Lazos Familiares

5.- A medida que pasan los años

Notas del autor: No creo que tenga palabras para agradecerles todo su apoyo. Su respuesta a esta historia ha sido nada menos que sorprendente. Así que gracias por leer y revisar; ¡No tienes idea de lo que eso significa para mí! Y antes de dejarme llevar, aquí está el siguiente capítulo. Este será el único capítulo de esta historia con un intervalo de tiempo notable, pero sentí que era necesario en este punto. ¡Espero que lo disfruten y no se olviden de revisar!

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Ninguno de ellos podía saberlo en ese momento, pero esta estaba destinada a ser la primera de las muchas veces en que esta escena, con la excepción de la presencia del Director, se repetiría en los próximos años. Y, por supuesto, no hace falta decir que no podían tener ni idea de adónde conduciría la intervención de Dumbledore ese día. Ahora todo estaba en su lugar; los Destinos habían puesto las piezas en movimiento y ahora dependía de un joven y un niño aún más joven crear su futuro.

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Habían pasado exactamente cuatro años desde la primera vez que Albus Dumbledore le confió a Severus Harry Potter. Mes tras mes, parecía volverse más una necesidad que un hecho esporádico que el joven gemelo Potter quedara bajo la protección del maestro de pociones mientras sus padres se concentraban cada vez más en entrenar a Adrián. No era que Harry no fuera amado por su familia; no había habido tal motivo detrás de las acciones de sus padres. Aun así, los hechos permanecieron.

Primero, habían sido los expertos; los Potter mayores junto con un inquieto Padfoot y un cariñoso Moony viajaron por los rincones más lejanos del mundo tratando de encontrar una explicación de cómo Adrián había vencido al Señor Oscuro a la tierna edad de un año. Las pruebas no fueron concluyentes, tal como habían predicho Severus y Albus. Se había probado que aunque, sí, era cierto, Adrián tenía un gran potencial, la indicación de algo único simplemente no estaba ahí. Como el director repitió una y otra vez a lo largo de los años, sería sorprendente si se encontrara algo fuera de lo común; Voldemort había sido derrotado en circunstancias específicas que exigieron un uso extensivo de magia accidental para salir adelante. Había sido una cuestión de supervivencia y era imposible que se repitiera, una teoría que era, en su base, bastante cierta.

Entonces empezaron los combates de magia accidental. A la edad de seis años y medio, el joven Adrián evitó que uno de sus juguetes cayera por las escaleras y lo invocó para sí mismo. Eso causó bastante conmoción y rápidamente se decidió que, según el plan, a la edad de siete años, Adrián comenzaría su entrenamiento mágico. Así sucedió y en Agosto se encontró a la mayoría de la familia Potter entrenando con Adrián en algún lugar de Gales y Harry quedándose con Severus en Spinner's End como de costumbre.

Había sido una confrontación bastante interesante cuando un tal James Potter descubrió dónde había pasado su hijo ese primer mes mientras el resto de la familia estaba en Estambul. Dumbledore tuvo que intervenir antes de que las cosas se pusieran feas; fue solo después de que a Sirius se le ocurrió la idea de que Harry podría pasar algún tiempo con su tía y su tío, los Dursley, cuando Lily puso su pie en el suelo y, en una fila que Severus juró que recordaría hasta el último momento, James finalmente se había convencido. Una vez que se aseguró de que la casa de Severus tenía más protecciones de las necesarias y después de una conversación privada con Dumbledore, que lo exasperó, aceptó a regañadientes que Severus cuidara de Harry cuando fuera necesario.

Fue así como Severus terminó mirando a Harry (quien a su vez miraba una poción cocinándose en la chimenea) sonriendo desde su sillón mientras supuestamente leía un ejemplar del Diario El Profeta. Las cosas habían cambiado drásticamente para el joven profesor desde que Harry entró en su vida. Si bien seguía siendo el mismo en la escuela, melancólico y asustando a algunos de sus alumnos y aun siendo reprendido por Madam Pomfrey por lo delgado que estaba, finalmente había comenzado a sanar. Con cada sonrisa que Harry le dedicaba, el peso de su corazón se disipaba lentamente, hasta el punto en que, mientras estaba en presencia del chico, se encontraba en una posición a la que había renunciado hacía mucho tiempo; se encontró siendo feliz.