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—¿Podrías por lo menos sonreír?.— Ordena en un susurro bajo su padre. Steve se encuentra con el ceño fruncido por lo que paso hace sólo unas horas atrás.— Hoy es el día de tu hermana y supongo que detestaría verte así.

Al rubio le importa un bledo. Sharon ni siquiera pensó que hoy era su día cuando ella y su madre echaron a patadas a su castaño de la mansión.— No quiero.

—Disimula un poco.— El patriarca sigue insistiendo.

—Los dos silencio, Steve haz lo que tu padre dice, por lo menos hazlo por Sharon.— Sarah con una sonrisa en su cara simulando que nada pasa, habla entre dientes regañando a los dos hombres.

—Si, acepto.— El ultimo en consumar el ritual de casamiento es Sam. El sacerdote da permiso de besar a la novia y toda la gente se para de su asiento para aplaudir a la recién formada pareja de esposos. Sarah deja escapar algunas lagrimas de emoción por el momento, y Steve no puede hacer más que resoplar.

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—¡Salud!.— Los gritos de jubilo le asquean, vuelve a resoplar, ya ha perdido la cuenta de cuantas veces en la tarde lo ha hecho. Decide alejarse lo más que puede del bullicio de gente. Él no se da cuenta que desde que inicio la ceremonia de casamiento alguien lo mira con preocupación, sin que Steve se de cuenta alguien detrás suyo sigue de forma sigilosa su paso.

—¿En dónde esta él?, No lo vi en todo el día y pensé...

—Sharon descubrió lo de la página y confundió las cosas....— Resumió Steve de manera simple, sin inmutarse por la presencia de la pelirroja.

—¿Cómo?.— Habló pasmada por la impresión.

—No lo sé... Supongo que lo saco de mi laptop. Ya sabes ella no puede mantenerse callada con los asuntos de los demás.

—¿Y no les explicaste?, ¿Bucky no lo hizo?.

—Mi madre lo echo a patadas de aquí antes de que él pudiera explicarse.— Cada recuerdo vivido en la mañana lo entristece de sobremanera.

—Lo siento mucho Steve...— Suspira pesado la mujer encorvando su postura en enojo.— ¿Puedo preguntar algo?.

—Ya lo estás haciendo, ¿no?.— Ambos sueltan una carcajada aligerando el momento.

—¿Qué haces todavía aquí?.— La pregunta descoloca al Rogers quién se voltea a ver a su amiga ya que todo este tiempo estuvo dándole la espalda.— Me refiero a, ¡¿por qué demonios no tomaste tu moto y lo seguiste?!.— Grita encolerizada.

—Wanda esto no es una película o un libro de romance, esto es la realidad...— Su comentario es sin gracia y triste. Desearía que hubiese sido una película y quizás exagerando el guión el fuese un superhéroe, esos que tanto le gustaban a su castaño. Si fuese una película y él un superhéroe hubiese deseado tener una mejor condición física para así haber podido alcanzar el auto corriendo.

Ahora se lo imagina. Luego de haber alcanzado el vehículo, abriría la puerta trasera de este sacando a su castaño, para luego tomarlo en sus brazos a modo nupcial...

—¿Al menos sabes dónde vive?.— Con la respuesta de Rogers, ella planea una estrategia para que este se pueda encontrar con su amado. Los veía a los dos muy bien juntos, y ahora que Bucky no estaba temía que Steve se vuelva a sumergir en su estúpida y triste vida que llevaba antes de conocerlo.

—Recuerdo que me había dicho que venía de Washington, pero no específico de dónde...

—¿Podrías darme su apellido?.

—¡Claro!, ¿también quieres su número de documento, o su carnet de nacimiento?.

—¡Si me los das sería genial!.— Habla Wanda mucho más animada no notando el tono sarcástico de Steve.

En Alquiler - [stucky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora