VII

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—Despierta... Despierta Jiven...—Escuché que me decía alguien con una vos tan angelical, juraría que era un ángel, pero no estaba en el paraíso.

—Ya es tarde... Despierta...—Me insistió esa vos, la ignoraba porque quería seguir durmiendo. Hasta que tomó mi brazo para que me levante y pueda hacerle caso. Abrí mis ojos para ver quién era. Me asusté cuando ví a esa persona, era un niño, un niño que estaba tomando mi mano para le prestara atención, su rostro era tan hermoso, su mirada me transmitía felicidad, esos ojos no paraban de brillar haciendo que ni si quiera los pueda mirar.

Me di cuenta de dónde me encontraba.

Estaba en la cabaña de ese bosque tan tenebroso, pero está ves en el cuarto de un niño, miré las paredes, y me sorprendí que estaba todo limpio, ya que antes estaba lleno de telarañas y polvo, parecía una pocilga.

El niño suspiró de alegría.

—Que bueno que despertó, ahora sígame...—en cuanto terminó, salió del cuarto corriendo. Fruncí mis cejas confundido.

-—Hey... ¿A donde vas?—le dije, pero ya se había ido, escuché que bajó las escaleras directo a la primera planta. Me quedé observando la habitación, parecía que alguien la había limpiado completamente, la cama estaba bien tendida, al igual que las cosas bien acomodadas. Miré por la ventana y las abrí, escuché pajaritos cantando y los rayos del sol chocaron en mi rostro. Sonreí, ya que el lugar daba tranquilidad y paz, era tan diferente a las otras veces que vine, definitivamente, diría que este es otro lugar.

Me acordé que el niño me estaba llamando, así que salí a buscarlo, pero me di cuenta que en la mesita de noche ya no estaba el cuadro con la foto de un niño con mi madre, pero no le tomé importancia y lo seguí, baje las escaleras hacía la primera planta, lo busqué pero no estaba en casa, la puerta estaba abierta así que deduje que había salido, estaba a punto de salir de la habitación, hasta que escucho al niño gritar muy fuertemente, se me estremeció todo el cuerpo que lo único que hice fue salir a seguir ese sonido. Cuando salí la oscuridad había vuelto, ese día tan cálido y calmado había desaparecido por una noche oscura y aterradora. Seguía escuchando los gritos del niño pidiendo ayuda, pero no sabía de dónde provenían, solo me tapé los oídos mirando a todos los lados, estaba muy asustado.

De pronto escucho que el niño deja de llorar, empiezo a buscar por la parte del jardín que había afuera de la casa, pero no logré dar con su paradero. Hasta que me doy cuenta que estaba justo al lado del río, sentado apreciándolo.

Me acerqué a él.

—Hey niño...—Le dije un poco cansado ya que había corrido como loco para encontrarlo, suspiré.—¿Estás bien? ¿Te pasa algo?...—Seguí. Quería obtener una respuesta del porqué había gritado de esa manera tan espeluznante. Escuché que rió, esa risa cada ves era más potente, hacía que mis tímpanos explotaran.

En eso me doy cuenta que se había parado, me miró. Sus ojos habían empezado a llorar, de un niño tan alegre y con ganar de jugar, a uno triste y con problemas.

—Yo no hice nada malo...—Lo escuché decirme entre cortes y mirando hacia sus zapatos, que por cierto, estaban llenos de lodo.—No sé por qué me pasa esto..., Tengo pesadillas y escucho voces. Ellos me llaman—Me quedé atónito al escuchar lo que dijo, mis ojos empezaron a llorar también solo al verlo llorar, sentía que ese niño ya lo conocía, sentía algo cálido cuando estaba con él, como si fuese parte de mi hogar.

—Pero... ¿Qué dices? ¿Quiénes te llaman? ¿Tus padres? ¿Dónde están?—Le dije tartamudeando y haciendo pausas. Me miró sorprendido, en eso veo que empieza a tener heridas en el cuerpo, por arte de magia su rostro ahora estaba lleno de moretones, sus brazos tenían cortes también y sus muñecas estaban sangrando. Veía en sus ojos a un niño pidiendo ayuda, diciendo que no hizo nada malo para que le pasara eso.

En Mis Sueños [En curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora