Capítulo 9

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Estacionamos el coche en el aparcamiento del restaurante donde nos han traído, entonces, bajamos del vehículo y empezamos a adentrarnos. Dentro veo una cocina abierta y una barra con taburetes. También varias mesas distribuidas en fila: unas rectangulares con ocho sillas y otras redondas con cuatro sillas. Al final hay unas mesas con sofás pegados a la pared. Es un establecimiento bastante amplio, pero no es enorme; lo normal.

Todas las mesas están ocupadas menos una de cuatro, supongo que será la que habrán reservado Jeremy y Gianna para venir a comer. Es la una y cuarto del medio día y Lia y yo estamos hambrientas, así que, aunque este restaurante fuera una burla hacia la gastronomía española, no nos vamos a quejar. O sí.

Se acercan a tomarnos nota y pedimos las bebidas. Mientras nos traen las bebidas, miramos la carta y nos decidimos por unas croquetas de entrante. Después pedimos una paella para comer.

Nos traen el entrante, Lia y yo cogemos una.

— Cuidado... — Empieza Jeremy.

Nos llevamos la croqueta a la boca y me empieza arder la boca. A Lia le pasa lo mismo. Empezamos a abrir y cerrar la boca y nos abanicamos con la mano.

— ...que queman. — Prosigue Jeremy.

— No fastidies. ¿Enserio? No lo había notado. — Digo, ya con la boca vacía.

— ¿Qué esperabais? Están recién hechas. — Añade él.

— ¿Tú sabes lo que es tener hambre, señorito? Pues eso tenemos Alex y yo. — Dice Lia a mi lado. — Ham-bre. — Dice por sílabas, haciendo que Jeremy se ponga rojo.

Gianna empieza a reírse de su hermano abiertamente con un trozo de croqueta en la mano. Me contagia y a Lia también. Jeremy tiene cara de irritado por estar riéndonos de él.

Jeremy nos ignora mientras se come su croqueta y espera a que nos comportemos como las adultas que no somos. Entonces, es el momento en el que Lia y yo tenemos que hacer nuestra reseña de la comida.

— No está mal. — Comenta Lia.

— No está mal. — Repito.

— Pero... — Me anima Gianna para que siga.

— Pero no son las mismas que...— Sigo, pero me corta mi mejor amiga.

— Que las de tu padre. — Termina mi mejor amiga por mí.

— Sí, que las de mi padre. — Les digo, pero miro a Lia con los ojos entrecerrados.

— ¿Cocina bien tu padre? — Pregunta Jeremy.

— Sí, es el que me ha enseñado a cocinar todo lo que se. Y alguna cosa me enseñó mi abuela cuando era más pequeña. — Respondo con una sonrisa.

— La verdad es que cocinas muy bien. — Me dice Gianna.

— Gracias Gia. — Le agradezco con una sonrisa en la cara.

Noche de tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora