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Durante el recorrido hacia la casa Rogers, Steve y él no habían dicho ni una sola palabra. El mayor solo se limitaba a ver la ruta y él la ventana como si fuese lo más atrayente de todo el transcurso.

Bucky era consiente de que Steve no estaba de acuerdo con todo este cambio y él tampoco lo estaba. Vamos, ¿quién acepta un trabajo y luego lo deja de lado a última hora?, Sólo Natasha podía hacerlo. Creía fervientemente que esa chica no tenía en claro la palabra responsabilidad. Sale de sus abrumados pensamientos cuando Steve frena de golpe y siente su mirada penetrante sobre su persona, y es en ese momento cuando Bucky teme, ¿por qué?, bueno pues está con un completo extraño, además de que su amiga poco y nada le había hablado sobre él.

—Antes de que entremos.— El mayor rompe el silencio con un tono de advertencia.— Mi familia te hará muchas preguntas, no temas, ni entres en pánico.— Se adelanta a decir.— Sólo no hagas que me descubran, ¿Okey?.— Bucky sólo asiente asustado.— Bien, andando.

Steve quita la llave de encendido y procede a bajar del auto, Bucky también baja del coche pero se detiene en seco al ver tan imponente mansión que se alza espléndida ante sus ojos. El castaño boquea sin saber que decir o hacer, y se asusta cuando siente una pesada mano en su hombro.

—Oye, ¿estás bien?.— Bucky apenas es capaz de percibir un deje burlón en el tono del rubio pero lo deja pasar. ¿Quién diablos eran los Rogers?, ¿Y si eran traficantes de órganos o personas?. Bucky trataba, de verdad, trataba de no entrar en pánico y salir corriendo del lugar despavorido, aunque lo cierto es que él no era una persona atlética y ni siquiera se consideraba una, pero ahora tal vez rompa el récord.

—¡Steve!.— Alguien llama al mayor y este deja de prestarle atención a él. Una mujer rubia de unos, al parecer cincuenta años, está parada en la entrada y de pie junto a ella una rubia de cabello ligeramente largo, el menor supone que son su madre y hermana.
Cuando Bucky es tomado del brazo y llevado hasta donde las féminas, por parte de Steve, se prepara mentalmente para lo que sigue.— ¡Oh pero que lindo muchacho!.— Exclama la mujer mayor muy entusiasmada.— ¿Él es de quien has estado hablando todo este tiempo?.

—Si madre, su nombre es Bucky...— Steve lo presenta. En ese momento tanto madre como hermana bajan en un parpadeo los escalones de la entrada y lo envuelven entre sus brazos en un cálido abrazo. Bucky se siente todo un bastardo mintiendo a estas dos hermosas y amables mujeres.

—¡Oh cariño!, mucho gusto, mi nombre es Sarah, soy la madre de Steve y ella es mi hija menor, Sharon.

—Espero que Stevie te haya hablado bien de nosotras.— Bromea Sharon, es la primera vez que habla desde que él llegó.

—Oh si, claro que si. Ha hablado muy bien de ustedes.— Bucky divaga, lo cierto es que no habían hablado de nada en el transcurso del viaje, y lo único que había dicho el rubio cuando se conocieron hace un par de horas fue "familia". Ni siquiera sabía si tenia más hermanos, tal vez unos perros o gatos, o quizás animales exóticos, ya que eran ricos quien sabe.

—Vamos adentro cariño, debemos conocerte más.— Sharon y Sarah se colocan a cada costado de él y agarran sus brazos llevándolo hacia adentro de la mansión.

—¡Steve encargate de entrar las maletas!.— Grita Sharon mirando hacia atrás en dirección a su hermano.

—Claro, si vayan, adelántense, y ¡déjenme con todo esto!.— Sarcástico responde el Rogers. Las dos féminas no le prestan atención a él y siguen guiando a Bucky.

Cuando entran a la casa Bucky se queda estupefacto, no tiene palabras para describir lo hermoso que es adentro. Nunca en su vida podría costear un hermoso lugar como lo es esa mansión.

—¡Vamos Bucky siéntate!.— Sarah señala los sofás enfrente de ellos— ¿Tienes hambre?, podemos prepararte algo... Aunque ya casi es la hora del almuerzo, pero aun así podemos hacer algún aperitivo si gustas.

—No, está bien esperaré hasta la hora del almuerzo, no quiero ser tan descortés señora.— Responde amablemente Bucky.

—Por favor llámame Sarah.— El castaño asiente.— Y cuéntame Bucky, ¿hace cuánto que conoces a mi hijo?.

—Hace dos horas.— Responde sin percatarse.— Digo, hace un año, cuatro semanas y dos horas.— Se apresura a aclararlo, su tono de nerviosismo pasa desapercibido.

—Vaya, si que te gusta contar el tiempo.— Comenta Sharon.

—Oh bueno, es que alguien se tiene que acordar de los aniversarios y las fechas importantes.

—Te entiendo, Steve nunca fue bueno llevando la cuenta.— Ríe Sharon.

—Gracias por la ayuda Sam.— Steve interrumpe la charla y entra a la sala junto a su cuñado a quien agradece y mira con mala cara a su madre, hermana y supuesto "novio" por dejarlo sólo con el equipaje.

—No te preocupes Steve.— El moreno regala una sonrisa a su cuñado y deja los bolsos en el suelo, luego es recibido en brazos por su prometida.

—¡Sam llegaste!.— Habla la rubia eufórica.— ¡Ven a conocer al novio de Steve!.— Sam mira confuso a Sharon y luego mira a Steve, este por su parte se encoge de hombros. Cuando pasan a la sala el moreno reconoce al castaño sentado junto a su suegra.

—¿Bucky?.

—¿Sam?.

—Perdón, ¿ustedes se conocen?.— Pregunta Sharon sumamente confundida, Steve quiere golpearse, ¿de todas las personas en el mundo su cuñado tenía que conocer a Bucky?, ¡Universo!.

—Si, él es mi amigo.— Responde Sam.— Hermano, no sabía que salías con Steve.— Reprocha asombrado.— ¿Por qué me lo ocultaste?.

—Bueno, no eres el único a quien se lo ocultó.— Delata Sarah.— Salen hace un año y cuatro semanas exactamente.

—Bucky me debes una buena explicación.

En Alquiler - [stucky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora