DYLAN
La acosadora estaba drogada. Sé que suena raro, pero me preocupaba saber cómo había llegado a eso. La vi riendo y mirando un elefante o un oso; no recordaba exactamente qué era.
—¿Estás bien? —pregunté, con un tono de preocupación.
—No lo estoy —su voz comenzó a quebrarse—. Yo te esperé. Me sentía culpable por tu accidente y ahora que estás despierto, me tratas de la mierda. —Respiró hondo—. Y dices que yo me inventé todo, me haces verme como una estúpida.
Me acerqué y la abracé. Ella recargó su cabeza sobre mi hombro, las lágrimas empezaron a mojar mi ropa. Tal vez lo que decía era verdad.
—Vámonos —le dije, tomando su mano.
—¡No, Dylan! ¡Tú vete al carajo, junto al pulpo! —me empujó.
No me importaba que estuviera enojada y drogada; la cargué y la saqué del patio para llevarla a mi casa y poder hablar tranquilamente.
—¡Oye, deja a Issy! —dijo el drogadicto.
Esa palabra resonó en mi mente. Recuerdos llegaron a mí. Issy estaba ahí, peleando conmigo, y yo le decía "el drogadicto", pero ella me corrigió: "se llama Laech".
—¿No me escuchas? —me detuvo.
Lo empujé bruscamente y subí a Issy al auto. Laech me persiguió.
—¿A dónde crees que te la llevas? —preguntó el drogadicto.
Lo ignoré y subí al auto, comenzando a conducir. Laech comenzó a seguir el auto.
—¡LAECH! —gritó Issy.
Otro recuerdo llegó a mi mente. Era de noche, yo estaba conduciendo y ella gritaba: "¡Mejor amigo, me quieren secuestrar!" Estaba drogada, y Laech me perseguía mientras gritaba: "¡Se están robando a mi mejor amiga!"
Llegamos a la casa. Issy seguía drogada y me reclamaba cosas. La acosté en la cama, y en cuanto tocó el colchón, entró en un sueño profundo. Me senté en una banca frente a la cama donde estaba ella. Tenía que tener una charla con ella, pero no sabía por dónde empezar. Busqué en mi celular su contacto, encontré la foto, y al abrir el chat me di cuenta de que todo lo que había dicho era real: había audios, mensajes, llamadas, fotos y videos. Pero me mintió en algo: dijo que anduvimos por tres meses, y no era cierto. Las primeras conversaciones eran de dos años, y ya nos queríamos.
Otro recuerdo llegó: estábamos sentados en la casa de mi abuela, la persona que más amaba en el mundo. Nunca le hubiera presentado a mi abuela si no la amara. En otro recuerdo, estábamos escondidos, viendo a un hombre y a la madre de Meg besándose. Issy lloraba.
Salí de la habitación por un vaso de agua. Cuando regresé, Issy estaba de pie, mirando la habitación.
—¿Qué hago acá? —preguntó, confundida.
—Estabas drogada, y quería hablar contigo, así que te alejé del drogadicto.
—¿Drogadicto? —una hermosa sonrisa se formó en su rostro.
—Tu mejor amigo Laech —respondí, sonriendo.
Issy me miró con emoción. Me acerqué a ella y la abracé.
—Issy, perdón —le dije, dándole un beso en el cuello.
—¿Por qué? —preguntó, sonriendo—. ¿Ya recuerdas?
—Sí —confesé.
Me besó. Ahora entendía por qué me había enamorado de ella: sus besos eran adictivos.
—En realidad, solo algunas cosas, pero ahora te creo —dijo.
—Haremos esto: yo escribiré un libro donde cada capítulo te contaré nuestra historia, y tal vez así recuperes la memoria más rápido.
Su idea me parecía genial. Un libro donde solo ella me contara cómo pasó todo realmente.
—Me encanta la idea —dije, tomándola de la cintura y volviendo a besarla.
Estaba sentado en el gran comedor, solo. Issy se había ido porque Laech le dejó miles de mensajes.
—Me dijeron que una niña estuvo acá —dijo mi padre, mientras colocaba sus manos en mi espalda.
—Así es —respondí.
—El amor nos vuelve débiles, ¿aún no lo entiendes?
Mi padre estaba equivocado. Tal vez él había traicionado a la madre de Meg, pero mi madre nunca lo traicionó. Él la golpeaba y la engañaba. Mi madre se cansó y huyó. Mi padre se dedicó a sembrar odio hacia ella durante años, hasta que abrí los ojos y me di cuenta de que el único malo aquí era él.
—Me gusta sentirme débil —respondí.
Me levanté para dirigirme a mi habitación, pero mi padre me tomó del hombro y me dio un puñetazo.
—Eres un malagradecido —dijo.
El coraje y la impotencia recorrían mi cuerpo. Otro recuerdo llegó a mí: mi padre golpeándome por faltar a una junta. Mis ganas de golpearlo aumentaban, pero respiré hondo y subí a mi habitación.
Eran las cuatro y quince de la madrugada cuando me llegó un mensaje de Issy. Decía:
"Tengo listo el primer capítulo, léelo cuando tengas tiempo. Besos."
Abrí el archivo. El capítulo se titulaba "Primer día", y todo parecía tan típico de mí. Luego pasé al segundo capítulo, titulado "Eres un idiota", y la verdad, el título me quedaba muy bien. Jaja. Luego estaba el tercer capítulo, titulado "El beso", y creo que desde ese momento me enamoré. El siguiente capítulo se titulaba "Fue lindo", y cuando leí esa parte, me dieron ganas de matar al estúpido chico que intentó hacerle algo a Issy. Pasé al quinto y último capítulo, titulado "Fiesta sorpresa", y al leerlo, solo me dieron ganas de ver a Issy sin top. También tenía una gran duda: ¿en qué momento se quedó sin amigos y por qué decía que era mi culpa?
Estaba en la clase de sociales. Después de esta clase vería a Issy. Tenía tantas dudas que sabía que ella me iba a aclarar. La clase era aburrida, e Issy ya había mandado más capítulos. Al leer el capítulo once, titulado "Solo me usó", me dieron ganas de darme unos golpes. Ella no merecía eso.
—Ya pueden salir.
Tomé mis cosas y salí junto a Luke. Issy estaba sentada junto al drogadicto.
—¿Otra vez enamorado? —preguntó Luke.
Solo reí y caminamos con los chicos. Pasé un rato con ellos y luego fui con Issy al patio.
Estábamos acostados en mi cama. Issy me estaba leyendo el capítulo titulado "¿Soy mala?". Me sentía mal por ella, pero seamos sinceros: ni Kat ni John fueron buenos amigos, en especial John. Issy estaba enamorada; no era su culpa. Actuar era mío. Después llegamos al capítulo veintiuno, titulado "Sola", y ese capítulo me hizo odiar a todo el instituto, pero en especial a mí.
Después de la lectura, Issy y yo, bueno, ya saben, y fue magnífico; ella lo es.
—Me estoy volviendo a enamorar de ti —le dije a Issy, y ella me besó.
Espero que les guste el capitulo. Besos.
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El Fuck Boy (EDITANDO)
Romance-Pensé que teníamos algo-las lágrimas comenzaron a caer. -Pensaste?, enserio crees que yo me enamoraría de alguien y menos de ti solo quería acostarme contigo y lo logre. -Eres un idiota-digo con la voz entrecortada