El gran baile

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Comenzaba el otoño: empezaba a soplar el viento y hacía frío. Ya no era tan agradable pasar la tarde jugando en el jardín como lo había sido durante las largas y calurosas tardes de verano. El sol se escondía antes en el horizonte como si tuviese prisa por irse a dormir.

- Oye, Alfredo. Las tardes se están volviendo muy aburridas: enseguida nos metemos en casa y, cada vez nos vamos a dormir antes.- Le comentó Susi a Alfredo mientras recogían todas las cosas con las que habían estado jugando.

- Este verano lo hemos pasado muy bien... tan bien que ahora nos va a costar un poco acostumbrarnos al frío otra vez.- Le respondió Alfredo que pensaba igual que su amiga.

Los dos amigos entraron en la casa de Susi, cenaron y, como ya se estaba haciendo de noche, tocaba despedirse e irse a dormir.

- No quiero irme a dormir todavía. Quiero quedarme jugando como lo hacía en verano. Aunque el cielo se ponga muy oscuro, quiero quedarme aquí hasta que me apetezca.- Le explicó Susi a su madre cuando ésta le cogía de la mano para llevarla a su cuarto a dormir.

- ¿Estás segura Susi de qué es eso lo que quieres?- le preguntó su madre agachándose para poder mirarla directamente a los ojos.

- Sí, muy segura.- respondió Susi.

-¿Y tú, Alfredo, tampoco te quieres ir a dormir?- le preguntó la mamá de Susi a Alfredo.

- Uff... creo que prefiero irme a mi casa a descansar. Tengo mucho sueño... - dijo Alfredo a la vez que daba un gran bostezo.

- Ya veo lo que pasa. Está bastante claro que tú, Susi, no estás escuchando la melodía.- explicó la mamá de Susi.

- ¿Qué melodía?, mamá. Si yo no escucho nada.- le preguntó Susi que ahora se sentía muy intrigada.- ¿Tú sabes de qué melodía se trata?- preguntó mirando a Alfredo.

- No. No lo sé. Yo tampoco escucho nada.- le contestó Alfredo, que no sabía si marcharse ya a dormir o quedarse y descubrir de qué hablaba la mamá de Susi.

- Bueno, bueno... Esto es un gran secreto... Un secreto muy secreto... Un misterio muy misterioso...- decía la mamá de Susi sin llegar a explicar nada más.

- ¡Pero mamá! Venga, cuéntanos ya. Yo quiero escuchar esa melodía.- le habló Susi a su madre un poco nerviosa.

- Jajaja. Voy, voy. Era solo para darle un poco de misterio al asunto.- dijo su madre.- A ver, pongan mucha atención. Les voy a contar un secreto que tendría que conocer todo el mundo y, lo cierto, es que casi no lo conoce nadie. Pero para que lo puedan entender, vamos a mirar aquí por la ventana. ¿Qué ven?-

- El cielo, ya casi es de noche porque el sol se ha ido.- dijo Susi.

- Los pájaros acostándose en sus nidos.- dijo Alfredo.

- ¡La luna!¡Ya se ve la luna!¡Y algunas estrellas!- volvió a hablar Susi.

- Las flores se están cerrando hasta mañana.- añadió Alfredo.

- Muy bien. Esas son las cosas en las que quería que se fijaran. Y, díganme, ¿no les parece raro que todos los animales, las plantas, el cielo, las estrellas, la luna y el sol se hayan puesto de acuerdo para hacer todo esto a la vez cada día?- les preguntó la mamá de Susi.

- Yo... Esto... A lo mejor...- no acaba de responder Alfredo que no sabía qué decir.

- ¿Pero si no hablan cómo saben cuándo tienen que hacer cada cosa?¿Quién le dice al sol cuando salir y cuándo marcharse?¿Y a la luna?¿Y a las estrellas?¿Quién le dice a las flores cuando abrirse y cuando cerrarse? Hasta los pájaros saben cuando cantar y cuando dormir.- preguntó Susi sin parar. Era algo en lo que nunca había pensado.- ¿Cómo lo hacen?¿Dónde está su secreto, mamá?

- Pues bien, les voy contar dónde está su secreto. Como ya les he dicho casi nadie lo conoce y quizás por eso sea más especial: su secreto está en la eterna melodía.-respondió la mamá de Susi y paró un momento mientras Susi y Alfredo se acercaban más y la miraban con los ojos muy abiertos.- No es una melodía como ninguna de las que han escuchado. En realidad, ni siquiera se puede escuchar con nuestros oídos porque... es la melodía del universo: está en todas partes y en todo momento. En todo ser, en cada cosa. Por eso no se escucha, pero la puedes sentir. Forma parte de ti, y de todos. Por eso, si le prestas atención sabrás cuando es momento para dormir y cuando es momento para levantarse, cuando es necesario comer y cuándo trabajar, cuando hablar y cuando callar, cuando reír y cuando llorar... No hay ni un solo instante en el que no suene. - les contó.

- ¿Pero cómo puedo escucharla, mamá?¿Yo no la escucho?- le dijo Susi que deseaba mucho poder escuchar algo tan mágico y especial.

- No hay que hacer nada especial para escucharla. Lo único que hay que hacer es prestar atención. Dejar de distraerte pensando 'quiero esto y quiero lo otro'. Cuando dices 'quiero' solo escuchas tu propia melodía que no está en equilibrio con los demás. Si estuviéramos todos en un baile y cada uno bailara según su propia melodía, no pararíamos de chocar los unos con los otros y darnos pisotones sin parar. En cambio, la melodía del universo nos recuerda que formamos parte de algo mayor que nosotros mismos, que estamos conectados en cada momento y en cada lugar. Nos une, nos armoniza y hace que vivamos en equilibrio. Puedes escoger qué melodía seguir, pero ya que has sido invitada a este gran baile, ¿por qué no bailar todos juntos?

Cuentos infantiles. Susi y Alfredo, y sus grandes aventuras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora