Noche de tormenta

Prólogo

4 abril 2014

Hoy es noche de tormenta. Y como de costumbre Lia y yo estamos aterradas. Lia hoy se queda a dormir a mi casa. Un viernes viene ella y el siguiente voy yo, nos vamos alternando, y nuestros hermanos igual.

Mi hermano y su hermano son muy amigos des de la guardería, y no hay recuerdo que no aparezca la familia de Lia, prácticamente somos hermanas.

Después de cenar, vamos corriendo a mi habitación. Como de costumbre, Lia y yo construimos un fuerte de mi cama hacia mi pequeño escritorio. Debajo colocamos cojines – muchos cojines – que ya nos los hemos adjudicado como nuestros.

Suena un trueno, pegamos un brinco y nos metemos rápidamente debajo del fuerte tumbándonos encima de los cojines mirando hacia arriba. Debajo de las mantas pensamos que estamos seguras. Aquí dentro tenemos previsiones: agua, palomitas, chuches, linternas y una Tablet, que la usamos normalmente para escuchar música o ver alguna de nuestras películas favoritas Dinsey.

— Alex, ¿sabes que eres mi mejor amiga del mundo mundial? ¿Y que no te vas a librar de mí no? — Me dice Lia de la nada, cosa que hace mucho, eso de soltar algún comentario que no viene a cuento.

— Lo se Lia, lo sé. — Digo riéndome acostumbrada a sus prontos.

— Este verano cumplimos once años Alex, que emoción.

— Este año nos vamos de vacaciones juntas. — Digo contagiándome de su emoción.

— ¡Si!

Suena un trueno y pegamos un grito, me sorprende que nuestros hermanos no se hayan quejado. Pero nos pegamos un poco más la una a la otra abrazadas.

— Oye. — Digo llamado la atención de Lia.

— Dime. — Responde ella.

— Vamos a imaginar. — Digo para distraernos de la tormenta.

— ¿A imaginar qué?

— Que cuando tú y yo seamos mayores nos iremos juntas de vacaciones. Tu y yo solas.

— Me parece bien, pero ¿dónde iríamos?

— A América.

— No, a California, está en el Reino Unido.

— Lia eres tonta. — Me empiezo a reír.

— ¿Por qué? — Me pregunta a la defensiva.

— Porque California está en Estados Unidos de América o algo así.

— Pues quiero ir ahí, a donde el puente rojo, y a la universidad esa que sale en todas las pelis.

Nos pasamos mucho rato hablando e imaginando donde vamos a ir, y que vamos a hacer. Lo tenemos como una meta, que a nuestros dieciocho hagamos el viaje de nuestra vida.

Suena otro trueno, pero no le prestamos mucha atención, porque estamos demasiado entretenidas y entusiasmadas con la idea que nos acabamos de crear en la cabeza.

Cojo la Tablet y pongo una de nuestras muchas canciones, esta vez pongo A Sky Full of Stars de Coldplay. Y empezamos a cantar.

— Tendremos que aprender inglés. — Digo a mitad de la canción.

— ¿Eh? — Pregunta Lia — Ah — Dice ya comprendiendo — Sí, es verdad, tenemos que aprender.

Me arranca la Tablet de las manos, la miro.

— Pero ¿qué haces? — Le pregunto.

— Poner una canción con la letra.

— ¿Por qué?

— Si queremos aprender, lo primero es no inventarnos las letras ni el inglés. — Le da al play y de nuevo empezamos a cantar, pero esta vez otra canción, y no nos inventándonos la letra.

La canción que se une a nuestra lista de canciones es Timber de Pitbull (feat. Ke$ha) después de escucharla en bucle nos la sabemos casi de memoria.

— Swing your partner round and round

— End of the night, it's going down

— One more shot, another round

— End of the night, it's going down

— Swing your partner round and round

— End of the night, it's going down

— One more shot, another round

— End of the night, it's going down

— It's going down, I'm yelling timber

— You better move, you better dance

— Let's make a night, you won't remember

— I'll be the one, you won't forget

Nos vamos alternando las frases y las estrofas, y alguna de ellas cantamos las dos a la vez. Sin darnos cuenta estamos fuera del fuerte, cantando y bailando, sin importarnos la noche de tormenta.

Fecha de publicación:

05/04/2022