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Faltaban pocos minutos para que fuesen las seis de la tarde, más la hora que le tomaba a Sasuke tomar el bus e ir a casa, estaría llegando aproximadamente a las siete de la noche a su casa. Su novio Naruto, con quien compartía un hogar desde hace un año en un pequeño apartamento en el norte de Konoha, la mayoría de las veces pasaba para recogerlo, pero el chico estaba demasiado cargado de trabajo por esos días y el menor sabía que no iría a buscarlo esta vez.
Por lo que apresuró su paso después de salir del edificio y caminó por las calles frías hasta el paradero. Cuando llegó su respectivo bus, subió, pasando el dinero al conductor.
Luego del largo trayecto, llegó a casa y se despojó de su ropa al instante para darse una ducha y colocarse una pijama que se basaba en una camisa liviana de tela azul y unos pantalones de estampado. Bajó hasta la primera planta e hizo algo de comer guardándole algo en el microondas a su novio.
Cuatro horas más tarde Naruto cruzó la puerta, logrando que el menor despegara los ojos de su computadora para recibirlo con una sonrisa desde el sofá donde se encontraba.
― Hola bebé. ― Saludó el rubio, acercándose para robarle un beso y sentarse a su lado. Sasuke correspondió gustoso. Se apresuró ayudarle a quitar su chaqueta, y mientras el mayor comía, Sasuke le quitaba los zapatos. ― ¿Cómo te ha ido hoy? ― preguntó con la boca llena de comida.
― Me ha ido bien, ya sabes, lo mismo de siempre. Sólo espero que pronto puedan ascenderme de puesto, nos sentaría bien ese dinero extra.
― ¿Para ir de vacaciones? ― Sasuke asintió sonriendo y se sentó en sus piernas, pasando un brazo por su cuello mientras el mayor terminaba de comer.
― Lo merecemos, ¿no crees? Estoy exhausto, necesito un descanso. ― Naruto asintió frotándole las piernas con cariño.
― Yo necesito un masaje, dattebayo. ― Sasuke rió mientras se levantaba de sus piernas y le extendió una mano.
― Vamos, tenemos que dormir... Se hace tarde y debes despertar a las cuatro de la mañana. ― Dijo. Naruto bufó, per aún así se levantó para tomar la mano de su novio y subir hasta la habitación que compartía con é, para luego dirigirse hacía el baño y darse una ducha rápida.
Sasuke se recostó en la cama boca abajo, aburrido y con una ganas tremendas de sentir la calidez del mayor, quién no llevaba mucho de haberse ido de su lado y ya lo quería de nuevo consigo.
Naruto salió del cuarto de baño con una toalla blanca alrededor de su cintura, y a Sasuke se le encendió una chispa de deseo cuando lo observó. No pasó por alto la forma de los músculos de su novio, como se le marcaban los abdominales cada vez que respiraba, como la toalla se pegaba a su piel húmeda, marcando sus glúteos y de paso otra cosa, mientras buscaba algún bóxer en el armario.
― Te ves muy sexy. ― Alagó con esa voz aireada que caracterizaba a Sasuke. El rubio sonrió, lamiendo sus labios sugerente, aunque opto por colocarse la prenda de todas formas.