❝Hay una ciudad donde cada persona tiene un color especial y un significado propio.❞
Esta historia no me pertenece
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Jeno era el único que podía hacer dormir al pequeño bebé.
Como era el chico de la tranquilidad, bastaba con el toque de sus suaves y azuladas manos alrededor de su rostro y el pequeño ya estaba durmiendo.
Jaemin agradecía que se preocupara tanto, nunca había visto que Jeno sacrificara sus preciadas horas de sueño o incluso que compartiera su gusto por el piano con alguien que no fuera el propio chico de la euforia.
Jeno en la última semana, solía sentarse con el bebé frente al piano, tocaba alguna melodía simple con una de sus manos mientras mecía al niño de color verde, a lo que respondía con una sonrisa o simplemente se quedaba dormido.
Jaemin se encargaba de hacer crecer margaritas sobre la ropita menuda que tenían para el bebé y lo cuidaba cuando Jeno tenía que ir a trabajar.
A Jaemin le gustaba proyectar mariposas para el bebé, haciendo que riera y se mantuviera entretenido viendo las doradas mariposas en el aire que con el tiempo había perfeccionado.
Y ambos jóvenes no se esperaba que todos sus amigos llegaran con regalos para el pequeño.
Sin duda, nunca olvidarían todo lo que habían hecho por ellos. Incluso cuando Donghyuck intentó cambiar el pañal sucio del bebé, pero terminó con el rostro mojado de pis. Porque no sabía que primero tenía que abrigar bien al niño, el frío le había jugado en contra y Mark lo molestó durante una semana entera.
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