9 Buscando pistas

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—Cuéntame la rutina de Daniel y la tuya.

Thiago tenía su mano detrás de la cabeza apoyada sobre el colchón mientras Taylor se acurrucaba en sus brazos.

Quizás no era la conversación más romántica del mundo, pero era la única que podrían tener si querían que la situación de Daniel cambiara. Además de que hablar acerca de lo que había sucedido todavía resultaba incómodo para ambos.

—Trabajo en el club de martes a domingo. Los lunes tengo mi descanso. El horario es de 21 a 5 de la mañana. Llego a casa y me acuesto. Normalmente me levanto cerca de las 10 de la mañana. Depende si debo hacer algún trámite o no.

—Duermes poco.

—Sufro de insomnio—confesó—. A pesar del cansancio se me hace imposible dormir muchas horas seguidas.

—¿Tienes insomnio hace mucho tiempo?

—Desde que llegamos a Nueva York.

—¿Dónde has vivido antes?

—Los Ángeles, pero...

—Pero ¿qué?

—Me separé de mi última pareja. Yo lo apreciaba mucho y cuando terminamos, necesitaba cambiar de lugar.

—¿Qué hay de tu hermano?

—Es como si fuera mi hijo, Thiago—afirmó con tristeza—. Tú lo conoces. Apenas puede valerse solo.

—¿Lo ha tratado algún profesional?

Taylor se removió entre las sábanas, el dolor llenando el ambiente. El mismo lugar donde había reinado una pasión desbordante.

—He logrado algunas consultas. Incluso comencé a darle un medicamento que lo ayudaba a frenar sus ataques de pánico y de ansiedad, sin embargo...

—¿Tiene efectos secundarios?

—No, es demasiado costoso y he iniciado la gestión para recibirlo en forma gratuita muchas veces, pero siempre falta algún maldito papel. El trámite queda trunco y vuelve a cero.

—¡Una mierda!

—Ni lo digas—replicó—. Suena difícil, imagina vivirlo.

Taylor le acarició los pectorales, haciendo círculos y dibujos con sus dedos.

—¿Cuánto tiempo pasa solo?

—Durante las noches—explicó—. No tengo forma de que alguien lo cuide. Apenas me alcanza para cubrir gastos. Contratar a alguien significaría dejar de pagar la renta y en unos meses estaríamos en la calle.

Thiago sentía un nudo en la garganta. Ni en un millón de años creyó posible encontrarse con Taylor de nuevo, y mucho menos que viviera con tantas carencias.

—Está tan cálido aquí—pronunció y Thiago movió sus brazos para envolverlo y calentarlo un poco más.

—Taylor.

—¿Qué?

—¿Estás tan segura de Daniel? —. Taylor frunció el ceño y sonrió con un dejo de confusión.

—¿Tan loco crees que está?

—No digo eso—replicó—. Pero si quizás salió mientras no estabas y comenzó a juntarse con alguien más y lo indujo a cometer el asesinato.

—¿Cómo quién?

—Es lo que trato de armar en mi cabeza.

—Estos bastardos tienen como vínculo fundamental pertenecer a Trinity. Por lo tanto, puede que, quien esté detrás de estos hechos, sea alguno de nuestros excompañeros.

Entre muertos T.JdP Libro 2 (Gay+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora