16 de febrero

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A veces encontramos un refugio en cosas que no son buenas para nosotros, pero nos aferramos a ellas,  a esos minutos y horas que nos hacen sentir libres, estar en una nube de alegría y color. 

Pero, ¿realmente esas cosas buenas son mejores que las malas?

Después de toda esa felicidad, como si de repente hubieran apagado un interruptor, llega el vacío.

El vacío, un sentimiento que hace que se te comprima el pecho, sientes como tu corazón se estruja y sientes la necesidad de sentarte y abrazarte buscando callar ese vacío. Al final, nadie quiere sentirlo, y volvemos a ese refugio una y otra vez. 

Esto me a echo darme cuenta que lo único que puede impedir esto es refugiarse en uno mismo, no depender de nadie, ser tu propio refugio.

-L.B

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