Capítulo 3-Socializando

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POV OLIVIA

-¿Se puede saber qué haces?- dijo con una voz que hubiera hecho temblar a cualquiera.

Os juro que en ese momento pude sentir como mi corazón se paraba.

Iba a darme la vuelta para enfrentarlo, pero justo antes sin que me diera tiempo de reaccionar mi padre me arrebató el móvil de las manos de un tirón.

-¿Me vas a contestar?- me recrimino con el ceño fruncido.

Si algo molestaba a mi padre era que nos metieramos en sus cosas. Siempre teníamos que llamar al menos dos veces a la puerta antes de entrar en su cuarto o esperar a que él nos abriera.

Nadie toca las cosas que tiene en su despacho, me acuerdo de una vez en concreto en la que era pequeña y necesitaba una grapadora para un trabajo del cole, así que entré en su despacho sin llamar y estuve literalmente dos semanas castigada sin poder jugar.

Y eso es poco en comparación con lo que se enfada cuando tocamos su preciado portátil.

En ese momento en el que mi padre me miraba como si se estuviera replanteando darme en adopción por haberle cogido el móvil sin permiso, agradecí internamente.

Tuve la suerte de que como justo iba a mirar el registro de llamadas lo único que se podía apreciar en el móvil era el fondo de pantalla.

Si se llega a enterar que le he revisado conversaciones tendría un grave problema.

Si algo se me daba bien en esta vida era mentir, así que hice mi mejor intento de improvisación.

-Oh, solo me di cuenta de que te habías dejado tu móvil y pensaba avisarte por si te hacía falta por temas de trabajo, como antes te levantaste y te vi hablar por teléfono...- Le dije encogiéndome de hombros y haciéndome la desinteresada intentado ocultar que estaba a punto de orinarme encima del susto.

Eso último de la llamada era mentira, obviamente, yo no le había visto hablar con nadie pero lo dejé caer para saber si realmente mi madre y él al final tuvieron esa conversación.

Mi padre me miró escéptico antes de hablar.

-Gracias, pero la próxima vez no toques mi móvil sin avisar.- uh, así que no lo niega, interesante.

No tiene porque ser nada importante o puede que incluso no lo negase solo por no darme detalles de su vida pero la duda estaba ahí.

-Vamos, Vía. - me llamó mi hermano ya que ellos estaban saliendo del restaurante y yo me había quedado parada de pie como una imbécil pensando.

Las señoras de al lado se me habían quedado viendo como si fuese una de las niñas del Resplandor.

Chismosas

Me moví rápido cogiendo mi chaqueta y los seguí.

*********

-Pues no está tan mal, solo parece que alguien te va a acuchillar en cuanto entres.- Dijo mi hermano cuando llegamos a la residencia y nos bajamos del coche para admirarla.

-No pienso entrar ahí, no quiero morir tan joven.- Comenté yo mirando con cara de desagrado el edificio que estaba frente a mi.

-No seáis tan exagerados, no está tan mal.- se quejó mi padre.

A decir verdad, puede que estuviésemos siendo un poco dramáticos ya que el edificio que teníamos enfrente tenía unas cinco plantas (o eso creía), se notaba que no era lo que se puede decir precisamente nuevo pero se veía que estaba cuidado, o eso esperaba, la perspectiva de morir aplastada como plastilina no era muy agradable.

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