"La noche en la que te conocí"
Colette"Nunca apreciarás el valor de algo, hasta que lo veas perdido".
Mi madre solía repetirlo todo el tiempo, yo por mi parte tomaba estas palabras como una broma tonta. Creo que fue aquella noche en la que por fin entendí que la vida no era como los cuentos de hadas con los que solía arrullar a mis hermanos a la hora de dormir.
Si me piden que cuente la historia de lo que en realidad sucedió, siempre obtendrán como resultado una versión diferente a la anterior. Mi padre decía que la mente era un instrumento poderoso y fácil de manipular, si tan solo supiera cuanta verdad tenía.
Los recuerdos eran confusos, parecían querer ser eliminados a toda costa de mi mente, pero aun así aquel sentimiento de pánico lograba encontrar la manera de salir a la luz cada vez que las cosas parecían querer comenzar a componerse de nuevo.
Cuando era niña solía escaparme hacia la colina más alta a las afueras del pueblo y, allí sentada en la cima, observaba la belleza del paisaje frente a mí durante horas; nunca nadie logró entender mi fascinación, por lo que para ellos no eran más que simples tejados de casas a la distancia. Pero sin importar mis esfuerzos, los adultos nunca lograron apreciar las hermosas pinturas frente a sus ojos. Era un artista nuevo y poco reconocido, aun así era su más fiel seguidora. Y como muestra de su gratitud me maravillaba todos los días con su más reciente obra; jamás se repetían, cada patrón era distinto y con él llegaba una nueva combinación de colores. Incluso en la oscuridad sus cuadros me parecían fascinantes, algunos mostraban pequeñas manchas de pintura blanca salpicadas cuidadosamente. Otras, en cambio, eran escandalosas; sabía causar impacto y eso era algo que le fascinaba. Cuando la inspiración parecía perdida oscurecía todo a su paso, gruñidos de furia resonaban a los alrededores antes de continuar con el espectáculo de luces.
No hubo día que me perdiera de aquella maravillosa demostración de arte, y cuando mis hermanos fueron lo suficientemente mayores comencé a llevarlos conmigo. Al fin había encontrado compañeros que lograban apreciar el magnífico arte frente a nosotros y fue así como todos los días mis hermanos me pidieron que los llevará a contemplar su más reciente cuadro. No me di cuenta hasta tiempo después de que el club de admiradores había comenzado a crecer, ahora éramos tres personas curiosas que buscaban saciar su sed de asombro en un artista tan talentoso, pero tan poco apreciado por los demás, y aunque él no buscaba la fama se encontraba feliz de poder compartir su arte con alguien.
Sin embargo, aquella noche el cielo se encontraba cansado. Por lo que decidió darle una oportunidad a un viejo amigo. Un hermoso y mortal baile se presentaba en su lugar, su atuendo rojo vivo brillaba entre la oscuridad de la noche. Era tan bello que dejaba atónito a cualquiera que decidiera contemplarlo. No era la primera vez que se había presentado en el pueblo; su baile había sido contemplado con anterioridad, pero cuando la música se volvía más intensa el telón se cerraba, obligándolo a presentar un final sin ensayar.
Pero aquella noche era diferente; pues ahora tenía completa libertad de sus movimientos, esta vez por fin podría terminar aquel baile que llevaba ensayando desde hacía tanto tiempo. Siempre tuvo aquel toque misterioso que tanto me intrigaba pues, justo cuando creías que su actuación terminaba, un delgado velo negro recorría el sitio para después dejar caer aquella escarcha oscura, un dramático final digno de un artista tan dramático como él.
Tenía aquel don de dejar atónito a cualquiera que decidiera observar su espectáculo, las personas siempre derramaban lágrimas luego de su actuación y cuando el escalofrío recorre tu espalda, el fuego se daba por servido, pues sabe que ha logrado su objetivo.
No me consideraba una persona egoísta, pero en aquel momento odiaba tanto al cielo por haber dejado que alguien más tomara el lugar de la luna aquella noche. A mi lado, los brazos de mi hermana se aferraban al pequeño cuerpo de mi hermano, el cual lloraba desconsoladamente sobre su hombro. Intentaba desesperadamente consolarlo, pero le era imposible articular más de dos palabras sin que un nudo en su garganta obstruyera el paso de las mismas.
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Las Lunas de París
Tarihi KurguTodo el mundo recordará por siempre la Segunda Guerra Mundial. Conocerán de los horrores vividos en los campos, la crueldad de los Nazis y las ciudades arrasadas por las bombas. Se recordará a los soldados y a las víctimas. Se consolarán a las mad...