—Akemi, vámonos. —la morena le decía a su amiga que compartía asiento en su aula de clases. —La siguiente clase es física.
Akemi rodó sus ojos, odiaba la materia de física.
Su amiga la tomo por el brazo haciendo que se levantará de su lugar para ahora dirigirse a otro salón de clases.
—Tranquila, Saori. —dijo confundida. —No se por que tienes tanto apuro.
En cuestión de segundos, ambas chicas se encontraban en la respectiva aula de clases correspondientes.
Saori con su mirada busco asientos vacíos para llevar a su amiga a sentarse junto a ella. Justamente vio unos en la parte atrás del aula, sin pensarlo dos veces se dirigió hacia ambos pupitres.
—Vamos a sentarnos aquí. —soltó el brazo de Akemi para poder sentarse en el lugar, ella imitó la acción de su amiga pelirubia.
En cuestión de segundos el salón empezó a llenarse de más alumnos que ninguna de las dos chicas habían visto, pero a ninguna solía importarle, ambas estaban platicando entre ellas.
—¿Cómo vas en el trabajo de la cafetería? —preguntó Saori.
—Ya sabes, siempre es el mismo problema con Takemichi. —rió. —Pero fuera de ahí, todo está bien. —sonrió sin mostrar sus dientes.
—Si, entiendo a Takemichi, es un completo idiota. —rió fuertemente. —Pero hey... —dijo repentinamente. —Eso no lo quita lo lindo.
Akemi la miraba algo confundida.
—Yo nunca dije que era feo. —respondió Akemi. —Al contrario, hasta me agrada. —se encogió de hombros.
—Buenos días alumnos. —la voz del maestro hizo que todos los alumnos tomarán asiento mientras tomaban silencio.
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El horario de clases había pasado rápidamente, ahora ambas chicas se preparaban para irse directo a casa.
—Este fin es la carreras de motos, ¿Asistiras está vez, verdad? —preguntaba Saori
Akemi era gran fanática de las motocicletas al igual que Saori, tanto que le encantaba ir a las carreras clandestinas junto con ella, pero solo había un problema, sus padres nunca le acceden a ir debido a que el riesgo es alto.
—Si mis padres se duermen, de alguna manera me escaparé e iré, sabes lo tanto que me gusta ir a esas carreras.
Saori solto un sonrisa inconscientemente mientras esperaba que Akemi guardara sus libros en su casillero.
—Te mandaré mensaje ese día cualquier cosa, está vez no me la pierdo por nada. —volvió a decir Akemi.
—Lo se, es común en ti asistir a todas, a pesar de que sea arriesgado. —Saori reía levemente.
