Hace bastante tiempo que Susi, la rana, y Alfredo, el sapo, se conocieron. Lo cierto es que ellos ya no lo recuerdan porque eran muy pequeños. Pero es una historia muy bonita que me gustaría contar:
Era un día precioso de verano con mucho sol y una brisa fresca. Susi se había levantado muy feliz mientras buscaba su rebequita roja que le había comprado su mamá. Era un día genial para estrenarla y, aunque Susi no era nada coqueta, estaba muy ilusionada.
Cuando la sacó de la cajita donde la guardaba con mucho cuidado, vio que le faltaba un botón. Era una rebeca de cuatro botones y solo tenía tres. Con mucho disgusto miró dentro de la caja pero no estaba. Luego buscó por toda su habitación pero tampoco aparecía. Con las lágrimas asomándole por sus ojitos se fue a buscar a sus padres. Y entre todos buscaron, pero nada. Ni rastro del botoncito rojo.
-"Póntela así, estarás igual de bonita."- Le dijo su madre en un intento por consolarla.
Susi se puso su rebequita y salió a pasear. Iba con la cabeza gacha, mirando el ojal donde tenía que estar su botón rojo. Y caminando así se dirigió a otra charca distinta sin darse cuenta.
Cuando levantó la mirada el lugar no le resultaba nada conocido y ni siquiera sabía cómo volver a su casa. Al rato se dio cuenta de que un sapo chiquitito estaba tumbado al sol y la miraba fijamente.
-"Hola, ¿sabes por dónde he venido? Es que estaba despistada y no me he dado cuenta de que venía hacia aquí."-
El sapo la miró muy serio. -"Te he visto llegar. ¿Es que siempre caminas con la cabeza mirando al suelo?"- Le preguntó.
-"Bueno, no, verás... Lo que ocurre es que ves que le falta un botón a mi rebeca. Se me ha perdido y ahora ya no se ve igual de bien."-
Alfredo se acercó muy despacio, pues sus patitas eran muy cortas. La miró un momento de arriba abajo y luego le dijo:
-"Espera un momento. Ahora vuelvo."-
Susi se sentó a esperar porque este sapito era muy chiquitín y fuera adonde fuera iba a tardar un buen rato. Cuando Alfredo volvió tenía una flor roja muy bonita y la colocó en el ojal vacío de la rebeca de Susi.
-"No es tu botón rojo. Pero, al menos así, cuando mires hacia abajo verás algo que también te va a gustar."-
Susi se quedó sorprendida. ¡Qué buena idea! No podía parar de sonreír.
-"Vamos, te acompaño a tu casa. Te he visto venir de allí."-
Durante el camino a casa Susi y Alfredo se hicieron muy buenos amigos y siempre han estado juntos desde ese día. Además, hoy en día cuando Susi está triste, Alfredo le lleva una flor roja igual que la que le dio ese día y Susi se siente mejor. Ellos no recuerdan cómo comenzó todo, pero ahora tú sí.
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Cuentos infantiles. Susi y Alfredo, y sus grandes aventuras.
Short StoryHace bastante tiempo que Susi, la rana, y Alfredo, el sapo, se conocieron. Lo cierto es que ellos ya no lo recuerdan porque eran muy pequeños. Pero es una preciosa historia que me gustaría contar. Historia registrada en Safe Creative. Código de regi...