Alonso
—¿Qué, qué? —Inquirió estupefacta.
—No lo voy a repetir. —Dije serio.
Soltó una risa forzada. —Te van a salir raíces. —Afirmó con sorna.
—¿Cómo? —Alcé una ceja.
—Si, te van a salir raíces de tanto esperar porque yo jamás me enamoria de ti. ¿Qué es lo que está mal contigo? Me tratas como un juguete, me obligas a hacer cosas, me expones al público, me amenazas y no conforme con eso esperas que sienta amor por ti. ¿Cómo podría sentir amor después de todo eso? Estás muy mal de cabeza o entendiste al revés consejos de conquista. —Espetó.
Apreté mi dientes tratando de controlarme. Yo estaba abriéndome con ella, sacaba de lo más profundo de mi, palabras que nunca pensé decir y que Lily recibía con indiferencia. Me ponía en una situación difícil y molesta, pero ya no me podía echar para atrás.
—No te atrevas burlarte de mi, lo que te digo no tiene nada que ver con un juego. —Aparté la mirada apenado.
—¿Ah no? ¿Y de que se trata? —Cruzó los brazos sobre su pecho y frunció el ceño.
Las palabras se atoran en mi garganta luchando para no salir y exponerme, tenía ganas huir para no enfrentarme a la verdad, más no lo hice. Después de varios intentos para volver a ser el mismo hombre que era antes y obtener malos resultados supe que ya era hora de decirle todo.
—Quiero que te enamores de mí porque... yo lo estoy de ti. —Mi corazón se aceleró en cuento solté esas palabras, evitaba mirarla a los ojos, las manos me temblaban, me sentía diminuto, como un niño asustado que no quiere ser regañado.
Ella suavizó la expresión en su rostro, denotaba recelo, confusión, intriga. La mujer que contemplaban mis ojos no lucía esa inocencia angelical a la que estaba tan acostumbrado, en su lugar era fría y con una mirada implacable.
—¿Eso era un chiste? Avísame cuando deba empezar a reír. —Pasé saliva.
—Te digo que es la verdad. Estoy enamorado de ti y ya sea que me creas o no te prometo que no permitiré que me dejes.
Exhaló el aire de sus pulmones por la boca. —Suponiendo que eso sea verdad (que no creo) ¿Si entiendes que eso no pasará verdad? ¿O como pretendes que yo pueda sentir algo genuino por ti si contigo todo es a la fuerza? Sinceramente ya estoy harta de esta situación y harta de ti, de que quieras hacer conmigo lo que te da la gana.
—Tú vas a amarme, no hay cosa de la que esté más seguro, pero mientras te niegues a aceptarlo aquí es donde vas a quedarte.
—No... tú no me puedes retener, tengo una vida, una carrera, una marca de ropa que diseñar ¿Vas a quitarme todo lo que tengo, todo por lo que he trabajado y aguantado tanto durante años?
—Yo no pienso quitarte nada, lo único que yo quiero es darte. —Carraspeé incómodo. No había sido mi intención que aquello sonara en doble sentido —Esta vez no me refería a eso. —Aclaré. —Y en lo que respecta tu trabajo de diseñadora puedes hacerlo desde aquí, porque no saldrás hasta nuevo aviso.
—¿En serio piensas dejarme encerrada? —Divicé la desesperación en sus ojos. —¿Qué fué lo que te hice? Jamás debí firmar ese maldito contrato. —Bramó a los cuatro vientos.
—¿Es que no entiendes? No puedes dejarme. Cada vez que no te tengo cerca me siento desesperado, te necesito conmigo en todo momento porque eres mi calma, mi tranquilidad, me das la paz que solo sentía con mi madre. —Me sinceré.
Su cara se estiró en una ligera expresión de asombro, la sola mención de mi madre es algo sagrado para mí y ella lo sabía.
—No vas a salir de esta casa. —Miré la cama y agarré su teléfono. —ah y tampoco usaras tu teléfono, no quiero que se te vaya a escapar una llamadita para él.

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Eres mía [En Emisión]
RomantizmAlonso Dupont es el empresario más importante del país, guarda trás su delicada imágen de hombre perfecto a un ser despiadado, vengativo y obsesivo que es capaz de lo que sea con tal de lograr su objetivo. Pero... hasta el más fuerte de todos tiene...