Capítulo 10: Interrogación

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Buenos días locos por el CoAi, estoy bastante feliz por que me fue bastante bien en mi primer corte

Aunque no creen el estrés sigue presente para el próximo 🤣🤣🤣 

En fin, necesitaba publicar y se también lo esperaban así que disfruten

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Royal Suite
Habitación 604

Los detectives, Kogoro y Conan, estaban frente a la puerta tocando el timbre, pero por más que lo tocaban nadie abría.

Con un mal presentimiento por lo que pasó antes en ese pasillo, decidieron abrir la puerta. 

Encontrando a la Presidenta muerta con un cuchillo atravesando su estómago, llevaba una bata y una toalla ocultando su rostro, apenas una ráfaga de luz se hacía visible por la cortina entreabierta.

—¡Presidenta!

—¡No se mueva! ¡Quédese aquí! —le impidió el paso a la secretaría, antes de acercarse y comprobar su pulso.

Definitivamente estaba muerta.

—¡Voy a avisar al capitán! —dijo el trabajador, antes de correr afuera de la había.

—¡Y yo al Presidente! —le siguió la secretaría.

—La mataron después de tomar un baño. —comentó Kogoro, buscando el baño.

Al darse cuenta que lo dejaron solo, Shinichi se acercó al cadáver notando que habían limpiado la sangre aún lado del cuerpo. Al tratar de investigar más, fue detenido por Kogoro que lo tomó de la camisa y lo lanzó fuera de la habitación.

—Taku.

—¡Mouri-san! ¡Nimi-san ha dicho que el presidente Yashiro jugó con ella a ping pong hace media hora y no volvió. —le dijo la secretaria acercándose al detective inútil.

—¿Qué? —soltó confundido. —Quizás, el presidente Yashiro está involucrado en este caso. —dijo Kogoro, poniendo más peso en ese extraño caso, que sin que ellos lo supieran era aún más extraño de lo que imaginaban.

Unos minutos después llegó la policía en un helicóptero. 

—Gracias por venir. —habló Kogoro serio.

—¿Mouri-san? —lo llamó Takagi extrañado por su presencia.

—Gracias por venir, Inspector Megure.

—¿Sabes dónde está el presidente Yoshiro? —le preguntó el Inspector.

—Todavía no tenemos ninguna pista de donde puede estar... la tripulación del barco lo está buscando. —le informó, como si aún siguiera en la policía, mientras empezaban a caminar.

—Pero pensando bien, tanto sea en el océano más lejano como en el cielo, donde quiera que esté Mouri-san, siempre hay casos. —habló divertido Takagi.

—¿La siguiente parada es en el espacio exterior? ¿Acaso vas a volar en un cohete para que pase eso? —preguntó con sarcasmo Shiratori.

—¿Cómo quieres que haga eso? —le respondió Kogoro, sin notar el sarcasmo.

Así fue como la policía empezó su investigación.

—¿Qué? ¡¿Qué están las huellas dactilares del Presidente Yashiro?! —preguntó confundido el Inspector en un auditorio con los detectives, Kogoro y el infiltrado de Conan.

—Si, sobre todo cerca de los lugares manchados de sangre y en la trampilla. —confirmó el forense. —Y las manchas de sangre que encontramos son del mismo tipo del Presidente Yashiro.

—Gracias, continué investigando. —le dijo el Inspector, dejando que el hombre se marchara.

—Y una cosa más, Inspector. —intervino Takagi. —Según los miembros del equipo que trabaja en la bodega, la trampilla parece que fue abierta y cerrada y no hace mucho sucedió eso. —finalizó su reporte.

—¿Qué?

—Las huellas, las manchas y la puerta abierta… —habló Shiratori. —Inspector, eso parece...

—Parece que el Presidente Yashiro fue atacado en la bodega y después lo lanzó al mar por la trampilla, creo que eso pasó. —comentó Kogoro frente a los policías, con las manos unidas y los codos arriba de la mesa, sin darse cuenta que Conan al lado de su mesa tenía la misma posición.

—Si, seguro. —habló el Inspector. —Shiratori-kun, contacta con los guardacostas y diles que registren esta región. —ordeno. 

—Entendido. —contestó Shiratori.

—Takagi-kun. —llamó a su otro oficial.

—¿Si?

—Me gustaría hablar con Nimi-san para saber más detalles, ¿podrías traerla aquí? 

—Si. —afirmó antes de irse con Shiratori.

—Bien, Conan-kun. —llamó esta vez al pequeño.

—¿Si?

—Nosotros nos ocupamos del resto, vuelve a tu habitación. —le dijo, como si realmente ese detective le fuera a hacer caso. —Y no dejes entrar a nadie porque puede que el asesino esté abordo.

—Si. —respondió tal como el niño que luce.

Aún cuando lo dejaron ir se quedó allí escuchando las deducciones, terminando por ayudar que fueran por el camino correcto y tener un sospechoso.

Kusaha, el guionista.

—Ya veo, un micrófono… nada mal para el detective Kogoro Mouri-san. —dijo con una sonrisa Kusaha.

—No, no, eso lo dijo Conan-kun y nos condujo hasta aquí. —corrigió Megure, al menos le daban el crédito de algo.

—¿Eh? Impresionante. —comentó el guionista entusiasmado al ver que un niño lo llevó hasta él. —Pero no estás en lo cierto, porque a las 10:15 a.m. estaba hablando con Minako-san por teléfono en esta habitación. —dijo con una sonrisa astuta.

—¿Minako-san? ¿La diseñadora? —preguntó Kogoro.

—Si, su teléfono no funciona. —explicó. —Por eso la llamé de este. —comentó apuntando al teléfono fijo.

—¿Cuánto duró la llamada? —preguntó el Inspector.

—Mmm, desde las 10:00 a.m. y duró media hora aproximadamente. Si quiere puede comprobar el registro de llamadas. —explicó. —¿Eso no podría verificar el tiempo exacto? 

—¿De que hablaste por teléfono? —volvió a preguntar el Inspector. —Si no le importa decirlo..

—Hablamos sobre mi libro y que pensaba ella sobre eso.

—¿Libro? —preguntó confundido Megure.

—Si, estoy escribiendo una historia sobre un crucero lujoso. —explicó el guionista.

Mientras la charla se extendía Conan descubrió la grabadora del guionista y una foto, de dos capitanes y un niño recibiendo una barco de papel.

Al terminar de "interrogar" a Kusaha, decidieron ir con Minako, pero cuando una mujer pasó al lado de Kogoro notó algo que solo él podría darse cuenta, aunque lo encubrió con una actuación de libidinosidad.

Al pasar a interrogar a la Minako-san para afirmar la coartada de Kusaha-san, no lograron conseguir mucho más de la información que ya tenían. Mientras que Kogoro tenía una extraña actitud pero no lo veían más que como su absurdo coqueteo diario.

—Onee-san. —llamó Conan a Minako, empezando su propio interrogatorio.

Enterándose que Kusuha solo había leído su historia sin dejar hablar a la mujer, al parecer había practicado muchas veces para ese momento, mientras Minako le respondía las preguntas con una servilleta empezó a hacer papiroflexia de un barco, para dárselo como regalo al pequeño detective.

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