Capítulo 28 • Kate Bishop

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—Fisk —apretó los dientes con fuerza. Lo había llamado por su nombre, escuchó bien, no estaba alucinando, Kingpin sabía su identidad. —¿Dónde está? —Peter ignoró completamente lo anterior, solo quería escuchar a Kate, saber que estaba bien, lo necesitaba.

Ella está aquí conmigo... Habla con él —puso el altavoz y le acercó el teléfono a la castaña.

Peter —musitó ella. El mencionado se sintió aliviado, parte de su angustia se desvaneció con el sonido de su nombre. —Te juro que yo no se lo dije, no sé como es que... —se explicaba ella confusa.

—Tranquila, Kate. Lo sé, no te preocupes ¿Estás bien? —preguntó él dejando de lado todo y centrándose en la arquera.

Por ahoraesas dos palabras eran de todo menos tranquilizantes. Peter cerró los ojos, apretó sus párpados con fuerza y aceptó la realidad. A sabiendas de que Kate estaba más indefensa que nunca, sintió un dolor punzante en su pecho.

Fisk le retiró el teléfono y volvió a tomar control de la conversación. —¿Creíste enserio que no me daría cuenta? Tengo ojos en todas partes —hizo una pausa. —Kate Bishop, por el día con Peter Parker, y por la noche con Spider-Man. Solo es cuestión de tiempo para que alguien lo note.

—¿Qué quieres Fisk? —quería ir al punto. Basta de juegos, necesitaba saber cómo actuar.

Si quisiera ya la hubiera matado. Escúchame bien, esta es mi ciudad, quiero que se larguen, que dejen de entrometerse dónde no los llaman. Te daré una oportunidad Parker, váyanse de la ciudad y nos olvidaremos de esto.

—¿De verdad piensas que haré eso? Habiendo tanta gente inocente que saldrá herida. Ya dejaste a alguien sin padre hoy —mencionó recordando a Norman.

Es un daño colateral, por un mundo mejor. Ese es el trato, la vida de tu novia depende de ti.

—Si le tocas un pelo... —la llamada se cortó, sin dejarlo terminar la oración, quedando en una amenaza vacía.

Sus dedos apretaron con fuerza el celular, si no se hubiera contenido lo hubiera destrozado por completo.

Yelena se había mantenido expectante a la conversación, escuchando las migajas de palabras que llegaban hasta ella.

—No estamos seguros aquí —dijo Peter tomando su mochila. Si Fisk conocía su identidad, estaba más que claro que tenía otros datos sobre él, como su dirección.

—¿A dónde vamos? —necesitaban un lugar, un sitio donde estar seguros, dónde no los irían a buscar y dónde pudieran reunirse con Miles y Matt.

Peter rebuscó en su mente. Algo se le tenía que ocurrir y así fue. —Creo saber a dónde podemos ir —metió su traje en la mochila, también la laptop de Kate, tenía una idea. Se dirigió a su armario y agachándose descubrió una puertecilla algo escondida. Yelena se sorprendió. Sacó un pequeño maletín.

—¿Qué es eso? —preguntó intrigada.

—La cura para Connors —guardó el maletín y con su mochila se encaminó hacia la ventana. —Vamos —parado sobre el marco de la misma, le extendió la mano.

No tenía otra opción, Yelena aceptó y se abrazó al arácnido con fuerza. Este saltó para comenzar a balancearse en alguna dirección. Nadando por entre los edificios de Nueva York, con sus telarañas de timón. A tal altura ni siquiera se preocupaba por la ausencia de su máscara.

Se detuvo en un lugar conocido, con sus manos y pies pegados a la pared, Yelena abrió la ventana y entró primero. Peter la siguió. Barrió el departamento de un vistazo. Vacío, no había más que el recuerdo de la comodidad y polvo acumulado por los días desbordados de ausencia. El departamento de Kate, estaba tan vacío como una discoteca en martes.

Telarañas y Flechas | Spider-BishopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora