Capítulo 1

351 21 1
                                    



Harry está desesperado por ver que contiene esas cartas que llegan con tanta insistencia. ¿Quién es? ¿será algún familiar? Ya se había resignado a solo tener a los Dursley, pero ¿y si había más? Triste sobre el suelo de esa cabaña de piedra en medio del océano esperando a las doce por su cumpleaños.

Bam Bam la puerta cae de sus goznes al suelo justo a las doce, me levanto de un salto. Entra un gigante, nos cuenta y discute con mis tíos por lo que parecen ser horas. Como algo y duermo. Soy un mago. Mis padres eran magos. Uno malvado los mato. El sueño fue tormentoso, para cuando despierto sentí que fueron solo minutos. Un búho fue el causante, levanto a Hagrid. Sin pensarlo mucho me voy con el gigante.

Llegamos a un bar, el cardero chorreante, muchos magos me saludan por ser solo Harry. No comprendo muy bien porque tanta amabilidad si ni siquiera recuerdo lo que sucedió ese día en que mis padres murieron. Es incomodo. Pasamos a un costado del bar donde Hagrid toca unas rocas en la pared con su paraguas rosa abriendo así la entrada del callejón Diagon. Es asombroso. Tantos magos y brujas. Miro todo con avidez.

-ven Harry entremos primero al banco- dice guiándome, es enorme y muy imponente. Los duendes dan un poco de miedo, pero eso no impide que los mire con asombro. La experiencia de montarme en un carrito y ver mi cámara repleta de oro fue alucinante. Jamás me hubiera imaginado que mis padres me habían dejado una herencia. -vayamos primero por los libros, pergaminos y tinta- dice al salir del banco.

Caminamos hasta una tienda, Hagrid sabia donde quedaba cada tienda. Al entrar la encontramos media vacía. Una anciana con un niño gordito y rubio recogen pergaminos.

-Sra Longbottom- saluda Hagrid al notarla, la anciana se vuelve con elegancia.

-Rubios- dice a modo de saludo, me mira elevando una ceja con sorpresa - ¿este es acaso su hijo? – pregunta con sorpresa, Hagrid se ríe posando una de sus enormes manos en su hombro casi doblándole las rodillas.

-no que va, él es Harry Potter- dice con alegría, avergonzado sonrió levemente. El niño se sobre salta viéndome asombrado, la señora lo esconde mejor.

-jovencito al fin tengo el honor de conocerlo- dice la anciana dándome la mano -Augusta Longbottom- dice estrechando mi mano con firmeza. Fuerte agarre para una anciana.

-el placer es mío- digo con timidez, ella sonríe levemente, se aleja para tomar al niño rubio por los hombros.

-este es mi nieto Neville- dice con un borde duro, el nombrado se encoje un poco enrojeciendo. Le extiendo mi mano sonriendo con suavidad. Debe ser duro estar bajo el mando de alguien tan autoritario. El la estrecha viéndose más aliviado.

-estoy acompañándolo a comprar sus cosas para Hogwart- dice Hagrid tan hablador como siempre, la señora Longbottom frunce levemente el ceño.

-si quiere podemos hacer las compras juntos, me gustaría que mi Neville tenga algún conocido a la hora de entrar en Hogwart- dice la señora dándome una mirada comprensiva que no termino de entender. -como tengo la lista esperen los dos aquí y yo pido las cosas con Rubios- nos ordena a Neville y a mí. Se alejando sin dejar siquiera que hablemos.

Neville se remueve en su sitio avergonzado, mira el suelo. Sonrió al verlo cada vez más rojo.

- ¿tu vives con tu abuela? - preguntó en voz baja rompiendo el incomodo silencio. El me mira de reojo.

-sí, m-mis padres, e-ellos ya no están- dice encorvándose más, me apeno de inmediato.

-yo vivo con mis tíos y primo- digo con rapidez no queriendo entristecerlo -por lo que Hagrid dijo son Muggle- digo no muy seguro, me mira con rapidez, asombrado.

Las serpientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora