Capítulo 14 • Telarañas y Flechas

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– ¿Estás lista? – preguntaría Peter. Se encontraba posado en la pared por la parte exterior del edificio, mientras sujetaba a Kate con un brazo.

– Sí – respondería ella, aferrándose al arácnido con brazos y piernas.

Peter daría un salto y empezaría a columpiarse por la nocturna Nueva York. Recorrió casi todo Manhattan pasando de telaraña en telaraña, mientras Kate disfrutaba feliz como una niña pequeña, con una sonrisa de oreja a oreja y Peter volteaba a verla de reojo de vez en cuando. Después de un rato de balancearse, aterrizaron en las alturas del edificio Chrysler.

– Que hermosa vista... – diría Kate soltándose del castaño.

– Lo sé. Un amigo llamado Peter 2 me lo recomendó – dijo mientras caminaba hacia una de las grandes gárgolas con forma de águila que el edificio tenía, para pararse sobre esta casi al borde. 

– ¿Peter 2? ¿Es uno de los otros tús que conociste? – 

– Sí, así es – alzando la mirada observaría la paz que inundaba la ciudad a esas horas.

– ¿Y el otro como se llama? ¿Peter 3? – preguntó con incredulidad.

– Bueno... Quizá – respondería este, haciendo que la castaña soltara una pequeña risa.

Kate quería acercarse a donde se encontraba Peter, pero estando cerca de la cornisa miró hacia abajo y al ver lo alto que estaban un escalofrío recorrió su cuerpo de pies a cabeza. El castaño notó esto, por lo que le extendió su brazo para que se sujetara.

– Ven, yo te agarro – le dijo para que se sintiera más segura. Ella tomaría su mano firmemente para acercarse a él.

– No me vayas a soltar – habló Kate y seguido se posicionaría por delante de Peter.

– Jamás te soltaría – el arácnido la abrazó por la espalda, rodeando su cintura con los brazos, y la arquera pondría sus manos sobre las de este. Se sentía bastante cómoda y segura en esa posición, aunque la altitud la seguía incomodando un poco.

– ¿No te da miedo la altura? – preguntaría Kate observando hacia abajo.

– No, aunque al inicio sí... Una vez trepé el monumento a Washington, fue de las primeras veces que estuve tan alto, pero con el tiempo te acostumbras – Peter recordaría aquel momento en el que "la cosa esa que brilla" destrozó el ascensor donde se encontraban sus amigos y tuvo que correr a salvarlos.

– Creo que lo vi en las noticias hace algunos años. Salvaste a una clase ¿verdad? –

– Sí, esa clase era la mía. Yo debería haber estado ahí con ellos en realidad –

– ¿Y por qué no lo estabas? – cuestionó la arquera.

– Cosas de Spider-Man – un sentimiento de nostalgia recorrió su cuerpo al recordar aquellos tiempos.

– Entiendo – diría Kate y ambos permanecieron por varios minutos observando la hermosa vista que tenían de una nocturna y tranquila Nueva York.

– Kate... ¿Puedo hacerte una pregunta? – Peter se decidiría por romper el silencio que se había formado y se disponía a hablar sobre ciertas cosas que rondaban en su cabeza, que en sí, eran el principal motivo por el cual estaban donde estaban.

– Claro, dime – respondería Kate.

– ¿Qué somos? – la pregunta de Peter desconcertaría un poco a la arquera quien voltearía su cabeza para verlo a él.

– ¿A qué te refieres Pet? – preguntaría extrañada.

– Ya sabes, a todo esto... Es decir, éramos amigos y compañeros. Pero ese beso, y el que ahora sepas mi identidad... ¿En qué nos convierte? – por fin Peter pudo sacar ese dilema que le carcomía la cabeza. Pero ahora Kate tenía esa misma duda, ella se sentía cómoda así, por lo que en ningún momento se puso a pensar en eso.

Telarañas y Flechas | Spider-BishopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora