No había contestado, no me correspondía, así que simplemente había dejado que la llamada se perdiera. Agradeci verlo salir con mi sudadera en mano
—No me quedo—Hizo una mueca—Veré otra.
—Te llamaron—Dije viendo mi teléfono.
—Veré quien es—Asenti desinteresado.
Sentí algo extraño al ver la sonrisa que apareció en su rostro al ver el teléfono.
—¡Ivan!—Alaya entro sonriendo—Mira esto.
Me extendió su teléfono, era una foto de la pintura de su hermano a un lado había una silueta con alas simulando ser un ángel.
—Es lindo.
—¿Leíste el pie de la foto?
—No te fuiste porque siempre vivirás eternamente en los lienzos y pintura—Leí en voz alta
Me acerqué a abrazarla cuando note las lágrimas que salían de sus ojos avellana. Boggi nos veía desde la esquina de la habitación, había olvidado que estaba aquí.
—Quiero hacer algo—Se separo—¿Me ayudas?
—Claro, ¿Que es?
—Quiero pintar—Limpio sus mejillas—El solía insistir en que debía por lo menos intentarlo.
—Apuesto a que tienes talento.
—Gracias—Sonrio—Y pensé que tal vez tu tendrías algo de pintura o lienzos.
—Tienes suerte, traje algunas cosas—Camine a mi closet y aproveche para cerrarlo.
—¡Oye! Aun no encuentro la sudadera que robare.
—Una pena tuviste más de media hora para hacerlo—Pellizque su mejilla—Suerte a la próxima.
—Quiero esta—Señaló la mía.
—No, tengo frío.
—También yo y tu tienes un montón aquí mismo—Señaló la puerta de madera.
—Creo que tienes razon—Asenti quitándome la prenda—Alaya, ¿Quieres una?
Ella asintio, busque una que había comprado hace tiempo que me había quedado muy pequeña para dársela.
—Eso no es justo—Boggi me vio molesto.
—¿El que?
—Yo tuve que insistir para que me dieras una y a Alaya se la diste como si nada.
—Ella me agrada—Me alze de hombros.
Me vio enojado antes de lanzarme la sudadera en el rostro y salir de mi habitación.
—Deberías seguirlo.
—¿Que?
—Se lo que te dije pero de alguna manera extraña te esta insistiendo de mas—Se coloco el suéter—Esta calientito.
Se acurrucó en el.
—¿De más?
—Suele intentarlo unas veces y si ve que no le prestas atención te manda a la verga y busca a otra persona—Se alzo de hombros.
—¿De donde eres?—Solte de pronto.
—México.
—Eso explica todo.
—¿Gracias? Como sea, si quieres intentarlo con el hazlo, solo no olvides lo que te dije.
—¿Como hago eso?
—No te encariñes tanto con el—Me sonrio—Disfruta de su compañía y toda esa mierda pero recuerda que ninguno tiene un compromiso con el otro.
—Demasiado complicado.
—Si un poco.
—¿Debería ir a buscarlo?
—Tal vez—Me sonrio—Heriste su ego.
—¿Yo?
—Tu—Rió—Al rechazarlo.
—Yo no lo rechazo.
—Lo haces pero a la vez le das entrada—Se sento en la cama—Lo tienes confundido.
—Creo que iré a disculparme.
—¿Porque?
—No quiero que peleen—Hice una mueca.
—Tus escusas para buscarlo son malas—Rió de manera escandalosa—Pero ve por el yo me encargo de poner esto.
Asenti saliendo de ahí, había preguntado si lo habían visto pero nadie sabía dónde podía estar. La tarde comenzaba a caer y con ella las frías brisas hacían presencia
Salí al jardín en dirección al pequeño puente sonreí aliviado al verlo en medio del lugar con la mirada baja, quite mi suéter y me acerque a el.
—¡No!—Pataleo intentando quitarme.
Forcejeamos un poco hasta que logre colocarle e sueter a la fuerza, me senté detrás de él abrazándolo por la cintura para dejarlo entre mis piernas.
—Esta asiendo frío para que estés aquí y sin un suéter—No contesto—¿Donde quedó la seguridad en ti?
Metí mis manos bajo el suéter buscando calefacción, su cuerpo se tenso de inmediato ante el contacto de mis dedos y su abdomen.
—¿Q-que haces?
—Tengo frio—Dije simple—No pensé que fueras tan berrinchudo.
—No soy berrinchudo—Dijo molesto.
—Lo eres—Apoye el rostro en su hombro.
—¿Que haces aquí? ¿No ibas a pintar con Alaya?—Coloco sus manos sobre las mías por encima del sueter
—Si pero hace frío para que estés aquí afuera.
—¿Te caigo mal?—Volteo a verme.
—En realidad, no.
El asintió entendiendo, subio la mano para acariciar mi mejilla con sutileza. Nuestros pies se balanceaban desde el puente mientras nos abrazabamos.
—Eres cruel Ivan Martínez—Dijo antes de recostar su cabeza en mi.