia le pidiera matrimonio, menudo casoplón tiene, esta forrado, si yo fuera ella hubiera hecho lo mismo» pensé mientras tocaba a la puerta. El mayordomo de mi hermano apareció poco después, indicado que podría entrar. Le seguí hasta la sala de estar, casi tan grande como mi triste piso, mi madre se encontraban allí, junto con mi hermano.

—¡Oh, por fin! —exclamó mi madre—. Dile a tu hermano que el hotel "White Linen House" para celebrar la boda es perfecto.

—¿No saldrá muy caro? —pregunté. Mi madre me fulminó con la mirada.

—Eso es lo que decía yo —habló mi hermano.

—¿Quién lo va a pagar, tú o yo? Deja que sea ese el hotel, que te cuesta.

—Hazle caso a tu madre, hijo, ella nunca se equivoca —apareció mi padre detrás de mi.— ¿Y tú para cuando te vas a casar? Fíjate, tu hermano es más pequeño que tú y ya tiene prometida.

Hice una mueca que por suerte nadie vio, no iba muchas veces a casa de mis padres porque el principal tema de conversación siempre era "¿Y ya tienes novia?" "¿Para cuando la novia?" o cosas así, eso empezaba a molestarme. Estaba a punto de reprocharle cuando mamá habló:

—¡Ay! Dale tiempo, dale tiempo, por culpa de su trabajo no puede tener muchas citas, ya encontrará a la mujer ideal para él.

Era cierto, mi trabajo ocupaba gran parte de mi tiempo, además de que trabajo en casa y no veo a mis compañeros desde que me contrataron. Mi curro no es nada del otro mundo, soy programador y me encargo del dinero de la empresa en la que estoy. Suspiré pesadamente.

—El "White Linen House" me parece un buen hotel —dije dirigiéndome a la salida.

—¿Ya te vas? —cuestionó mi hermano.

—Sí, tengo trabajo que hacer —mentí.

Salí de la mansión, por suerte no tuve que coger el autobús, mi hermano había preparado un coche para mi y me llevó directo a casa. Nos paramos en una gran casa blanca, casa que no era mía, le di las gracias al chófer y esperé a que se fuera, para doblar la esquina y dirigirme a mi apartamento. Toda mi familia piensa que vivo allí, es una mentira que he sido capaz de ocultar desde hace varios años. Por obvias razones no les he contado que vivo en una especie de trullo, provengo de una familia de ricos y que el hijo mayor viva en un feo edificio no es muy agradable, ya se extrañaron de que cogiera el autobús y el metro para visitarles.

Novio de alquiler [ʜʏᴜɴɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora