- Te digo que no es así.
- Claro, como si tus ideas fuesen tan brillantes.
- Son más eficientes que las tuyas, al menos. - Harry soltó una carcajada irónica y ella se enfureció. - Al menos intento que en mis ideas no exista espacio para los errores y no me hago el lindo con media población femenina cuando en realidad debería estar trabajando.
- ¡Tú estás loca! - Exclamó. El resto del cuartel miró a los jóvenes Aurores, blanquearon los ojos y suspiraron, resignados. Estaban tan acostumbrados a esas tontas discusiones que ya ni se molestaban en intervenir. Es más ya ni se molestaban en prestarles atención, salvo cuando las ocurrencias fuesen graciosas. Porque las carcajadas eran monumentales.
- ¡Eres un maldito mediocre!
- Seguramente fue mi mediocridad la que salvó tu culo hace más de 10 años, Weasley...
- El mismo discurso de siempre, tú complejo de héroe sabes bien por dónde metértelo, Potter.
- Gracias a eso ahora somos una bonita comunidad, además de feliz, claro. – Rió irónico.
- Tu felicidad me importa una mierda. – Dijo claramente. Harry le mantuvo la mirada tan fría a la cual tenía acostumbrada a Ginny ver. Él sabía mejor que nadie que a ella le importaba muy poco si él tenía ilusiones o motivos para sonreír.
- Eres una maldita mujer insoportable las 8 horas que te veo aquí, añadiendo las otras escazas que logro aguantarme tu cara en casa de tus padres, lo que te hace una maldita insoportable el 100% del tiempo, ¡Eres peor que nada, maldita oportunista! - Ella no se amedrentó y lo miró desafiante.
- Se me olvidaba que solo eres un caballero con las mujeres que pretendes llevarte a la cama. - Susurró. Algo que sorprendió a los dos, él la miró buscando algún rastro en su mirada, huella tal ves de unos 11 años atrás. Pero no encontró absolutamente nada observando esos castaños ojos.
- Gracias al cielo tú no estás dentro de esas mujeres. - Sonrió Harry, en una mueca burlona. Ella se ruborizó y por un instante bajó su mirada, perturbada.
- No te preocupes Potter, gracias a Merlín tú y yo nos odiamos...
- No te equivoques Weasley, tú no eres importante como para dirigir un sentimiento tan fuerte como el odio, como mucho tú me inspiras asco. - Esta ves el sonrojo fue mucho más evidente, hasta Harry lo notó. En los ojos de Ginny aparecieron lágrimas de rabia.
- ¿Te parece si por una ves en la vida logramos llegar a un acuerdo en el trabajo?
- Solo podríamos llegar a un acuerdo referente al trabajo tú y yo.
- Absolutamente en nada más,... Muy bien. - Exhaló Ginny en un profundo suspiro, volviendo a los planos que había en una mesa larga. - En la última comitiva se llegó a la conclusión que en Kensington, se realizan reuniones un día a la semana. Allí se trafica como mínimo 10 millones de galeones por noche...
- ¿Qué se trafica?
- Instrumentos de plata, elementos de procedencia negra, magia oscura...
- ¿Quién podría traficar...?
- Definitivamente tú eres un maldito idiota... ¡Es obvio que son Mortífagos!
- ¡O tal ves sean tipos necesitados de dinero que harían de todo por conseguir un Knut, como por ejemplo Mundungus Flitcher! - Exclamó Harry alterado, ella bufó y con el soplido se quitó un mechón de la nariz.
- No vuelvas a interrumpir, ¿Quieres?... Cuando lleguemos a Kensington debemos cubrir el lugar para que no se escape ni una sola rata, el punto es descubrir si realmente ha resurgido una "era mortifaguezca"
ESTÁS LEYENDO
Atado a ti
RomancePasan los años, pero el dolor, el orgullo, y el amor sigue intacto... los errores no se olvidan fácilmente. Harry y Ginny se ven obligados a estar esposados para poder entenderse. ¿Lo harán odiándose como ellos lo hacen?