Capítulo 5: Aryeh, Humo y espejos.

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Siempre he querido pasar desapercibido. Que ni siquiera se notase mi presencia o ausencia. Que no existo.
Me crié en una familia de altos recursos económicos, y ahí, comprendí que la reputación era lo más importante entre aquellos buitres...
Mi padre era de esos que no se complacen con nada. Es por eso que decidí inscribirme para la batalla, después de todo, el ambiente que tiene su casa no es del todo distinto al de la guerra.



Aún la abrazaba. Su pequeño cuerpo temblaba de miedo. Mentiría si dijera que no me siento culpable por ser el causante de su dolor.

-Todo está bien. Estamos a salvó, por ahora.

[Estoy arriesgando todo por ti. Y aún así, lo haría un millón de veces más.]

Sollozaba y gemía de dolor cuando le coloque los torniquetes improvisados. Tenía tres balas incrustadas en uno de sus brazos y dos más en cada una de sus piernas. Me preocupaba que no resistiera hasta que encontrásemos a un médico.

-¿Por-Porque te metes en ta-tantos pro-problemas por -m-mi? - dijo con mucho esfuerzo -. Vete. Si se enteran de que desertaste t-te mata-taran.

Negué con la cabeza y a la vez dije:

-Jamás te dejaré. ¿Cómo esperas que me vaya asi como asi, sabiendo que estas herida? - La acerco hacia mí, tomando su rostro con ambas manos. Lunares. Tiene dos lunares en la mejilla izquierda -. Buscaremos a tu hermano. Los dos juntos. Te lo prometo.

Se lanzó sobre mí. Me abrazó de la cintura tan fuerte, que me preocupaba que estuviese sufriendo demasiado.

[¿Quién te hizo esto?]

De repente, cesaron los disparos y sentí como se aproximaba cada vez más el crujir de la grava. ¿Será que son los de mi bando? ¿Habrán ganado?

-¡Es él! ¡Él es el que secuestró a tu hermana! Soldados, ¡llevenselo a la sala de interrogatorios! - gritó Erick sobre mi cabeza. - No sabes lo que te espera, hijo de...

Me tomaron brutalmente del brazo, alzándome fuera de la trinchera. Ya no estaba escondido. Me sentía desnudo. La ví incorporarse a las escena. Gritaba e imploraba piedad. Por primera vez... en mucho tiempo, sentía que alguien estaba de mi lado.

-¡Tranquila! ¡Volveremos a vernos! - Le mentí... Miraba a mis espaldas. Parece haber encontrado a su hermano mayor, sano y salvo. Una promesa menos que debo cumplir. - ¡Llevenla con un médico, está muy herida! ¡¡Cuidenla mientras no estoy!!

Ella tiraba de él. "¡Por favor, hermano! ¡Él me ayudó a llegar hasta aquí! ¡No puedes dejar que se lo lleven! ¡¡Haz algo!!" Repetía constantemente. Dejé de oírla cuando me llevaron lejos.

Los soldados enemigos me tiran muy fuerte de los brazos, a pesar de que no puse resistencia. Gritaban una y otra vez groserías. Maldiciendome en todo momento. Cuando llegamos a una de sus fortalezas, me arrojaron en seco a una celda. Forrada por paredes de concreto y una puerta de metal inoxidable. Antes de cerrar la puerta, un soldado escupió sobre mi.

[Imbécil]

No pasaron muchos minutos para cuando entraron dos hombres muy fornidos, altos y barbones.

-¡Ey! no se le ve a dos santa claus juntos en pleno Junio - bromeé, sin embargo, no les pareció divertido. Con el puño hecho una roca, me dió un golpe justo en la sien. Creo que me desmayé por mucho tiempo porque cuando abrí los ojos nuevamente, estaba sentado sobre una silla. Atado de manos y pies. De pronto tengo un deja vú...

-No sabes a dónde viniste a parar - dijo con acento estadounidense, uno de los hombres fornidos - Sostenlo. - ordenó después.

Colocaron un trapo húmedo sobre mi nariz y boca.

-Inclínalo

No sé cual de los dos arrojó un balde con agua sobre el trapo. Creí que moriría ahogado. Pero después me liberaron. Tosía varias veces, tratando de expulsar el líquido de mis pulmones. Y cuando por fin lograba respirar mejor, repetían el mismo paso. Esto pasó más de dos veces.

Sentía un ardor en mi garganta.

-¿Estás listo para hablar?

Seguro que puedo hablarles de la traición de por parte de su "teniente", de cuántos hombres sacrificó para su propio beneficio, de la cantidad de dinero que les ofreció a su servidor con tal de obtener información y que cuando no tenía con qué pagarme, me ofrecía los planos en dónde se encontraba su base en reposo... pero yo no soy como el. No soy un soplón.

-¿Con que no vas a hablar, eh? - dicho esto, chasqueó los dedos.

-Si van a matarme... no se lo digan a ella. No quiero que lo sepa - dije.

-Descuida... - respondió una voz que me resulta familiar. Erick -. La cuidaré muy bien mientras no estas - se rió muy fuerte y los demás rieron también -. Si van a atarlo de pies, les recomiendo que usen cadenas y que lo azoten con una tabla.

Mientras me torturaban, me venían imágenes de aquella joven pelirroja. De ojos color azul. Azul mar. Cuando estaba a punto de rendirme, aparecía su recuerdo. Solo espero que no me vea así... No sabría qué hacer si me mira con lástima.

[¿Cómo es posible que aún no sepa su nombre y ya sea dueña de mi tiempo, pensamiento y de todo mi ser?]


[Solo le pido al silencio todo el ruido que una vida sin ti no me puede dar.]
Elvira Sastre.

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