Capítulo 5- Abriendo heridas

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POV OLIVIA

Estaba caminando hacia la ubicación que Claudia me mandó.

Al parecer decidió hacerme caso cuando la noche anterior le aconseje que quedasen en un sitio público por si acaso pasaba algo.

Conforme me iba acercando al punto de encuentro más se confirmaban mis sospechas de que se trataba de una Cafetería, una de las pocas que había por esa zona.

Su nombre era "Semper", por ese entonces ya había oído hablar de él, ya que su nombre estaba por todas las redes sociales existentes, en donde con sus cuentas mostraban a la gente un montón de pastelitos preciosos y de diferentes sabores, hasta enseñaban cómo preparaban algunos pedidos.

Fuera, en la entrada se encontraba Claudia.

Se notaba lo nerviosa que estaba, no paraba de mirar a todos lados mientras se mordía las uñas. Me sentí tan mal por verla así por culpa de un idiota.

Me acerqué a ella mientras la saludaba con la mano y le sonreía en un intento de tranquilizarla.

-Via, no estoy segura de esto.- Fue lo primero que me dijo nada más acercarme con una expresión de horror absoluto.

Oh no, ni de broma iba a dejar que se echase hacia atrás, yo lo hice una y mil veces en el pasado y por eso mismo sufrí de más, ya que no tuve a nadie que me animara a hacerlo y ahora que yo estaba ahí no permitiría que Claudia pasase por lo mismo.

Yo nunca he sido alguien a quien se le de bien eso de tomar el control de la situación y esta misma historia lo cuenta, pero era en momentos como ese en los que tenía que mantenerme tranquila y decidir cómo actuar en cada situación lo mejor posible.

Miré a Claudia y tras pensar si hacerlo tomarla suavemente de los hombros para que se concentrase.

-Claudia, se que es difícil yo...yo pase por algo similar hace tiempo- Claudia me miraba como si no se creyese lo que acababa de decir. Pero era verdad por desgracia, por suerte nunca me golpeo, pero innegablemente era una relación tóxica la cual no sabía como dejar. Tomé aire y volví a hablar.- Pero que sea difícil no significa que no puedes con ello, y mucho menos que sea imposible.

Eso era verdad, una de las más grandes que jamás he dicho, si yo pude ella también.

No podía creer que estuviera confesándole eso a alguien tan abiertamente, pero sentí que era lo que tenía que hacer en ese momento.

Claudia me miró con el miedo y estrés grabado en los ojos y asintió lentamente con la cabeza.

-Pero...es que tengo miedo- dijo tras un momento de duda.

-¿De qué tienes miedo?

-Aunque suene estúpido, en el fondo no quiero que me deje, no quiero quedarme sola, Pablo siempre ha estado para mi y...siento que yo debería de estar para él también, al final del día él es el único que esta conmigo soportándome y queriéndome.

Apreté los labios de impotencia pensando.

Entendía porque se sentía así, pero no comprendía cómo alguien como Claudia podía llegar a ser tan insegura en cuanto a relaciones.

Era una chica alta, no era muy delgada pero seguía estando en forma, con unas curvas envidiables, su cabello pelirrojo siempre lo llevaba atado en una cola alta que dejaba ver con más claridad su cara, la cual tenía unos ojos grandes y celestes preciosos que siempre brillaban cuando sonreía con unos dientes perfectos y con unos labios finos pero en forma de corazón, por no hablar de su pequeña nariz.

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