Capítulo 13. Evasión

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El dolor de cabeza era insoportable, un mínimo movimiento hacia que todo a su alrededor diera vueltas, causándole náuseas; parpadear era un infierno, sus ojos lloraban cada que lo intentaba y, al ser su primer resaca, no le parecía tan molesta la idea de morir en preciso instante. Aunque sentía asco cada que abría la boca para lamer sus resecos labios, tenía demasiada hambre y era aún peor su necesidad de agua.
Recobró lentamente la postura con el fin de contener de la mejor manera las ganas de vomitar.

En su mente no había nada que estuviera del todo claro debido al vértigo y el mal humor con el cual amaneció, pero no faltaba ningún recuerdo de la noche anterior.

-Estúpido Gogeta- murmuró disgustado a la vez que sus mejillas enrojecieron. Sujetó su cabeza tras una fuerte punzada que sintió.
Su corazón latía con fuerza a la par que sus manos sudaban. Suspiró, irritado de no saber qué odiaba más, si a él mismo, a lo que hizo anoche o pensar en lo que haría ahora. ¿Qué era lo más prudente? Estaba en un punto muerto donde no encontraba una ruta por el cual ir, no podía retroceder ni avanzar pues ese beso era la fractura de su camino. Creía que arriesgarse de esa manera antes de solucionar sus conflictos no mejoró las cosas, más bien las empeoró y ahora tenía miedo de enfrentar las consecuencias.

Otra punzada atormento su cabeza. Pensar tanto no era lo más prudente en su estado pero tampoco quería aparecerse en ningún lado para que su suerte le ponga a Gogeta de frente.

《Vivimos en el mismo lugar, gran idiota》Pensó al caer en cuenta que ninguna opción le beneficiaba. Su estómago chilló, recordándole por comida pero, ¿y si Gogeta estaba ahí? La incomodidad de verle incluso la sombra le causaba malestar. No tenía la cara para enfrentarlo, ni se imaginaba vivo después de verlo. Si iba a matarlo, al menos aprovecharía el tiempo encerrado en su habitación hasta que muera de hambre o su cabeza explote por el intenso dolor que le provocaba crear mil hipótesis antes de enfrentar el problema, fruto de la indecisión por no terminar de aceptar sus sentimientos. No sabía cómo el Vegetto ebrio tomó esa decisión pero no deseaba volver a ese estado para preguntarle.

•♡•

Gogeta no pudo dormir bien, aún le costaba entender esa frase de "permitirse sentir", pues era una constante batalla expresar sus sentimientos a otros que no fueran él mismo. Por un lado el orgullo de Vegeta limitaba sus emociones y por otro, Goku no entendía ni siquiera la situación. Por supuesto, era feliz al saber que Vegetto sentía lo mismo, aunque esa parte orgullosa le impedía mover un músculo por confesarle su amor.

No sabía cómo decirle a Vegetto que no estaba enojado y que estaba dispuesto a corresponderle desde ese momento.
Quiso fingir que discutia con él pero se sentía muy tonto hablándole a la nada, simulando que lo tenía de frente. Luego imaginó que su encuentro fuera casual, pero aún con las palabras practicadas y recitadas en su mente, no imaginaba cuando sería oportuno decirlo; la idea de tener de frente a Vegetto le ponía nervioso, sin embargo, estaba motivado al suponer que no recordaría nada y de ser así, también evitaría el tema hasta que creyera conveniente hablar.

Se levantó de su cama y estiró su cuerpo para relajar sus músculos, se cambió a su típico atuendo de fusión y salió de su habitación, se dirigía a la cocina para comer algo. Recorrió con calma aquellos pasillos hasta que vio la puerta de Vegetto, sintiendo un temblor recorrer su espalda. No iba a soportar fingir tanto tiempo, no tenía idea de cómo lo lograría.

Sacudió su cabeza y siguió su camino.

No encontró a nadie ahí, suponiendo que era muy temprano aún. Creyó conveniente hacer el mismo platillo de arroz con algo de carne y verduras, similar al de su disculpa con Vegetto.

De Fusiones a Confusiones (Vegetto × Gogeta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora