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[...]

Él dia siguiente llego.

Un lindo amanecer que para muchos lo eran pero para otros no, y la persona que la anda pasando muy mal en estos momentos, es Peter que acaba de levantarse de la cama con una expresión diferente y refleja pura tristeza, que jamás haya experimentado en su vida.

Pero como no estarlo? Ayer se enteró de la peor forma que su Tia May prácticamente no la quería, y a consejos de las amigas de May, quiere llevarlo a un miserable orfanato.

La verdad no tenía idea de cuándo lo iba a hacer pero sentía miedo de terminar en ese lugar, los orfanatos eran lugares horribles, hay personas malas que tratan mal a los niños, lo sabía porque había oído en reportes de niños muertos que fueron severamente maltratados por los encargados del lugar.

De solo pensarlo, le daba escalofríos y sin seguir pensando en eso, fue a cambiarse de ropa y guardando sus cosas en la mochila, salió de la habitación notando que May no estaba en él apartamento y Peter suspira pesado.

–Seguro te fuiste a divertirte antes de deshacerte de mí, ¿verdad Tía? -Murmura él castaño serio y decepcionado-

Sin darle más vueltas al asunto solo opto por tomar sus cosas e irse sin desayunar.

En parte se fue sin nada en el estómago porque no había nada que comer en el refrigerador de la casa desde hace varios días, y hoy no era la excepción.

Se fue caminando rumbo al establecimiento sin ganas de tan siquiera estar ahí. Con esos sentimientos que sentía revueltos en su interior no sabía ya ni que hacer o qué hacer respecto a su vida. Peter esperaba que al menos su estancia en ese maldito lugar fuera pequeña y que pronto pudiera irse de ese horrible infierno.

[…]

Pasaron unos cuantos minutos y por fin llegó y lo primero que vio fue otra vez a la misma niña rubia del día anterior, esperando algo en la puerta de la entrada. No le prestó atención y siguió pero en eso ella se para frente a él y lo saluda amigablemente como si se conocieran.

–Hola Pete -Saluda Gwen con una sonrisa.

–Hola -Responde este sin tantos ánimos de hablar y fue notado por la niña de 10 años.

En parte Gwen se siente culpable por ver como lo dejaron golpeado y lastimado, si tan solo hubiera hecho algo para ayudarlo pero francamente no podía hacer mucho, ya que de igual manera es fastidiada por esos mismos chicos e incluso es amenazada con que la golpearan sin importar que sea una chica y eso la asusta de cierto modo.

–Estas bien? -Pregunta el chico viendo que se le quedó mirando por un buen rato.

–S-Si lo estoy...pero debería preguntarte lo mismo -Se refería a los moretones que tenía en el rostro y Peter se encoge de hombros sin restarle importancia.

–Este dolor no es nada comparado con las palabras que me dijo May -Pensó Peter aunque decide responderle a la niña para no preocuparla- Estaré bien tranquila.

–De verdad perdón, es mi culpa que estes asi -Se sentía muy arrepentida pero fue calmada por el castaño.

–Hey no es tu culpa, yo soy consciente de mis acciones y te quise defender de esos bastardos -Explicó Peter con una leve sonrisa- Ningún niño o niña debería pasar por estas cosas en la escuela...y tampoco sufrir abusos.

–Aun no me voy a cansar de agradecerte -Lo abraza y este se asusta un poco por sentir ese afecto que ella le daba.

–Hmmm gracias -Dijo antes de querer irse pero Gwen no dejaba de ir a su lado. Parecía que no se quería despegar de él para nada.

La Profesora MaximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora