Capitulo 1: Abigail, parte 2.

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-Abi... ¡Abigail! ¡Contesta, carajo!

-¿Por qué apareciste? - Dije entre susurros.

-¡Ey! - Samir me tomó de los hombros tan fuerte que desperté de mi transe.

-Suéltame... - Siento náuseas. - Tengo que... - No pude terminar de hablar, tampoco pude voltearme hacia otro lado antes de vomitar.

Unas palmadas en la espalda no me hicieron sentir mejor y tampoco me dieron ánimos de levantar la vista.

-Lo siento - detesto esas palabras, pero aún así las dije, pues Samir no tiene la culpa de lo que significan para mi.

-Tranquila, no pasa nada. - Su voz sonaba dulce y sensible, demostrando lo vulnerable que puede llegar a ser dejando de lado su aspecto de gánster. - ¿Quieres hablar sobre eso?

No presté mucha atención a lo que me decía, lo único que quería hacer era desaparecer, no quiero volver al aula, o al menos no hoy ni ahora. Nuevamente, siento ese peso en el pecho que me arrastra a viejos recuerdos. La cabeza me da vueltas y aumenta cada vez más el dolor. Me doy media vuelta y pude ver cómo se acercaba aquel muchacho cuyo nombre aún no me había dignado a investigar.

Impulsivamente dí un paso hacia atrás. ¿Qué se supone que debo decir? Correr es válido, ¿no?. Antes de que se acercará más a nosotros, Samir se colocó justo frente a mi, en símbolo de protección. Agradecí tener a alguien como él para que me ayudara y me protegiera. Sin embargo...

-No es necesario que hagas esto, Samir. Solo somos viejos conocidos, que volvieron a cruzar camino después de un largo rato. -Dije a la vez que aparecí por uno de los costados de mi guardián. - Y tal parece que tenemos temas pendientes.

Al levantar la vista, lo único que pude ver era el rostro empapado por las lágrimas que caían como dos cascadas. No pronunció ninguna palabra, pero sus ojos lo dijeron todo. Emitía ligeros jadeos y en su frente yacían pequeñas perlas de sudor.

-No me moveré hasta saber qué demonios pasó entre ustedes dos.

Nadie dijo nada hasta después de un rato.

-Yo... - Antes de articular alguna otra palabra, Samir lo interrumpió con un movimiento de mano.

- No de ti, sino de Abigail.

-¿Ahora te llamas Abigail? - Dijo con voz entrecortada, aún secándose las lágrimas.

Pude sentir la mirada sorpresiva que expresó Samir debido al momento. Sus ojos se expandieron como dos grandes platos y su respiración pareció detenerse por un instante.

-Es... - dudé si decir la verdad o si debería mentir. - Somos... Éramos...

- No hace falta que nos describas. - Aquel chico intercambiaba miradas con Samir, algo que puede ser un tanto peligroso si no se le conoce bien.

Presencié una de las peores conductas que adopta Samir, los celos... Aquellos que le nublan la visión y le abren las puertas a acciones sin autocontrol. El dolor cambió, ahora ya no siento punzadas en mi cabeza, sino que ahora me duele el corazón.

-¿Podría hablar un segundo contigo, Abigail? A solas. - Parece haber comprendido que no podría llevar a cabo una conversación con Samir presente.

Inspiré hondo.

-Estas demente si crees que te dejaré solo con... - coloqué mi mano sobre su hombro. Después de conocerlo desde hace años, descubrí que ese es el método más efectivo de calmarlo.

-Tranquilo, Samir. No pasa nada. Prometo compensártelo. - Suavicé mi voz a tal grado que se podría considerar como un susurro.

No tomó la orden de buena gana, pues hacía berrinches y formaba una expresión de inconformidad. Antes de encaminar sus pasos hacia el instituto, se dirigió hacia donde estaba aquel chico para susurrarle algo al oído... Creo que puedo tener una idea de lo que le pudo haber dicho.

-Nos vemos mañana, como sea que te llames. - Después de pronunciar esas palabras, dirigió una vista matona hacia el muchacho que aún seguía sollozando.

-Demonios, ¿ahora cómo le explicaré que no soy una espía rusa? - Pensé.

Ahora, estamos los dos solos, nuevamente. ¿Por dónde puedo empezar? ¿Cómo se inicia una conversación con alguien?

-Yo lo sient... - Me temo que se me hará costumbre interrumpir a las personas el día de hoy.

-¡Basta!, No quiero que me digas esas palabras, ¡Las odio!

-¿Pero por qué? ¿De qué otra manera me disculparía?

-¿Ya no lo recuerdas? - Alcé mi vista hacia su cabello. Castaño. Lacio. Idéntico que al de su vida pasada... - Fue lo último que me dijiste antes de tirar del gatillo...

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