Empiezo a patalear en los brazos de la persona que me ha agarrado. Me está dirigiendo hacia el jardín. Empiezo a zarandear también. Estoy muy cabreada y quiero que me suelten.
— ¡Suéltame! — Chillo desesperada.
Miro el brazo de la persona y es un chico. Me está transportando hacia el jardín y no me suelta ni me responde. No sé qué hacer, así que lo único que se me ocurre es morderle el brazo con todas mis fuerzas. En ese momento, me deja de golpe haciendo que mis pies vuelvan a tierra firme, pero me caigo al suelo. Oigo maldecir al chico, pero no lo escucho porque estoy demasiado cabreada. La adrenalina va desapareciendo cuando noto un dolor en la boca. Abro y cierro la boca porque he mordido demasiado fuerte y se le suma el dolor del corte de mi labio, me duelen los dientes, la mandíbula y los labios.
— ¿Qué mierdas haces? — Digo en español. Mientras, me levanto del suelo y me limpio el vestido sin prestar mucha atención al chico.
— ¿Qué hago yo? Animal, que tú me has mordido. — Me dice el chico.
— Porque un desconocido me ha raptado en el patio de esta maldita casa. No sé, digo. — Ya con la mirada fija al chico.
Un chico con el pelo castaño y los ojos verdes. Es el de la escalera. ¿Y me está hablando en español? ¿Qué?
— Estabas montando un espectáculo, niñata. — Sigue el chico.
— Estaba protegiendo a mi amiga, pedazo de corcho. — Le digo siguiendo cabreada.
— ¿Corcho?
— Sí, corcho, estás hueco. — Digo dándome con dos dedos en la sien.
— Habló. Tienes complejo de animal. ¿Eres un cocodrilo o algo? — Dice y hace que bufe y me de la vuelta para volver con mis amigos. Pero me coge del brazo y me da la vuelta para que lo mire.
Me extiende un pañuelo, me señala el labio, cojo el pañuelo de mala gana, a regañadientes le doy las gracias. Me zafo de su agarre y me voy directa con Jeremy, que sigue con los demás. Llego bufando y enfadada. Ahí también se encuentra Lia y Gianna.
— ¿Estáis bien? — pregunto ya en ingles a Lia y Gianna mientras me paso el pañuelo por el labio.
— La pregunta es si tu estás bien, has desaparecido. — Me dice Gianna.
— Un imbécil me ha agarrado y me ha llevado al jardín. — Digo mirándome el brazo porque lo tengo un poco dolorido. Todos desvían la atención detrás de mí.
— ¡Boo! — Chillan todos menos nosotras.
Me doy la vuelta sin prestar mucha atención a quién tengo detrás.
— Así que imbécil, ¿eh? — Dice este dirigiéndose a mí.
— Lo que faltaba. — Murmuro.
Me fijo mejor y lo observo. Es el mismo que el de la escalera, el mismo que me ha agarrado y ha hecho que me caiga al suelo y el mismo que le he mordido con todas mis fuerzas. Mierda.
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Noche de tormenta
Teen FictionImagínate que llevas años teniendo una meta con tu mejor amiga. Que lleváis soñando y planeando EL VIAJE DE VUESTRA VIDA desde que erais pequeñas. El que una noche os distrajo de la noche de tormenta, en ese entonces os aterraban, los truenos y los...