Capítulo 9

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Marizza miraba el celular mientras sentía el impulso de creer en las palabras que esa mujer desconocida le había dicho. Pero por primera vez, siente más seguridad en lo que tiene con Pablo y lo que él siente por ella. No obstante, por un momento pensó en Manuel y Mia, quien parecía que se querían mucho pero después se acostó con Sabrina.

Pablo está a su lado, sin entender nada, ve que su novia está pensativa y le mira extrañada.

-Marizza, ¿Qué pasa? ¿Me estás asustando? ¿Quién era?

-No lo sé... -Responde Marizza centrando la mirada confusa en su novio -. Era una mina que me ha dicho que vos te estás tranzando a otras minas.

Marizza pudo ver como el rostro de Pablo le miro extrañado.

-¿Qué? –Preguntó Pablo incrédulo, mientras observaba a su novia. Y cuándo vio el rostro de Marizza sintió un puñal en el estómago-. Es mentira. No te lo creerás, ¿verdad? ¿Marizza?

Pablo pudo ver la desconfianza en ella y empezó a sentir el dolor por notar otra vez que ella no le creía.

- Seguís sin confiar en mí. –Afirmó él mostrando el dolor en sus palabras.

Pablo negó con la cabeza y empezando a caminar alejándose de ella. Esta demasiado lastimado.

-Pablo...

Ella tiene una lucha interna entre creer o no creer a Pablo. Y aunque una parte de ella confía en su novio, otra se deja llevar por sus inseguridades. A veces pensaba que ella solo era la figurita difícil y que cuando se cansará le dejaría, se iría con otras minas y se las tranzaría a todas.

Esa llamada había atacado directamente a la inseguridad de pleno. Pero, por otra parte, todo lo que han vivido en los últimos meses, le hacen pensar que eso es solo alguna mina que quiere separarlos e incluso, podría ser Sergio que haya contactado con alguien desde la cárcel. Incluso su intuición le dice que Pablo no le haría eso, la forma en que la mira y por cómo se comporta con ella, siente que jamás le haría nada así.

Por primera vez, ella elige confiar en su instinto y dejar los miedos al lado.

-Creo que será mejor que volvamos a Buenos Aires. –Dijo de repente, Pablo, quien estaba muy lastimado, por ver como su novia parecía creer otra vez a otras personas antes que a él.

Solo quería era irse a casa y ya no quería seguir estando con ella. Su gran día se había acabado.

-Para, Pablo. –Dijo Marizza, deteniendo los pasos de su novio.

-No quiero discutir Marizza, ¿sí? Te conozco, sé que, si vos crees eso, no voy a poder quitártelo de la cabeza. Así que seguí pensando que te pongo lo cuernos porque una persona que no sabemos ni quien es te ha lo ha dicho... Seguí sin confiar en mí. –Empezó a decir, Pablo entre dolido y enojado.

Caminó de camino al auto entre medio de la gente.

-Para, Pablo... Déjame hablar. –Dijo Marizza, moviéndose para ponerse enfrente de él y parando los pasos desesperados de su novio-. Te creo.

Pablo entrecerró los ojos y le miró sorprendido.

-¿De verdad? –Preguntó incrédulo.

-Sí, de verdad. Estoy un poco molesta por quien haya querido hacernos esto, y no te voy a negar que por un momento he dudado. Pero hay algo dentro de mí que me dice que vos no me harías eso.

-Jamás te pondré los cuernos. Te lo juro –Dijo Pablo, agarrando el rostro de su novia y besándola. - No haría nada que pudiera peligrar lo nuestro. –Susurró antes de abrazarla – Gracias por confiar en mí.

Marizza & Pablo - Tercera temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora