Hasta siempre

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-Hoy no van a poder ir a jugar con su amigo Pablo.- le explicó su mamá a Susi mientras le preparaba la merienda.

-¿Por qué?, mamá.- le preguntó Susi- Si ayer nos dijo que podíamos ir hoy a su casa a jugar.-

-Porque su familia se ha ido a vivir a otro lugar, y ya no va a estar en su casa.- le intentó hacer entender su madre.

-¿Y cuándo vuelve?- quiso saber Susi- La última vez que Alfredo se fue tardó dos semanas en regresar.-

-Alfredo se había marchado de vacaciones. Es distinto. Lo más probable es que Pablo no vaya a volver porque se han mudado a otra charca.- Le siguió explicando su madre con mucha paciencia.

Pensar que ya no volvería a ver a su amigo ponía muy triste a Susi. No era como si no volviera a ver a Alfredo, eso sí que la pondría triste de verdad. Al fin y al cabo, Alfredo era su mejor amigo. Pero también se lo pasaba muy bien jugando con sus otros amigos.

Entonces, Susi se dio cuenta de algo. ¿Qué pasaba si mañana era Alfredo quién se iba para siempre? ¿Y si ya no se veían nunca más?¿Y si Alfredo ya se había ido y ella no lo sabía?

Salió corriendo hacía la casa de Alfredo, temiendo que quizás ya no iba a estar. Cuando llegó a la puerta empezó a gritar:

-¡Alfredo!¡Alfredo! Soy Susi. Estoy aquí. ¡Alfredo! ¿Dónde estás?-

En un segundo se abrió la puerta y apareció Alfredo con cara de asustado:

-¿Qué ocurre?¿Qué ha pasado?-

Susi lo abrazó. Se sentía tan feliz de que aún estuviese ahí .

-Pensé que te podrías haber marchado. Estoy tan feliz de que no sea así.- dijo Susi muy contenta.

-Pero... si acabo de regresar de las vacaciones. No me voy a volver a ir en una buena temporada.- le contestó Alfredo muy extrañado.

-Sí, lo sé. Pero esta mañana mi madre me ha contado que Pablo se ha ido a vivir a otra charca y ya no lo vamos a volver a ver. Y ha sido así, tan de repente. Y luego he pensado que tú también podrías irte así y ni siquiera hubiera podido despedirme.-

-¿Pablo se ha ido? Y no le dije ni adiós. ¡Qué pena!-

-¡Es verdad! No le hemos podido decir adiós. Me hubiese gustado hacer una fiesta de despedida y le hubiera dado un regalo para que siempre se acordara de nosotros.- Se le ocurrió a Susi.

-Una fiesta, eso habría sido genial. Con juegos y con nuestras comidas favoritas...- pensó Alfredo en voz alta- pero... pero... ya se ha ido... ya no se puede hacer....-

-Alfredo, vamos, que tenemos que preparar una fiesta de despedida.- dijo Susi muy convencida.

-¿Para qué? Si ya Pablo no va a venir.- le respondió Alfredo que no entendía nada.

-Esta fiesta es para ti y para mi. Es nuestra fiesta de despedida. Si algún día al levantarnos por la mañana descubrimos que tú, o yo, ya nos hemos ido, así de repente, tampoco podríamos despedirnos. Así que vamos a celebrar nuestra fiesta ahora mismo y luego nos despediremos como si mañana ya no nos volviéramos a ver, porque de esta forma no estaremos tristes si te vas sin avisar. Ya nos habremos despedido y siempre lo recordaré. ¿Qué te parece?-

-Me parece estupendo.- le dijo Alfredo entusiasmado.

Ese día dejó de ser un día como los demás prepararon una fiesta para ellos dos, con sus juegos favoritos. Jugaron y rieron como si nunca más fueran a estar juntos... Un día de despedida que siempre podrían recordar.

Al terminar el día se abrazaron muy fuerte:

-Hasta siempre, Alfredo.- le dijo Susi.

-Hasta siempre, Susi.- contestó Alfredo.

Y cada uno se marchó por su camino.

Al día siguiente se volvieron a encontrar, y pasaron el día jugando e inventando, como había sido desde que se conocieron, porque Susi y Alfredo aún tenían mucho tiempo para seguir viviendo sus más hermosas y grandes aventuras.

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Cuentos infantiles. Susi y Alfredo, y sus grandes aventuras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora