Capítulo 7: Las escondidas

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AiEdogawa7 muchas gracias por tu apoyo durante este largo trayecto, probablemente fuiste unas de las que querías matarnos por detenernos en la parte mas emocionante, pero ¡hey seguimos publicando!

9:07 a.m.

—Vale, ¿y ahora qué hacemos? —preguntó Sonoko.

—Hace bastante frío para nadar. —comentó Ran, tomando su chaqueta, algo que animó mucho a los niños.

—Vale, yo me voy a cambiar. —exclamó feliz Kogoro.

—¿Eh? ¿Vas a cambiarte? —preguntó confundida Ran.

—La verdad... —dijo en un tono misterioso llevándose una mano a su barbilla. —Las "Pretty Sisters" me invitaron.

—¡¿Eh?! —habló Ran sorprendida.

—Me preguntaron si les podía contar historias sobre el famoso detective Kogoro Mouri. —dijo con alarde. —¡Nos vemos! —se despidió marchándose, pensando tal vez que su hija lo detendría.

—El tío es alucinante. —dio una carcajada Sonoko.

—¿Cuándo concertó esa cita? —preguntó el de lentes curioso y extrañado a pesar de mostrar una sonrisa.

—Vamos a olvidarnos de eso. —habló Ran, después de pensarlo unos segundos. —¿A que quieren jugar? —les preguntó a los niños.

—¿Eh? ¿Ah? —soltaron por la repentina pregunta, y por estar más concentrados en lo que metieron al bolsillo de la karateca.

—¡Ah! Yo quiero jugar al escondite. —comentó Ayumi "emocionada" con una sonrisa nerviosa.

—Suena divertido. —le siguió Mitsuhiko igual que la niña.

—¡Vamos! ¡Juguemos! —le siguió Genta.

—Al escondite... eso me trae muchos recuerdos. —dijo Ran con una sonrisa. —Nosotras jugábamos mucho cuando éramos pequeñas.

—Si, cuando jugamos en los parques. —confirmó Sonoko.

—También jugamos eso en la escuela primaria. 

—Oh, es verdad. —habló Sonoko al recordar.

—Perdón, pero yo paso. —comentó enseguida Conan, levantándose de su asiento.

—¡¿Eh?!

—¡Vamos, Conan-kun! —exclamó Mitsuhiko.

—Eres muy aburrido. —le siguió Genta, en tono de reproche.

—Ahora que lo pienso, siempre Shinichi se rehusaba a la idea de jugar a esto. —habló Ran, entre pensamientos.

Esas palabras, como es obvio, hicieron cambiar de pensamiento al pequeño joven.

—¡Vamos! ¡Juguemos al escondite! —afirmó fuerte con una gran sonrisa.

Bueno, algo diferente a lo usual no está mal. —pensó Ai tratando de desviar el mal genio que empezaba a cargar por la falta de sueño. —Está bien para matar el tiempo. —respondió tranquila con una sonrisa, por el cambio de actitud de su novio.

Siempre hacía algo que le subía el ánimo, aunque esa persona era muy idiota.

—¿Profesor Agasa, que hará? —preguntó Ayumi.

—Yo tengo una cita para que me hagan un masaje. —respondió el hombre.

—Un viejo como usted. —"murmuró" Genta, aunque obviamente todos lo oyeron, algo que provocó una risa incómoda en el inventor.

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