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El frió de la mañana golpeaba su rostro a medida que iba trotando para alejarse de aquella imponente casa. Después de haber despertado a las seis de la mañana y no poder volver a conciliar el sueño, aprovecho para salir a trotar a los alrededores de la mansión. El día anterior había sacado al menor a un paseo, haciendo que conozca un poco de su ciudad, luego cuando vino la noche fue el mejor momento para ambos, él había llevado al muchacho a ese lugar que tanto le encantaba y relajaba, su lugar secreto que nadie habia llegado a conocer más que él mismo. Aquel lugar que alguna vez conoció en su época de adolescente después de haber salido corriendo de su casa, por una maldita e insignificante pelea con su padre. Steve nunca estuvo de acuerdo con su padre y este tampoco con él, nunca lograron llevarse bien o tener la ansiada relación padre e hijo que su madre tanto quiso para ellos. Negó ahuyentando aquellos recuerdos que se avecinaban, no quería corromper aquellos buenos momentos que pasó con Bucky, descubrió tantas cosas del contrario anoche, le sorprendió haber escuchado la historia del castaño. La muerte de los padres de Bucky le entristeció tanto, lo que vivió en su niñez fue triste, en ese momento cuando terminaba de contarle lo de sus padres el chico lo miro y sonrió diciendo que no se afligiera, que él obtuvo una familia que lo quiere tanto como la verdadera. En ese momento se enorgulleció tanto de aquel chico.

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Todos estaban desayunando en el comedor, a excepción de Steve quien no se hallaba por ningún rincón de la casa, aparentemente, en cuanto los presentes vieron como aparecía por el marco de la puerta sonrieron y saludaron, él los saludo de igual modo y procedió a sentarse al lado de Sam, quien se encontraba tomando su café con leche, en cuanto este lo vio lo miró amable y terminó de tomar su desayuno para hablarle.

—Hermano me tengo que disculpar contigo por lo del otro día...— Habló el moreno sumamente apenado y avergonzado por como había tratado al castaño el otro día.

Bucky solo negó y se acomodo en su silla.— Tranquilo Sam, no hay nada que perdonar, solo...— Muerde su lengua para abstenerse a seguir hablando porque posiblemente meta la pata.

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De regreso a su casa su trote es mas rápido, sólo falta poco y estará en la entrada de la mansión, pero se detiene en seco al ver como un lujoso auto negro se estaciona en frente de la entrada, ve a su madre abriendo las enormes puertas de madera y salir a dar la bienvenida al recién llegado, la puerta del BMW es abierta y deja revelar a su progenitor. Todo ocurre en cámara lenta para él, luego ambos mayores entran en la casa y no se dan cuenta de su presencia a sólo unos cuantos metros de ellos. Steve no sabe si correr hacia adentro o seguir su trote pese a lo agotado que estaba, pero opta por la primera, sólo que va a paso lento para retrasar más su desgracia de ver al monarca de los Rogers.

Cuando entra es capaz de escuchar las risas eufóricas de su madre y hermana por la reciente llegada de Joseph. Suspira y sigue su camino hacia el comedor donde encuentra a toda su familia reunida adulando a su padre, o mejor dicho su madre y Sharon, esta última está contenta y en su rostro se forma una enorme y estúpida sonrisa por algo que el mayor le entrega. Bufa por lo bajo y luego procede a carraspear para llamar la atención de los presentes, todos giran hacia él y Joseph con una sonrisa de orgullo mira a su primogénito, se acerca a este abriendo sus brazos para envolverlo en un cálido abrazo, pero antes de que sea capaz de hacerlo Steve posa una mano en su pecho deteniendo cualquier acción que este planeara hacer para fingir ante todos el buen padre que es.

—¿Qué estas haciendo aquí padre?.— Cuestiona con un deje de furia en su tono, Sarah arruga sus rojos labios en una mueca de cansancio, desde que recuerda siempre a sido así entre su marido e hijo, ambos nunca pudieron llevarse bien y ni siquiera hicieron nada por intentarlo.

En Alquiler - [stucky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora