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Por más que había querido saber más mi abuela nos había llamado para comer, no había notado que llevábamos tanto tiempo afuera.

—Apestoso—Emilio corrio abrazandome.

—¿Moriré?

—Habia una araña ahi—Señaló la mesa—Alaya se burlo.

Ambos vimos a la morena quien seguía riendo junto a mi abuela.  Abrace a mi hermano mientras acariciaba su cabello

—Ya, ya paso—Acaricie su espalda—¿Ya comiste?

—Te estábamos esperando.

—Genial vamos a comer—Se soltó de mi abrazo.

Vi como Boggi se acercaba a abrazarme apenas se separo mi hermano.

—Si, es bastante reconfortable—Asintió abrazando más fuerte.

—Tengo hambre—Me separe con sutileza.

—¿Te podré abrazar después?

—No me gustan mucho las muestras de afecto—No mentia—Lo siento.

—Bien—Hizo un puchero.

Mi abuela me veía con una ceja arriba, los abrazos de mi abuela jamás los negaba pero obviamente las muestras de afecto de ella las amaba.

Me sente a comer mientras el abuelo contaba sobre cómo Rebeca había terminado con la plaga de caracoles que vivían en el jardín.

—Tu y tu hermano son buenos ayudantes—Sonrio—Cuando vino aquí el invierno pasado fue de gran ayuda aunque hablaba solo.

La mayoría de personas en la mesa rió, también lo hubiera echo pero la mirada confundida de Boggi me había puesto nervioso.

—¿Hablabas solo?—Alaya me volteo a ver.

—Algo asi.

Ella me sonrió alegre.

—Estaba pensando si querías ir conmigo a una exposición—Sonrio—No es muy lejos esta a una hora de aquí.

—¿Exposición?

—Si, de arte—Metió la cuchara con vegetales a su boca— Es más como una galería.

—Me encantaría

—¿No dijiste que irías con Dayker?—Dijo Boggi de pronto.

—Si pero ahora dijo que prefería quedarse a ver películas—Hizo un puchero que me hizo reír—Y la señora Marisol mencionó que tal vez te gustaría ir.

—Menciono bien, me encanta ir a esos lugares.

—¡Genial! En la casa nadie me quizo acompañar.

—Yo también quiero ir.

—¿Tu?—Alaya lo vio confundida.

—Si, no debe ser tan malo.

—¿Seguro?

—Que si Alaya—Dijo irritado.

—Esto será divertido—Me volteo a ver sonriendo.

Le sonreí de vuelta bajo la mirada sería de Boggi, si tal vez sería divertido.

[...]

—¿Me veo bien?—Volvi a salir.

Mis hermanos estaban ahí conmigo sentados en la cama como indios, Rebeca me sonrio asintiendo.

—Te vez lindo.

—Te vez intelectual—Solto Emilio.

—¿Gracias?—Me vi de nuevo al espejo.

Solo llevaba una playera formal de manga larga, blanca y un chaleco negro que había bordado mi abuela, de la parte de abajo llevaba un pantalón de vestir negro y mis zapatos.

—¡Ivan tus amigos llegaron!—Les sonreí un poco antes de bajar corriendo.

—Hola—Salude a Alaya con un beso en la mejilla.

—¿Para mi no hay?—Me sobresalte al oírlo, creía que solo habia bromeado con ir.

Me acerqué a el besando su mejilla como lo hice con ella, el hizo lo mismo.

—¿Nos vamos?

—Claro, no queremos llegar tarde.

Nos depedimos de mi abuela y caminamos hasta el auto de Ayala. Boggi prácticamente me había obligado a irme atrás con el

—¿Ya casi llegamos?—Mordi mi labio al ver la mueca de Alaya.

El había preguntado eso por lo menos 10 veces más antes, entendía que Alaya estuviera frustrada.

—Ven—Lo recosté en mi pecho—Duérmete y yo te despierto cuando hallamos llegado.

—Bien—Sonrió satisfecho acomodándose.

La canción que sonaba era lenta y el camino era bastante tranquilo así que termino dormido muy rápido.

—Mejor—Suspiro—Lo quiero pero es odioso.

Rei bajito.

—¿Crees que fue una buena idea haberlo traído?—Me alze de hombros.

—No lo conozco mucho.

—El suele ser algo irritante cuando quiere irse de algún lugar—Hizo otra mueca.

—¿Irritante?

—Como un niño pequeño, se queja y se queja hasta lograr sacar de quisio a todos y que nos vallamos.

—Entiendo.

—Es una galería importante para mi, ¿Sabes?

—¿Porque?

—Se está exponiendo la pintura de mi hermano.

—¡Eso es asombroso! Esa galería es importanticima, felicitalo de mi parte.

—No, no puedo—La vi bajar la mirada.

—¿Porque no?

—Murió en un accidente automovilístico.

—Oh, lo siento Alaya—Me acerqué moviendo el cuerpo de Boggi—No lo sabia.

Intente abrazarla desde el asiento, prácticamente lo había echo pero con el asiento de por medio.

—¿Ya llegamos?—Rei junto a Alaya.

—Ya casi—Le sonrió.

Boggi asintio volviendo a acomodarse dándonos la espalda, había intentado abrazarlo pero se había negado.

—No, déjame—Hizo un puchero.

—¿No querías que te abrazara?

—No cuenta si después me vas a dejar para abrazarla a ella—Su ceño se frunció—Abrazala solo a ella y a mi déjame.

Alaya nos veía burlona desde el espejo, el no podía estar celoso.

¿Te conozco?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora