Capítulo 5

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Pablo abrió la puerta con cuidado para salir de su habitación y vio a Martín esperando en su puerta como si supiera que no le iban a hacer caso.

-¿A dónde vas?

-Quiero ir a hablar con Marizza hemos discutido y necesito aclarar lo que ha pasado. – Dijo finalmente Pablo.

-Me siento como si fuera un profesor de nuevo vigilándoos. –Suspiró Martin cansado. –Está bien, anda hablar con Marizza. Pero Pablo... Vos sabes que yo te quiero mucho, pero compórtate, ¿sí? –Por la mirada de él supo de que estaba hablando.

-No te preocupes, Martin. No va a ocurrir nada de lo que estás pensando.

-Está bien. Pero cuando termines de aclarar eso que tenéis que aclarar cada uno a su cama. ¿Me lo prometes?

-Sí. Gracias – dijo dirigiéndose hacia la habitación en la estaba su novia

La habitación era pequeña, la cama que estaba en el suelo contra la pared, estaba justo debajo de la ventana y la poca luz de la luna entraba a través de ella, pero a pesar de eso, pudo percibir su rostro lloroso. Marizza quien escuchó el crujir del sonido de la puerta, supo enseguida que era su novio y se giró dándole la espalda para que evitar que le viera.

-Marizza. –Susurró Pablo, al mismo tiempo que prendió la luz para poder tener una conversación con ella.

- ¿Qué haces acá? – Preguntó ella sin girarse y tratando de ocultar las lágrimas que estaban rodando por sus mejillas, mientras se convence una y otra vez de que ella no es linda y que su novio no la desea.

-Vengo a hablar con vos. –Admitió Pablo, acercándose a la cama y arrodillándose para estar a su altura.

-No quiero hablar. –Masculló Marizza con su voz ronca.

-Dale, Marizza, debemos que hablar. Dijimos que íbamos a ser sinceros y tener confianza para que nuestra pareja funcione. –Susurró Pablo llevando una mano hacia sus cabellos para tratar de acariciarla,

- ¿De qué quieres hablar? Es evidente lo que pasa... -Empezó a decir, mientras sintió que a cada palabra que decía el dolor era mayor.

- La verdad, Marizza no lo sé.

Con rapidez, Marizza se sentó en la cama y le miró. Pablo pudo ver sus ojos llorosos y el dolor en ellos. Verla así le destrozaba, y más cuando no llegaba a comprender porque estaba así le lastimaba a él también.

-¿No? ¿Seguro? Vos no me deseas, Pablo.

Pablo ahogó un "Qué" y se rio incrédulo por lo que acababa de escuchar, aunque parecía que ella realmente creía en sus palabras por como su rostro mostró una mueca de dolor.

-No sé porque estas de novio conmigo, Pablo. No me tocás, no te caliento. Solo nos besamos y cuando parece que va a más, me rechazás... Pero no debería sorprenderme, ya me lo dejaste claro el año pasado cuando me rechazaste y no quisiste curtir conmigo.

Pablo frunció el ceño recordando el video de Rocco y Marizza que le había hecho quedar como un boludo delante de todos.

-Marizza, no es así... -Empezó a decir Pablo pero sus palabras se quedaron en el aire cuando Marizza se levantó enfadada y dolida, sintiéndose cada vez peor.

- ¿No es así? ¿Cuántas minas te curtiste? Has sido el macho de Elite curtiéndote a tantas minas y no es así... ¿Por qué con Conchu sí y conmigo no? ¿O Paula o esas 50 minas? Admítelo. Yo no te caliento. Ellas son lindas, tienen más pechos que yo... son hermosas y yo no. No hace falta que digas nada más.

Marizza estaba empezando a llorar cada vez más fuerte y todas sus inseguridades empezaban a salir a flote a medida que hablaban. Pablo se puso en pie tratando de frenar la espiral en la que Marizza estaba metida.

Marizza & Pablo - Tercera temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora