Capítulo 8

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A la mañana siguiente, Pablo y Marizza se levantaron con prisa cuando Mora les picó a la puerta avisándoles de que iban a llegar tarde. Ambos se ducharon y después se dirigieron a la escuela. No tuvieron tiempo de hablar demasiado, ya que iban tarde. Ese año, ambos querían tomarse los estudios muy en serio para poder pasar la secundaria.

Mientras iban en auto, apenas intercambiaron palabras ya que iban hablando con Mora y de una nueva noticia del juicio de Sergio, últimamente estaba siendo noticias por las nuevas informaciones y porque en breve iba a ser el juicio donde finalmente se decidiría cuanto tiempo estaría preso.

En la escuela, las clases dieron su inicio, y los amigos de la pareja se sorprendieron de no verlos cuando la profesora de Literatura entró por la puerta.

-¿Dónde se metió Pablo? – Preguntó Guido a Tomás, éste se encogió de hombros dándose cuenta que Marizza tampoco estaba.

-Estará con Marizza. –Susurró Tomás y ambos pensaron en lo mismo.

A los 10 minutos de empezar la clase, Sofía, la nueva profesora de Literatura hablaba sobre la importancia del lazarillo de tormes. La gran mayoría de alumnos no estaban atendiendo, Guido ya estaba medio adormilado, Mia dibujaba en el cuaderno y se distraía con el celular enviando mensajes a Manuel. Felicitas se acariciaba la panza, y en el momento que la profe empezaba a dictar un nuevo episodio, fue irrumpida por la pareja, debidamente vestidos con el uniforme de la escuela.

-Perdona, profesora. –Se disculpó Pablo, mirando a su novia. –Había mucho tráfico.

La profe les miró y alzo las cejas incrédulas y negó.

-Sin excusas, tienen media falta. – Sentenció.

Pablo y Marizza compartieron una mirada de enojo, pero ninguno de los dos quería un enfrentamiento de nuevo con la profe. Marizza ya había sido expulsada por quejarse y no quería mas amonestaciones. Caminaron hasta sus asientos y empezaron a sacar el libro.

-¿Qué pasó? –Preguntó Tomas. Guido, quien se había despertado de su siesta, prestó atención a las palabras de sus amigos.

-Nos quedamos dormidos. –Contestó Pablo, sin darle mayor importancia. Abrió su carpeta y empezó a escribir, mientras sus amigos compartieron una mirada de complicidad.

-¿Entonces, ya pasó? ¿Ya curtieron? –Preguntó Guido con una sonrisa traviesa.

Pablo levantó la mirada primero hacia Marizza, para asegurarse que no había escuchado nada. Pero ella estaba inmersa en otra conversación con Luján.

-Shhh, cállate, boludo. –Mascullo Pablo con enojo, mirando a su amigo.

-Bustamante, encima que llega tarde se pone a hablar. –Sofia elevó la voz y le señaló. –La próxima vez va fuera.

Pablo negó con la cabeza, antes de dirigir una mirada a su novia quien le miró buscando su apoyó.

-Perdón, profesora.

****

Desde que había sonado el timbre, Pablo estaba lidiando con sus amigos que querían saber todo lo sucedido con Marizza. Por alguna razón, él se negaba y le molestaba tener que hablar a sus amigos sobre lo que sucedía con Marizza en la cama. A diferencia de otras conquistas, que no le importaba en absoluto, con ella era diferente y no sabía definir muy bien porqué.

-¡Son unos chusmas! – se quejó Pablo abriendo la puerta de la cafetería, al tiempo que se chocaba con un alumno que debía de ser de 1 o 2.

-Dale, somos tus amigos. –Suplicó Tomás, mientras se sentaron en la mesa del fondo.

Marizza & Pablo - Tercera temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora