La mañana siguiente amanecimos en el suelo.
Después de 1 año de estar juntas, viéndonos todos los días, en la misma casa.
Las dos, tomadas de la mano, riendo como idiotas dándonos cuenta que lo que habíamos hecho había marcado el inicio de lo que comunmente se llama "relación".
Pero con un twist: No nos declararíamos aquí. No en este sitio que le recuerda tantas cosas amargas a Daf.
Besé sus manos y me levanté mirando el sol con una sonrisa, viendo como Dafne se arrastraba hasta besar mi mejilla y volverme a tirar a la cama.
- ¿Qué te parece Evergreen?- Dije acariciando su muñeca y subiendo hasta acercar los labios al dorso de su mano.
- ¿Evergreen?- Dijo, confusa.
- Mudarnos. Juntas.- Sonreí y besé su mejilla dejando que mis acciones hablaran.
- Ya vas a tener 18 en marzo Daf, tienes que hacer lo que quieres. Como dejar esta casa. Vivir.- Cuando lo dije, ella se rió y me besó la mejilla.
- Será mi primer cumpleaños contigo.- Sonrió y en un segundo me besó los labios y yo me dejé llevar.
Dejé que se me sentara encima, que tomara las cartas en el asunto. Y me sentía feliz. Porque ella había cambiado tanto en estos 4 años sin verla.
Pero sabía defenderme. Sonreí y besé sus labios y acaricié su espalda notando que temblaba hasta que me levanté y vi como gruñía y me pedía que acabara lo que inicié.
Riendo me negué y me acerqué al armario.
Agarré su ropa y la metí en una gran maleta que tenía guardada y acumulando polvo.
En un segundo se levantó y me miró a los ojos.
- Vamos a ver. En ese armario hay más ropa que nubes en el cielo. ¿Puedes dejar que ordene yo mi maleta? Verás cuando ordene yo la tuya, desastre.-
Amaba ese apodo. Y enfadarla. Sonreí y traté de meter la mano en la maleta, pero me agarró de la muñeca y con una voz adorable dijo "ño".
Sonreí mirándola ordenar sus vestidos con una sola mano.
- ¿Quieres ayuda?- Dije, intentando zafarme.
- ¿La tuya? No gracias.- Dijo sonriendo mientras decía eso.
Le encantaba provocarme ahora que no podía usar esa mano para atraerla y que me ordenara un poco la cabeza.
Cuando logró meter la ropa (menos de la que yo metí hecha un ovillo), pasó a los zapatos.
Me sentó en el suelo tomando mi mano y se quedó dudosa.
Tiene demasiados zapatos.
No es algo que yo diga, es que no le caben ni en el armario.
- ¿Y si eliges unas botas, que son zapato cerrado, unas sandalias, unas deportivas y unas zapatillas para dormir?-
Sonrió y besó mi nariz. Dijo que era un genio. Y mi mente se llenó de flores que debía echarme, alardeando de lo perdida que estaría sin mí.
Pensé que se enfadaría.
Pero no, sonrió. Y mucho.
- Claro que estaría perdida idiota. Tu cabeza es más ordenada que yo.- Sonreí y agarrando su mano besé esta.
Volvía a tener el control, porque del susto me soltó la mano y ahí pude agarrarle el mentón y besarla.
Mis ganas aumentaron cuando al acabar el beso notaba su respiración agitada, sonrió y apartando la cara dijo:
- Es la primera vez que 1. Viajo. 2. Con alguien. 3. Me voy de esta casa. 4. Vivo con alguien que no sean mis padres. Y hablando de padres... ¿Cómo les decimos que me voy a ir?-
Ahí noté que entró en pánico.
Entonces la abracé y besé su mejilla.
- Cuando compremos los billetes. Ahí no podrán negarse. Y más porque a partir de ahora estaré contigo.-
- ¿De verdad?- Sus mejillas enrojecieron y comenzó a reír.
Asentí y la ayudé a elegir los calcetines, las camisetas, leggins porque ella odiaba los vaqueros, pijamas y nos quedaba la ropa interior.
- ¿Qué tal esa?- Dije, sorprendida de ver tantos conjuntos, casi creí temblar de emoción de ver ropa interior que nunca creí que llevaría.
- ¿Esto es TUYO?- Dije viendo que tenía una prenda de encaje, notando que yo lamía mis labios y sonreía.
- ¿De quién será si no?- Me hizo reír.
Al final elegimos 4 conjuntos.
Luego pasamos al maquillaje.
Por suerte lo tenía guardado en un neceser.
Y ahora nos tocaba las medicinas.
Que las llevaría en el bolso de mano, que era enorme y estaba hecho de una tela suave. Tenía estampado de osos.
Sonreí viendo que casi todo estaba ordenado.
- Pasaporte, DNI, tarjeta de la seguridad social, tarjeta sanitaria, tarjeta de crédito...
¿cupón descuento de un Starbucks?-- ¡Es im-pren-cin-di-ble!- Gritó y trató de quitármelo.
- Tu obsesión con el Starbucks no es ni medio normal.- Sonreí y besé su nariz.
- Pues esa obsesión nos salvará esta tarde, cuando vayamos al aeropuerto a pedir los billetes y tengamos hambre.-
Tenía razón, así que me arrodillé y le pedí que se sentara en el suelo.
- Tienes toda la razón, mi pastelito.-
Besé sus labios y dejé que las emociones se escaparan. Estaba ansiosa y feliz de escapar con ella a una ciudad desconocida, que me recomendó una de nuestra amigas de la infancia; Vick
Ella justo iba a marcharse a Vyron Strings para recuperar el amor de su mejor amiga, Freya.
Eso me hizo pensar, que a veces hacemos locuras por la gente que queremos.
Y en mi caso es estar al lado de Dafne aunque sus padres no nos acepten o creen agujeros en nuestro camino.
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Rosa negra
Teen FictionEl amor es tan frágil como una rosa, se seca, se queda sin hojas, pierde su color. Es en definitiva el mismísimo caos. ¿Qué pasaría si juntas a una chica que sobrepiensa hasta sus pasos con el desastre que es enamorarse? Un caos, te lo digo desde y...