Capítulo 9-El cumpleaños ideal II

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POV OLIVIA

Tras un gran debate con Claudia acabe optando por el vestido negro.

Tuvimos que esperar unos diez minutos hasta que el taxi nos recogió en la puerta de la residencia.

Al parecer la propia residencia tenía una línea de taxis para los residentes que lo necesitasen, cosa que era muy útil pero a la vez era el doble de caro que un taxi normal, aunque uno normal también era más difícil de encontrar por Tenebris.

Todo el camino en taxi fue en un absoluto silencio exceptuando por la canción que sonaba en la radio del coche.

Incluso antes de llegar al lugar donde nos esperaban Nils, Mark y Darla pudimos escuchar la música una calle más atrás. Si que estaba fuerte.

Cuando llegamos a la puerta Claudia sacó el móvil para mandarle un mensaje a Nils con el propósito de que viniese a buscarnos a la entrada. Él salió dos minutos después.

-Buenas noches señoritas.- dijo nada más llegar y nos guiñó un ojo.

Claudia puso los ojos en blanco.

-Pasad.- nos dijo él con una gran sonrisa mientras nos sostenía la puerta.

Yo pase por debajo de su brazo siguiendo a Claudia, quien encabezaba la marcha. Y me quedé atrás con Nils.

-¿No hay que pagar nada por entrar?- pregunté extrañada.

-Nop- me contestó Nils enseguida- Aquí solo se pagan las consumiciones. La música y el ambiente es gratis.- me miró sonriente.- Por eso venimos aquí, soy pobre.- terminó.

Yo negué con la cabeza divertida.

La verdad es que el local estaba bastante bien, nada más entrar veías una enorme barra en la que tres camareros diferentes estaban sirviendo desde cócteles frutales a alcohol.

A la derecha había un escenario donde supuse que se podía cantar karaoke, al lado de este estaba la mesa del DJ donde un chico que parecía algunos años mayor que nosotros estaba poniendo la música que se escuchaba en el lugar. Justo enfrente había una pista de baile donde la gente bailaba sin parar de un lado a otro.

La izquierda se podría decir que era la zona más tranquila, ya que solo estaban los baños y unos metros más lejos unos sofás de cuero blanco muy elegantes donde la gente se sentaba a beber tranquilamente.

-Pues esta bien pensado- concluí.

Avanzamos hasta la barra como pudimos esquivando a la gente que se nos cruzaba en el camino. Claudia y Nils saludaban de vez en cuando a alguien que conocían con una simple sonrisa o asentimiento de cabeza. Yo en cambio no conocía a nadie, por eso me sentí aliviada cuando vi a Darla y a Mark esperándonos en la barra.

-¡Felicidades!- me dijeron nada más llegar.

-Gracias chicos.

-¿Lo sabíais?- preguntó Nils con indignación.

Yo me senté en un taburete que me acerco Mark.

-Claro- contestó Darla confusa- ¿No te lo dijo Clau?

Nils se giró lentamente cual niña del exorcista hacia Claudia que lo miraba con una sonrisita malvada.

-¿Qué?- preguntó ella fingiendo inocencia.

-Cómo que "¿qué? "- contestó Nils a la defensiva- ¿Te he dicho ya lo mucho que te odio?

-Yo también te quiero.

Nils abrió y cerró la boca como un pez fuera del agua con la indignación grabada en su cara.

Y...

Empezaron a pelearse.

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