El anuncio de Franco y Sonia dejó la mesa en un silencio incómodo. Marizza parpadeó varias veces, intentando procesar lo que acababa de escuchar. ¿Su mamá y Franco... casándose? Aunque había sospechado que ese día llegaría, le resultaba difícil de aceptar. Un sentimiento extraño le invadió, algo en su interior aún guardaba la esperanza de que Sonia volviera con su papá, Martín. El único sonido que rompía el silencio era el de los cubiertos al detenerse sobre los platos.
—¿Qué? —exclamó Marizza, con los ojos muy abiertos. Franco, sonreía.
—Nos vamos a casar —repitió él. Sonia, por su parte, la miraba con cautela, anticipando su reacción.
Pablo, sentado a su lado, le apretó suavemente la mano. Sabía que no se esperaba esta noticia, y que le costaría digerirla.
—¿Y cuándo pensaban decírmelo? —preguntó Marizza con un tono mordaz, incapaz de contener el resentimiento que comenzaba a crecer en su interior.
—Marizza... —empezó Sonia, intentando mantener la calma—. No quería decírtelo hasta estar completamente segura. Hemos pensado mucho en esto.
—Qué sorpresa... —intervino Mia, aunque no sabía si le gustaba o no. -¿Y qué voy a ponerme? -. Su novio, Manuel, intentó suavizar el ambiente con una sonrisa incómoda, pero no logró disipar la tensión.
Hilda, siempre observadora, decidió intervenir.
—Es una noticia importante, querida. Sonia y Franco os merecéis ser felices —dijo con firmeza, intentando calmar los ánimos.
Las palabras de Hilda aliviaron un poco la tensión, pero Marizza aún sentía un nudo en el estómago. Pablo la miraba con atención, consciente de lo incómoda que estaba.
—Sí... felicidades —dijo Marizza en un susurro, haciendo un esfuerzo por sonreír mientras se levantaba para abrazar a su mamá y a Franco.
—Gracias, Marizza —respondió Franco, intentando suavizar el ambiente.
Pero, a pesar de la felicitación, Marizza no podía dejar de pensar en lo mucho que cambiarían sus vidas a partir de ahora.
*****
Más tarde, las tres hermanastras —Marizza, Mia y Luján— se reunieron en el jardín, alejadas del bullicio de la casa. Pablo y Manuel las observaban desde una distancia prudente. Marizza, aún molesta, se dejó caer en una silla, cruzando los brazos.
—No entiendo por qué estás tan enojada —dijo Mia, con aire de superioridad—. Es solo una boda, nada más.
—¿Solo una boda? —repitió Marizza, levantándose bruscamente—. ¡Se están casando de la nada, y nadie me lo dijo hasta ahora!
—Chicas, paren, no se peleen —intervino Luján, siempre intentando ser la voz de la razón—. Sabíamos que esto iba a pasar en algún momento. Ellos son felices juntos, y eso es lo que importa, ¿no?
Marizza la miró, sabiendo que Luján tenía razón, aunque no quisiera admitirlo.
—No es que no quiera apoyarlos —murmuró Marizza, volviendo a sentarse—, pero esto es raro. Franco no es mi papá, y ahora, de repente, esto...
—No tenés que verlo como si estuvieran reemplazando a tu papá —dijo Pablo, acercándose con las manos en los bolsillos—. Esto es algo que tu mamá quiere, y siempre dijiste que querías verla feliz.
Marizza lo miró y suspiró. Pablo siempre sabía cómo hacerla bajar un poco las defensas.
—Tenés razón —admitió finalmente, aunque aún no del todo convencida.
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Marizza & Pablo - Tercera temporada
Fanfiction¿Qué ocurrió tras el brindis con Marizza y Pablo? ¿Cómo fue su primera vez? ¿Siguieron juntos durante mucho tiempo?