Treize

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Jeno corrió desesperado a preguntarles a todos lo que conocía si habían visto a Jaemin aquella mañana.

Incluso parecía que su elemento se había esfumado, porque no era la representación de tranquilidad en ningún aspecto.

Haechan no sabía nada.

Y Mark tampoco le había visto.

No pudo evitar quedarse en medio de la calle del día nublado, intentando no soltar ningún sollozo por la impotencia.

¿Había actuado muy tarde?

La rosa que tenía en el brazo se tiñó de un color anaranjado, pero él no se dio cuenta y continuó su búsqueda pidiendo que Renjun, el chico del conocimiento intelectual y de color crema, le llevara en su auto a todos los jardines públicos de la ciudad.

A Jeno le dolía el corazón.

No sabía por qué, pero presentía que una gran revelación venía a él.

Se paso toda la tarde buscando, y ya tenía los ojos hinchados y de un color púrpura horrible por el llanto que había soltado cada vez que su esperanza se apagaba al ver un jardín vacío.

Decidió volver a casa.

Se sentó en frente del piano y tocó la melodía más apasionada que podía.

Su piel de color azul pálido parecía brillar bajo la única luz que lo alumbraba.

Quería a Jaemin.

Quería al chico de la euforia que tanto le molestaba. 

Desearía haber actuado antes.

¿Y si Jaemin de verdad había desaparecido por su culpa?

Se vio obligado a gritar a los cuatro vientos entre lastimeros gemidos.

Yo necesito a Na Jaemin.

Yo necesito a Na Jaemin

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COLOURS (ADAPTACION) NOMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora