Ivan Martínez.
—Entonces, ¿Si se van a casar?
—¿Que?—Aparte la mirada de mi cereal y al parecer de mis pensamientos.
—Tu y el castaño.
—Dejame ver si te estoy entendiéndo, hace no mucho me llamabas loco y llamaste a la Doctora para saber que hacer en caso de un ataque y ahora, ¿Quieres que nos casemos?
—Si...Tal vez ahora deberías pedir mucho dinero y fingir que lo tenemos—Alzo sus cajas—Seriamos millonarios.
—Vete al diablo, no soy un genio con una lámpara mágica.
—Pues funcionó con el—Volteo mi rostro hasta la puerta principal.
Venía junto a Alaya, mi madre y abuela. Llámenme cobarde pero la idea de estar cerca de él aún me aterraba.
—¿En donde demonios esta Rebeca?
—Con el abuelo en el huerto.
—¡Genial! iré con ello...
—¡Hola de nuevo!—Me abrazo llevándome adentro de nuevo
—Quería ir a huerto.
—Pero apenas llegue—Berrincheo
—Solo un rato.
—Un rato, si claro.
—Cállate antes de que lo haga yo—Solte al notar las intenciones burlones en Emilio—Hola otra vez chica.
—¡Hola!—Sonrió alegre.
Había notado que Alaya era asi, demasiado positiva, demasiado feliz.
—Que mal educado eres hijo—Mi abuela negó molesta.
—¿Que? ¿Porqué? ¿Que fue lo que hice?
—No regresaste el saludo de Boggi—Voltee hacia abajo notando que aún me abrazaba.
Se soltó algo apenado.
—Hola.
—Hola crayola—Sonrio un poco.
—¿Contenta?—Voltee a ver a mi abuela.
Rei notando su puchero, me acerque a abrazarlo de nuevo mientras el batallaba con soltarse de mi agarre.
—¿Porque no le muestras los animales a tu nuevo amigo?
—¿Podemos?—Sus ojitos brillaron
—Claro—Me alze de hombros—¿Alaya vienes?
El giro los ojos mientras la pequeña negaba sonriendo.
—No gracias—Nego—Prefiero quedarme a sobornar a tu abuela hasta que acceda a darme la receta de las galletas de manzana.
—Bien, ¿Vamos?
Asintió saliendo junto a mi, esto era extraño, demasiado.
Hace unos meses pensaba que solo había sido una alucinación por la falta de medicina o en el peor de los casos algo que había producido el pueblo, pero ahora. Ahora el venia caminando a mi lado, emocionadoce por los grandes árboles y viendo todo lo que sus ojos le permitieran ver.
—¡Hola!—Dijo sonriendo—¿Como te llamas? ¿Como te llamas?
Sonrei se manera involuntaria al ver como jugaba con Fufi.
—Fufi—Solte
—¿Fufi? ¡Que lindo nombre!—Sujeto al cachorro besando su cabeza.
¿Como ser un perro? Yaooh respuestas.
—Ven—Lo ayude a levantarse—El suele seguir a las personas.
—Ven Fufi!
Sonrió satisfecho cuando el cuadrupedo nos empezó a seguir meneando la cola, lo lleve a todos los hogares de animales y a su vez le explicaba brevemente los cuidados que conlleva cada animal.
—¡Quiero ir ahí!—Señaló el puente—Se ve desde la otra casa y me llama mucho la atención.
No dije nada, estaba pensando en lo traicionero que era el destino.
—Es aún mejor cuando estás aquí—Asintió admirando—Me resulta familiar pero bonito.
—Si, es bastante tranquilo—Balancee mis pies
—¿Como sabes tanto de los animales? Es decir se que tus abuelos son prácticamente los dueños del lugar, pero por lo que escuche que dijo Rebeca ustedes son de la ciudad.
—Hace tiempo vine a vivir aquí por cuestiones irrelevantes, así que aprendí a hacerlo para ayudarlos un poco.
—¿Cuanto tiempo?
—No lo se bien, Mitad de noviembre y todo diciembre tal vez.
—¿Hace cuanto tiempo exactamente?—Volteeo a verme, parecía interesado.
—Siendo exactos, el invierno de hace dos años—Mi mirada se perdió en el riachuelo.
El rio ahora estaba un poco más crecido por lo que algunos pecesillos se alcanzaban a ver desde el puente.
Recordaba haber vivido todo eso con el, recordaba todo a la perfección, no era la primera vez que lo veía sentado en ese viejo puente, recordaba sus palabras, recordaba todo.
—Es chistoso—Solto rompiendo el silencio.
—¿El que?
—Hace dos años en Invierno yo estaba en un hospital—Se acercó a mi dejando recostada su cabeza en mi hombro.
—¿Porque?
—Estaba en coma.