Chapter 16

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Gracias al cielo esa tarde Harry cuidaría a James y a Teddy, no sabía cuanto tiempo Hermione la retendría en esa cafetería muggle para convencerla de realizar aquel viaje y peor aún hacerla subir a un avión y dejar a su hijo por un fin de semana. Bufó molesta cuando recordó haber aceptado esa locura, es que eso era justamente una soberana locura. Aceleró el paso deseosa de ver su hijo y a Ted, su expresión molesta cambió al recordar a esas dos personas que tan feliz hacían sus días, cada gesto que aprendía con el correr de los días de James, cada carcajada de Ted y cada momento especial era compartido también con Harry... una sonrisa genuina apareció en su rostro. Harry Potter era el ser más pelotudo que podía existir en la vida pero cuando de desempeñaba en el rol de padre era perfecto. Tenía una conexión con James infranqueable, cuando llegaba el momento de los dos nadie más podía interferir. James se quedaba obnubilado observando a su padre cuando le hablaba intentando tocar el mentón de Harry con dificultad y lanzaba sus primeras risitas de algarabía. Suspiró, sacudió la cabeza y se prohibió seguir pensando en él... es que en ese momento era tan difícil, si antes lo amaba con sus malos tratos ahora le era casi imposible borrar ese amor tóxico que sentía ante sus palabras de cariño, sus miradas tiernas y trasparentes, su ayuda incondicional ¡hasta las indirectas subidos de tono que le hacía! odiaba a Harry Potter, si señor, lo odiaba por confundirla tanto, por decir abiertamente cada día después de que James naciera que jamás la dejaría sola porque ella también formaba parte de su familia, por montarle escenas de celos sin reparo en frente de quién estuvieran. Disfrutaba confundiendo su salud mental ese animal, lo pasaba bomba. Se regocijaba cuando ella se ruborizaba frente a sus sonrisas hipnotizantes, se alegraba frente a sus titubeos cuando él la miraba con intensidad, se deleitaba ante sus temblores cuando él buscaba el roce de ella, era evidente el gozo por parte de Harry cuando discutían aún así cuando él perdía... "No puedes caer Ginevra, él es malo, es la maldad en persona... es... es tan excitante el maldito en el rol de padre" pero no, ella era valiente y no iba a caer ante sus provocaciones, no por nada ya había desairado sus encantos durante ocho meses ¡ocho meses desesperada por un maldito polvo con ese idiota! "Cálmate estás caliente con él, solo es eso solo es el padre de tu hijo" Intentaba convencerse. Solo había un punto a favor de ella en toda esa novela dramática que era su vida amorosa, una sonrisa socarrona se dibujó en sus labios, él era mucho más evidente en todo sentido. Cuando mudaba a James él se quedaba perdido observando cada uno de sus movimientos, era tan obvio cuando intentaba buscar el roce con ella que la misma Ginny lo notaba y ese manifiesto era adorable. Muchas veces conversaron sobre James otras tantas terminaban discutiendo a muerte porque sus temperamentos los impulsaban a dar lo mejor en las peleas que de una manera insólita terminaba en esa implícita tensión sexual y ella terminaba exigiendo que se fuera de su casa para no cometer una locura al sucumbir ante esa mirada que desperdigaba pasión, frenesí, delirio y lujuria.

Sacudió su cabeza una vez más, se sorprendió al estar parada frente a las puertas del edificio dónde vivía Harry. Entró y saludó con cordialidad al conserje y subió hasta el piso dónde vivía Harry en el elevador, se apresuró en salir y tocar la puerta, se tardaron unos minutos Ginny se preocupó y volvió a insistir. Al cuarto intento Ted abrió la puerta sonriente con el cabello opaco gracias a una polvareda blanca que no supo distinguir, podía notar como su polera estaba mojada al centro pero además de eso el niño parecía feliz.

― ¿Qué...? ― Iba a preguntar completamente preocupada cuando una figura mucho más alta que Ted y con un bebé en brazos aparecía detrás de Teddy. Harry estaba en las mismas circunstancias que Ted aunque Ginny ahora podía descifrar que era esa polvareda blanca en sus cabezas: talco. Pero el talco en el cabello de Harry era mucho más. Miró a su hijo y él enseguida le tendió los bracitos Ginny lo tomó y miró ceñuda a los tres.

Atado a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora